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Charo Causera (47 años) se considera afortunada. Es una de esas mujeres que engrosan la lista de las que encontraron trabajo en plena crisis. No fue fácil, pero su espíritu infatigable le hizo no cejar en el intento y aunque no sabía nada de ... cocina consiguió un puesto en uno de los restaurantes referentes de Calahorra. Muchas, como ella, también tuvieron que lanzarse al mercado laboral en años complicados por diferentes motivos: la mayoría porque sus maridos habían perdido el empleo y otras, por colaborar en la economía familiar.
De joven, Charo había trabajado en una panadería pero lo dejó cuando nacieron sus dos hijas. La conciliación cuando no tienes ni madre ni suegra que te echen una mano es casi imposible y decidió quedarse en casa a cuidar de ellas. El tiempo pasó, las hijas se hicieron mayores y cada vez más independientes, pero los gastos crecieron al mismo ritmo que ellas. Cuando Eva, la pequeña, estaba a punto de hacer primero de la ESO, Charo decidió volver al mercado laboral. Era el momento.
«Es imposible pensar en pagar dos carreras universitarias con un solo sueldo, hasta con dos resulta complicado y te tienes que quitar de muchas cosas», explica. Sus hijas iban subiendo de curso y parecía que las dos tenían intención de estudiar fuera. Ponerse a trabajar fue una obligación de la que nunca se arrepentirá: «Es la mejor herencia que puedes dejarle a tus hijos». Ahora su hija mayor estudia en Andalucía y la pequeña empezará Periodismo en Madrid en septiembre. «Son muchos los gastos que generan y mi sueldo va casi de forma íntegra a pagar sus estudios y su manutención; si yo no trabajase sería imposible haberles dado la oportunidad de estudiar», comenta.
Hace casi siete años, cuando todo el mundo comenzaba a perder su puesto de trabajo por la crisis en la que estaba sumergido el país, en el restaurante Mateo, de Calahorra, la ayudante de cocina estaba a punto de jubilarse y buscaban a alguien que la reemplazase. «Estuve unos meses aprendiendo de ella porque nunca había trabajado en una cocina», recuerda.
Poco a poco se fue haciendo con los horarios y con la manera de trabajar y de colaborar en las tareas de la cocina. Ahora se desenvuelve con maestría y está «encantada» con su empleo. «Creo que la hostelería es un sector en el que se sigue creando trabajo y es bastante estable, al menos en esta zona», apunta.
Dudas iniciales
Charo confiesa que se inicialmente planteó «la posibilidad de trabajar en una fábrica» pero finalmente resolvió que la opción del restaurante «era mucho mejor, porque aquí estamos como en familia y si un día hay un problema de horarios puedes hablarlo directamente con el jefe y no pasa nada».
Esta calagurritana reconoce que «volver al mercado laboral cuesta teniendo en cuenta, sobre todo, que yo ya tenía una edad en la que es complicado encontrar trabajo». Ahora está tan «feliz» que no lo dejaría «por nada en el mundo». «Somos muchas las mujeres que hemos tenido que volver al trabajo o empezar a trabajar con la crisis porque está claro -enfatiza- que cada vez es más complicado sacar adelante una familia si sólo entra en casa un único sueldo».
El día a día de Charo es «ir corriendo de casa al trabajo y de allí a ayudar a casa de mi padre» . «Pero -matiza-, me siento una persona afortunada». Ella es una de las muchas mujeres que pueden decir que encontró un trabajo en mitad de la crisis.
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