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Los usuarios del CRMF del Imserso en Lardero han criticado un nuevo inconveniente que se suma a los ya conocidos, como fueron la falta de cobertura en riesgos laborales y mantenimiento que retrasó una semana la apertura. «El miércoles 13 de septiembre la dirección comunicó a los usuarios que el centro cerrará los fines de semana por falta de servicio de vigilancia, por lo que tenemos que abandonarlo, decisión que nos ha perjudicado al no informarnos con la debida antelación», exponen los usuarios, que tuvieron que adquirir billetes de regreso a sus casas, pues muchos residen fuera, o alquilar alojamientos para los fines de semana. Pero a primera hora de la mañana de ayer cambiaron las tornas. «El centro va a continuar abierto los fines de semana porque –dicen– la Policía Local y la Guardia Civil van a estar continuamente pasando», explica Víctor Pérez, usuario del CRMF, quien, en nombre de sus compañeros, alerta de «una situación de incertidumbre continua» que les perjudica y daña.
«Estamos desde mayo sin vigilante y el centro no se ha abierto correctamente en septiembre. Un compañero ha tenido que pagar 280 euros de un alquiler de un piso porque no tiene disponibilidad para regresar en tren a Zaragoza. Y a mí, que soy de Benidorm, si me hubieran avisado, no hubiese venido hasta después de San Mateo. Otra compañera se fue ayer de vuelta a Jaén, otro hoy a Madrid...», describe Víctor Pérez.
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«Como no hay vigilancia, el director comunicó que el centro cerraría los fines de semana y todos los que hemos venido nos tendríamos que volver a casa. Hay otro usuario que estudia fuera un grado superior en un instituto y si falta por las tardes pierde la plaza. No entendemos la poca empatía del director, aunque sabemos que el problema viene desde el Imserso», reconoce Víctor Pérez. «Yo me puedo quedar porque soy muy independiente, tengo una discapacidad del 36% y me puedo quedar en casa de una amiga, pero al compañero no le devuelven los 280 euros. El daño ya está hecho».
Dylan Hernández
23 años
Víctor Pérez
44 años
Dylan Hernández, de 23 años, es ese compañero zaragozano, quien debido a su discapacidad necesita una plaza específica en el tren para poder viajar y está muy solicitada. «Como no pude contratar la plaza para regresar a casa, tuve que contratar a todo correr un apartamento pagando por adelantado un dinero que nadie me va a devolver», relata Dylan, cuya pareja se desplazará a Logroño para ayudarle.
Adrián Ferrer, de 27 años, procedente de Binéfar, cuenta que había decidido regresar a casa los fines de semana. «No me puedo quedar aquí porque lo que tengo de pensión no me da para pasar todo el fin de semana», lamenta Adrián. Y el caso de David Galindo, oscense de 23 años, aunque no sea el más grave, sí es significativo. «A mí me gusta salir por la noche y ahora no puedo porque, como no hay vigilancia, se cierra a las 22.00 horas (antes era a las 00.00). Me gusta salir a ver las estrellas y ahora no puedo», lamenta resignado David.
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Alberto Gil | Logroño
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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