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Las ciudades siempre han sufrido problemas estructurales como la contaminación, el reciclaje inadecuado y la falta de espacios verdes, a los que se han sumado en los últimos años el cambio climático y la generación de 'islas de calor', asuntos que en los últimos tiempos se han convertido en cuestiones a abordar y solucionar mediante planes que favorezcan las ciudades sostenibles y mejoren la calidad de vida y la salud de los ciudadanos. De hecho, la UE ha puesto de manifiesto estrategias basadas en la adaptación y la búsqueda de resiliencia, mediante las infraestructuras verdes.
¿Y cómo conseguirlo? Tal y como explica Susana Domínguez Lerena, directora del Máster en Ecología Urbana e Infraestructura Verde de UNIR, «hay muchos elementos que hacen que una ciudad pueda ser sostenible: que no sea una ciudad aislada, que esté conectada con su medio natural, con su entorno más inmediato y que, además, gestione sus elementos (parques, jardines, infraestructura verde, arbolado, incluso enfermedades y plagas) de una forma sostenible e integrada que contemple de manera global todos esos aspectos». También es importante «que tenga sistemas urbanos de drenaje sostenible con los que pueda funcionar mejor y elementos que lo ayuden como puede ser jardines pluviales, elementos que aumenten la infiltración, e incluso la precipitación dentro de las ciudades. Hay muchas formas de ser sostenible, pero debe ser de una forma global, con muchas acciones eficaces».
Todo ello cobra una importancia fundamental para el bienestar de los ciudadanos, ya que «verdaderamente hay una relación directa entre la la infraestructura verde y la salud». Advierte Susana Domínguez que «se consiguen generar elementos de salud, de fijación de CO2, de emisión de oxígeno, de fijación de contaminantes... elementos que ayudan a mejorar la salud física y psíquica de los ciudadanos. Está demostrado que existe una relación directa entre la salud mental y la presencia de arbolado, zonas verdes y naturaleza», añade.
En este sentido también se habla de los bosques urbanos, «es el elemento más importante porque es el que nos ayuda a conectarnos a la naturaleza dentro de las ciudades. Si tenemos un bosque urbano bien cuidado y bien gestionado, con un arbolado sano y con grandes copas, podemos obtener multitud de beneficios. La clave es gestionar bien la masa arbórea».
Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz Primeramente, se lleva a cabo la conectividad de espacios verdes alrededor de la ciudad que vertebran un sistema en red que interacciona con los elementos urbanos. Dentro de ellos, se llevan a cabo restauraciones, mejoras y soluciones basadas en la naturaleza que sirven para naturalizar la ciudad y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Plan Director de Infraestructura Verde de Zaragoza Creación de un conjunto de matrices territoriales (corredores, cuñas verdes, bosques islas, espacios agrícolas...) que se conectan entre sí y conforman una red de infraestructura verde del municipio.
Parque de La Marjal de Alicante Esta infraestructura, que combina resiliencia urbana y biodiversidad, puede recoger hasta 45 millones de litros de aguas pluviales. Es un modelo de eficiencia en la lucha contra las consecuencias del cambio climático en las ciudades.
La pregunta clave es, entonces, cómo se diseña una ciudad verde. «Las ciudades no son únicamente entes aislados, una ciudad verde se tiene que diseñar desde el punto de vista genérico, de lo que representa dentro del territorio, no solamente mirando los espacios urbanos, sino también los periurbanos y teniendo en cuenta la conectividad con otros territorios y ciudades cercanas».
La tecnología ayuda a gestionar mejor las infraestructuras verdes. A través de sistemas de información geográfica se puede detectar dónde están los problemas y ayudar en la propia gestión al saber cuáles son los puntos críticos de las ciudades. «Es posible conocer a través de sensorización y de parámetros dónde generar espacios verdes y también podemos conocer los puntos en los que necesitamos más masa verde porque hay más concentración de CO2 o hay una temperatura más elevada».
Susana Domínguez Lerena
Directora del Máster en Ecología Urbana e Infraestructura Verde
Para llevar a cabo estos proyectos que conlleven una sostenibilidad y una mejora del elemento verde es fundamental la participación ciudadana y así se promueve desde Europa. «El ciudadano se lo tiene que creer. No se puede imponer desde arriba. Uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad es la participación social y el mantenimiento de este proyecto gracias a que la gente está de acuerdo con ello».
En su opinión, es fundamental la educación «porque la gente está acostumbrada a un tipo de ciudad mucho menos participativa, más aislada y más artificial y hay que concienciar a los ciudadanos para que se den cuenta de que tenemos que ir a una ciudad más sana, más verde, más participativa, que va a implicar más trabajo para el ciudadano, pero también se va a sentir más a gusto. Todos tenemos que cambiar de mentalidad. Es un proceso, pero no queda otra».
El Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España concedió a Logroño 6,5 millones de euros para financiar nueve de sus proyectos en el ámbito de la movilidad, dentro de la convocatoria de ayudas para la implantación de las zonas de bajas emisiones y transformación digital en municipios de más de 50.000 habitantes.
La capital riojana es, en palabras del alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, «una ciudad bien ordenada y planificada. Es densa, compacta, eficiente, cohesionada socialmente, donde todo está cerca». En definitiva, «es una ciudad a escala humana con un buen vivir y convivir». Hermoso explica que la ciudad «obliga a políticas públicas que pongan en el centro el bienestar del peatón y no tanto el fluir del vehículo, que deben alentar la movilidad sostenible: caminar, ir en bici y utilizar más el transporte público».
El alcalde considera que caminar hacia la Capitalidad Verde Europea como reto y objetivo supone «integrar políticas municipales para mejorar la eficiencia energética (alumbrado), reducir ruidos, contaminación, atropellos, aumentar la biodiversidad, favorecer la calidad del agua y del aire, incrementar nuestro arbolado...». Así, el crecimiento sostenible «nos obliga a pensar en un nuevo Plan General Municipal que permita crecer hacia dentro regenerando barrios y completando otros y seguir manteniendo nuestro equilibrio entre zona urbana y zona rural conservando huerta y paisaje del viñedo».
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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