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La alta inflación ha retraído el consumo hasta el punto de que el comercio minorista de La Rioja lleva acumulados ya cinco meses consecutivos perdiendo ventas en tasa interanual. Al principio de la crisis de precios, los consumidores riojanos tiraron del ahorro embolsado, pero dado ... que la tensión inflacionista persiste y su moderación es todavía insuficiente, han optado por la cautela frenando las compras.
Según la estadística del INE, las cifras de negocio del comercio minorista se mantuvieron en tasas positivas de crecimiento durante los meses de abril y mayo, con subidas del 4,8% y del 2,3%, respectivamente, sobre los mismos meses de 2021. Lo curioso es que en abril y mayo la inflación ya galopaba fuerte, con ratios que rondaban el 9%.
La explicación a que el consumo no sucumbiese entonces es que los ciudadanos tiraron del ahorro (buena parte de él generado durante la pandemia por las restricciones de movilidad), quizás con el pensamiento de que los precios cederían en su alocada carrera alcista.
Sin embargo, la realidad fue bien distinta: la inflación continuó marcando récords históricos con tasas a doble dígito en la comunidad, como ocurrió en los meses de junio (10,6%), julio (11,7%) y agosto (11,4%). Es verdad que a partir de septiembre (9,7%), la ratio bajó del 10% y que este descenso se acentuó en octubre (7,6%) gracias al efecto 'calmante' de las medidas adoptadas sobre los precios energéticos. Sin embargo, la sensación que parece haber cundido entre los ciudadanos es que la crisis de precios se mantiene y, lo que es peor, sin un horizonte temporal claro de cuando remitirá.
Ante ese contexto, los datos del INE certifican que los consumidores han dado un vuelco a la estrategia que siguieron en primavera y han optado por la prudencia. Prueba de ello es la caída de la cifra de negocios del comercio minorista, que desde junio suma cinco meses consecutivos de retrocesos. El peor de ellos, julio, con un desplome de las ventas 7,7%. Octubre, sin embargo, contuvo el descenso, aunque aún cerró en negativo, con el -1,5%. Fue la tercera mayor bajada por comunidades tras las anotadas por Castilla-La Mancha (-3,2%) y Asturias (-2%).
El comercio tiene puestos sus ojos en la recta final del año. Sobre todo en la Navidad, campaña que suele generar de promedio el 20% del negocio de cada ejercicio, aunque en los casos de las jugueterías y de las perfumerías esta ratio es mucho más elevada y las navidades son sus épocas de mayor facturación.
Por su parte, el textil también observa con alivio el tránsito de la climatología hacia parámetros más acordes con las fechas del calendario. No en vano, buena parte del otoño se ha caracterizado en la comunidad por temperaturas templadas y la ventas de ropa de abrigo también se han retrasado.
Con todo, el problema principal para que el sector recupere la normalidad es meter en cintura los precios. Y eso es otro cantar, porque la espiral inflacionista todavía está lejos de perder fuerza ya que ha calado de forma profunda en la economía. Prueba de ello es la inflación subyacente, la que elimina los precios de los productos más volátiles como los alimentos sin elaborar y la energía: está en el 6,7% (último dato publicado correspondiente a octubre) y su evolución descendente es mucho más lenta que la que protagoniza el PC general.
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