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El dios de la economía ha hecho coincidir la presentación del Presupuesto de La Rioja del año 2020, el primero con el sello de Concha Andreu, con la gira de presentación de su último libro que protagoniza el economista francés Thomas Piketty ... , cuya controvertida obra reciente reflexiona sobre el concepto de propiedad en la actual coyuntura globalizada. Sobre esa idea fuerza percuten otros conceptos muy caros al debate económico histórico, como la noción de fiscalidad. Qué divertido le resultaría a Piketty asistir al pleno del Parlamento donde se dilucide la aprobación del proyecto que incluye un alza impositiva para las rentas más altas de la región. Tan divertido como el debate que en la última sesión plenaria concitó las enfrentadas opiniones del propio González, su alter ego del PP (el exconsejero del ramo, Alfonso Domínguez) y Henar Moreno, la diputada de IU convertida en guardián de las esencias de la izquierda riojana. Fue un buen debate, un oasis dentro del páramo parlamentario. Un buen debate, aunque tal vez anticuado. Un buen debate para haberlo sostenido hace unos 30 años. Cuando el Muro de Berlín parecía destinado a durar una eternidad.
Porque mientras Piketty plantea que la conversación actual, bajo la esperanza de dotar de una salud superior a nuestra desnortada civilización, debe plantearse en el reparto no tanto de la riqueza (superando por lo tanto el viejo marco teórico consagrado por Marx y sus epígonos) como de la propiedad, la parlamentaria de IU prefiere no darse por enterada: su discurso, defendido con solvente vehemencia desde el atril, reivindica una distribución más equitativa de la fiscalidad, amparándose en el topicazo de que paguen más los que más tienen. Ese lugar común que siempre aparece, que cuenta con algún sentido vista la desigualdad creciente... que no es sin embargo tan aparatosa como en las décadas precedentes. ¿Qué vigencia mantiene un mensaje cuyos autores se molestan cuando desde la oposición les llaman comunistas, cosa que por cierto tiene la virtud de ser verdad? ¿Cuál es el modelo de sociedad que proponen los herederos de La Pasionaria y demás reliquias? Se ignora. Aunque, gran paradoja, se deduce que el PC de hoy se siente a gusto bajo la etiqueta de la socialdemocracia. Su antigua y odiada rival.
Hablando de solvencia: también Domínguez se comportó con el rigor habitual cuando defendió el punto de vista de la derecha riojana (mejor dicho, de una de las tres derechas) con otra serie de argumentos tan vistos como superados por el paso de los tiempos. ¿Tiene sentido sostener que la mejor política tributaria es la que no existe? ¿Se recauda de verdad más cuanto menor es la fiscalidad que se ejerce sobre el contribuyente? ¿Y el reparto subsiguiente será igual de equitativo? Más preguntas. Por ejemplo, cómo se sostiene la doctrina liberal en una sociedad tan subsidiada como la española, con especial incidencia en el caso de las autonomías, donde derechas e izquierdas han creado el monstruo de la subvención infinita, a quien se rinden tributos diarios y tan difícil parece desmontar.
Ese debate no despejó ninguna de estas dudas, el mismo triste destino que amenaza a la sesión que servirá para discutir sobre el Presupuesto. Pero esa sesión al menos ayudó a que creciera el club de fans del consejero González. Porque bajo la apariencia de sabio distraído, se esconde un francotirador. Que dispara sus dardos con una sonrisa tan efectiva como sus dianas, como el político que en realidad es, aunque se disfrace de alto funcionario que se encarga de la Hacienda riojana porque no había nadie más disponible. Porque alguien tenía que hacerlo. Camuflado como un bondadoso jubilado, González se sabe muy bien la lección: dice sólo lo que quiere decir y se encoge de hombros si le meten el dedo en el ojo. Una pena. Porque así nos quedamos sin saber su opinión respecto a perlas como la que había soltado en comisión la diputada Moreno. Atentos: «Vamos a penalizar o a confiscar parte de sus recursos a los más ricos de nuestra comunidad». La parlamentaria de IU, puesto que por razón de edad no pudo asaltar el Palacio de Invierno, se conforma hoy con conquistar el Palacete...
Aunque en esa carrera para ver quién suelta la mayor barbaridad, tiene compañía: la diputada Belinda León, en nombre de Ciudadanos y de los principios del liberalismo (sic) exigió que Educación pague a las familias que envían a sus hijos a la red escolar privada el cheque del Bachillerato. ¡Pobre Karl Popper! También a Piketty estas y otras ocurrencias le hubieran tal vez alarmado. O hubiera asentido en señal de conformidad, con una sonrisa conmiserativa, porque hubiera detectado esa clase de señales de que necesitamos como nunca una genuina reflexión sobre fiscalidad e ideología, que trascienda el universo de los datos. El territorio de los fríos números que domina el debate presupuestario o una escalofriante revelación reciente: según el Banco de España, las ayudas a la banca (cuando el PP se volvió socialdemócrata) ascienden a 65.725 millones de euros: sólo se han recuperado 5.225.
La prosa de los días, el auténtico crepúsculo de las ideologías.
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