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Domingo, 20 de octubre 2024
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Los dos hombres detenidos el pasado viernes por el asesinato de un hombre y una mujer en un antiguo cajero automático de Bankia en la calle San Millán de Logroño han ingresado este domingo en la cárcel después de declarar ante el juez de guardia.
Los arrestados, de 40 y 46 años, eran trasladados a prisión a primera hora de la tarde (15.30 horas), un centro que uno de ellos ya ha pisado, al menos, en una ocasión anterior. De hecho, los dos, según informó la Policía Nacional en una rueda de prensa que ofrecieron el pasado viernes nada más trascender lo ocurrido, tienen un amplio historial delictivo, sobre todo por delitos contra el patrimonio.
El jefe superior de Policía, Manuel Laguna, explicó entonces que los fallecidos, un hombre y una mujer, frecuentaban para dormir el local en el que fueron hallados sus cuerpos. No eran los únicos, también los detenidos eran habituales del cajero.
Todo comenzó con una llamada al 112 a las 00.45 horas. Un vecino de la zona alertaba del fuego originado en el antiguo cajero. El aviso bastó para que se activara el dispositivo habitual. Cuando los bomberos lograron apagar el fuego encontraron los cadáveres de un hombre y una mujer al fondo de lo que hace años había sido una sucursal bancaria por lo que se dio parte a la Policía Judicial, Homicidios, Policía Científica y al Juzgado de Guardia. Los cuerpos tenían evidentes signos de violencia, de ahí que la Policía Nacional inició una investigación a contrarreloj.
Unas horas después detenían a dos hombres en la misma calle San Millán y desde allí fueron trasladados a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía a la espera de ser puestos a disposición judicial. Para tratar de esclarecer lo sucedido, también se requirió la presencia de un equipo de la Comisaría General de Policía Científica de Madrid
Los vecinos de la zona, según contaron el viernes a este periódicos, veían desde hace un par de años a varias personas convivir en el local en condiciones insalubres. «No daban problemas en la calle, pero sí que escuchábamos constantes peleas y gritos», aseguraba la propietaria de uno de los locales aledaños, que también hablaba de la suciedad existente y de los malos olores. Según vecinos, ambos eran consumidores de drogas, aunque este punto no fue confirmado por la Policía Nacional.
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