
Inolvidable sabio con inteligencia y humildad
Obituario: Bruno García-Dobarco ·
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Obituario: Bruno García-Dobarco ·
Bruno García-Dobarco falleció el pasado 16 de octubre a los 45 años de edadJAIME MORENO
Martes, 3 de noviembre 2020, 10:08
Era septiembre de 2005. Fui a ver exámenes de la oposición al cuerpo diplomático. De repente irrumpió en la sala un tipo alto, corpulento, con unos pelos alborotados que se sentó delante de un tribunal de siete personas. Durante una hora dio una lección magistral de filosofía, de teoría política, de saber estar, de una madurez y una inteligencia desbordantes, de una templanza nunca vista en un opositor. Era tal la maestría de su charla que el tribunal tuvo que rendirse a sus pies y dedicarse a disfrutar de la inigualable oratoria de una persona a caballo entre la voz chillona de un chaval y la planta de un señor hecho y derecho. Al salir de ese examen corrí veloz a saludar a Bruno pero, como si de una estrella de rock, era tal la muchedumbre que se agolpó a la salida del aula para vitorearle y felicitarle por su magistral examen que no conseguí acercarme a él. Al final del proceso de oposición el tribunal le aupó al número uno en la fase final de la oposición a la carrera diplomática.
Tuve que esperar al día de nuestra presentación en la Escuela Diplomática, el 21 de diciembre de 2005, para conocer a Bruno en persona. Recuerdo que me acerqué a él y le dije lo fascinado que había quedado con su examen. Nos hicimos muy amigos. Bruno estaba muy ligado a Burgos, a La Rioja y a Madrid. En realidad, era una persona tan callejera que se hacía a cualquier ciudad y ambiente. Se conocía los nombres de todas las calles de cada ciudad en la que había vivido, conocía todos los bares, librerías, tiendas y recovecos más insospechados. Bruno era un intelectual, algo poco común en nuestra generación, desbordaba ingenio, simpatía y tenía una curiosidad infinita. Utilizaba su enorme sabiduría con una profunda inteligencia, sin humillar a nadie, todo lo contrario. Siempre fue amable con todo el mundo, escuchaba atentamente. La gente le apreciaba por sus excelsas cualidades.
Su carrera profesional fue breve pero sobresaliente. Vivió en Nairobi, en Polonia, en Cabo Verde, brevemente en Budapest y trabajo a las órdenes de tres de nuestros ministros. Todos sus jefes le elogiaban, era imposible no hacerlo. Bruno improvisaba unos discursos soberbios y tenía unos idiomas perfectos que había trabajado con ahínco.
Sentía un profundo orgullo de ser su amigo y de poder caminar a su lado, tal era la personalidad desbordante que tenía. El día que me dijo que le habían descubierto una enfermedad terrible me sentí noqueado y le abracé fuerte. Nunca pensé que se iría tan pronto. El hueco que ha dejado es un hondo vacío que nos hace sentir a todos profundamente tristes. Jamás te olvidaremos Bruno, vamos a mantener tu recuerdo vivo el resto de nuestros días.
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