Influencers riojanas: contenido con poder

Las mujeres son protagonistas claras de las redes sociales. Según un estudio realizado en 2022 por Personality Media, el 94% de las mujeres siguen a influencers en redes sociales. Y no solo eso, sino que también son más las creadoras de contenido que los creadores.

Esto tiene su parte positiva, pues supone un gran escaparate para la reivindicación, la naturalización del cuerpo de la mujer y la ruptura con esos tabúes que han perseguido a la mujer como pueden ser la menstruación o la menopausia. Pero a mayor presencia, también mayor acoso y más presión social.

Según el estudio 'Mujeres jóvenes y acoso en redes sociales' del ministerio de Igualdad, el 80% de las mujeres ha sufrido alguna situación de acoso en redes sociales. Algo que en el caso de las influencers se acrecienta.

Las cuatro protagonistas de este reportaje, a pesar de dedicarse a campos tan diferentes entre sí como el deporte, la agricultura, la educación y el estilo de vida, sí que coinciden en que a pesar de los aspectos negativos que puedan tener, las redes sociales son sin duda un magnífico escaparate para dar voz a la mujer y sus reivindicaciones. Y todas coinciden también en que esa voz puede ayudar a terminar con determinadas presiones que sufren ellas y que ellos no tienen que padecer, como puede tener canas, su peso o incluso cómo gestionan su maternidad.

«Una parte de la lucha que hemos hecho las mujeres que estamos en redes sociales tiene que ver con normalizar y no esconder. Como ejemplo, cuando tuve a mi niña, al poco de empezar en redes, tuve que darle el biberón y en cuanto salía un biberón en la imagen lo pasaba fatal. Era juzgar por juzgar. Ahora no hay tanto. Hay más respeto y más sororidad», explica la najerina Olga García Ojeda, autora de @vivircongusto, una cuenta que solo en Instagram tiene más de 160.000 seguidores.

Como otro gran aspecto positivo, Olga destaca que las redes sociales son uno de esos terrenos «en los que las mujeres rompemos ese techo de cristal. Trabajamos más, se nos busca más y estamos más valoradas». Y no solo entre quienes llevan las cuentas, sino en todas esas compañías dedicadas al marketing y la comunicación, donde la gran mayoría son mujeres.

Algo que también defiende Belén Losada, cuya cuenta @belenlosalvador llega a más de 92.000 personas: «En otras profesiones queda mucho trabajo por recorrer para lograr la igualdad, pero en las redes sociales, incluso somos más poderosas que ellos».

La superficialidad que indudablemente acompaña al mundo de las redes sociales, con los filtros y la perfección como banderas, cada vez se ve más atacada por la tendencia a normalizar cosas como tener canas, celulitis o barriga. «A fuerza de que muchas salgamos diciendo que es normal tener barriga, se verá como normal», explica Olga.

Y no solo hay machismo por parte de quienes usan las redes, sino que el propio algoritmo lo es. Un ejemplo claro es lo que le pasó a Olga con su hija, cuya foto sin la parte de arriba del bikini con tres años supuso la ocultación de su cuenta, con el perjuicio que eso supone. Algo que no hubiera ocurrido si el protagonista hubiera sido su hijo. «Ambos tienen cuerpos de tres años. No se debería diferenciar entre cuerpos de hombres y mujeres a una edad tan temprana», añade.

«Las mujeres y los hombres tenemos una forma de vivir y ver las cosas de forma diferente. Las redes sociales ayudan a encontrar a otro ser que sea parecido a nosotros y nos identifiquemos con sus problemas e inquietudes. Es importante buscar formas de crear empatía y conexión», explica Mylena Ferreira, una brasileña residente en Logroño cuya cuenta @huertox dedicada al cuidado de su huerto tiene más de 20.000 seguidores solo en Instagram. Mylena destaca la capacidad comunicativa de las mujeres: «Lo que yo veo es que los hombres tienen un objetivo más empresarial. Comparten menos sobre sus vidas y preocupaciones».

En su caso, esa parte negativa de las redes que implica el odio o el machismo no lo sufre tanto. Más bien todo lo contrario, pues supone un punto de encuentro, consuelo y consejo para quienes también tienen un huerto y se encuentran con dificultades. Pero sí que en la vida real lo vive en parte: «Ten en cuenta que casi todos los que rodean mi huerto son hombres mayores y me ven a mí, con la mitad de edad que ellos, mujer y cultivando de una forma diferente... pues no pueden evitar decirme que algo no se hace así y que lo estoy haciendo mal. Pero yo siempre soy educada y les digo que tomo nota del consejo». Algo que defiende también Belén: «No es nada malo tener haters ya que desde la educación, pueden ayudarnos y darnos ideas, o puntos de vista que nos pueden ayudar».

También para Mylena las redes sociales suponen un altavoz. «Si una mujer que ha sufrido un maltrato lo cuenta y explica cómo ha salido de ahí, puede ayudar a otras a conseguirlo», añade.

Los perfiles dedicados a la salud y el deporte gestionados por mujeres son sin duda otro de los grandes filones de las redes sociales. «No sé si es por nuestra capacidad de comunicar, pero sí que siento que la mujer está mucho más presente en redes sociales», explica la alfareña Elisa Riveres, con casi 12.000 seguidores en Instagram (@elisariveres). «La mujer es más multitarea y en redes vemos mucho esa mujer líder que puede con todo. Hasta ahora esa mujer de éxito solo parecía ser la megaempresaria directiva, pero estamos viendo que hay muchas emprendedoras que pueden servir de ejemplo a otras mujeres que quieren seguir el mismo camino», agrega.

Esta entrenadora también ve que esa superficialidad y esa presión que existen en redes sociales respecto al físico de las mujeres está cambiando: «Cada vez vemos a más creadoras mostrando cuerpos reales. Unas por convicción y otras porque son conscientes de que es algo que ahora llega mucho. En todo caso, es algo positivo. Ya no solo vende lo perfecto. Hay una relajación». A la hora de crear contenido, no niega que aunque el deporte es algo para todos, sí que la mujer cuenta con campos más específicos como el embarazo o el postparto en los que poder trabajar.

Las cuatro coinciden en el poder que la mujer ha alcanzado en redes sociales y en la sororidad que, cada vez más, observan entre sus seguidoras.

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