El imparable crecimiento de las piscinas
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La Rioja registra 5.168 instalaciones acuáticas al aire libre y otras 174 cubiertas de las que solo un centenar son de uso públicoLa piscina hasta hace pocas décadas resultaba un lujo al alcance de muy pocos. Eran tiempos de combatir el calor en instalaciones públicas o privadas donde buscar sombra y chapuzones para sobrellevar el verano. Sin embargo, con el 'boom' de la construcción en los años ... 90 estas instalaciones acuáticas se convirtieron en un reclamo, un añadido para los proyectos arquitectónicos y, como no, un sinónimo de estatus social.
Los nuevos barrios se fueron poblando de urbanizaciones que abrazaban un espacio común (preferiblemente con zona verde, aunque en ocasiones simplemente de pavimento) en el que la piscina se erigía como corazón y punto de encuentro del vecindario. De la misma forma, las fincas rurales comenzaron a añadir metros a las casetas de aperos hasta dibujar chalés y convirtieron piletas de riego en improvisadas zonas de baño o, directamente, se construyeron auténticas piscinas con todos los lujos.
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Ese cambio urbanístico, pero también económico y social, se percibe en las estadísticas del Catastro que, en 2024, contabilizan 5.168 instalaciones al aire libre y otras 174 cubiertas, que van desde las más grandes (por ejemplo, Las Norias alberga más de 7.000 metros cuadrados de lámina de agua a las más pequeñas). Hace solo dos años, los vasos descubiertos eran 150 menos. Con estos datos, por cada 60,6 riojanos hay una instalación dispuesta para los chapuzones.
De ellas, 'solo' 109 son públicas, mientras que el resto bien pertenece a comunidades de vecinos o a particulares y se rigen por distintos reglamentos.
Es la capital, con 535 al aire libre, la localidad que más posibilidades ofrece en este aspecto. Muy cerca se sitúan municipios del entorno urbano, como Lardero, que reúne 486; Albelda, con 374; Villamediana, con 302, o Nalda (230), claros ejemplos de crecimiento urbanístico (bien en unifamiliares, bien en residenciales) en los que la piscina fue uno de los alicientes para el comprador. Pero también de pueblos con tradición agrícola que ha ido 'modernizando' los usos del suelo rústico, en demasiadas ocasiones incurriendo en ilegalidades.
En La Rioja Baja, Calahorra cuenta con 437 piletas notificadas, mientras que Arnedo suma 299 y Alfaro, 161. La comparación de estos dos municipios demuestra que por cada 57 alfareños hay una piscina al aire libre disponible, mientras que en el caso de los arnedanos esta cifra se reduce a 49. Curiosamente, en Arnedo se han vivido años convulsos por el desarrollo de casillas que, a vista de dron, han convertido la vega del Cidacos en una sucesión de puntitos azules.
En La Rioja Alta, la dinámica de la población explica los dos primeros puestos del ránking de localidad con más zonas para el baño al aire libre: Haro, con 119 y Santo Domingo, con 102. Sin embargo, Casalarreina (90 piscinas registradas por el Catastro) supera las 76 de Nájera, que en población es casi ocho veces superior. Aquí el efecto veraneante, con la profusión de urbanizaciones y unifamiliares, se convierte en protagonista. Lo mismo sucede en el caso de otras pequeñas localidades que llenan en verano sus numerosas segundas residencias. Tal vez los más significativos son Ollauri, con 43 piscinas para poco más de 300 habitantes o Anguciana, con 43 para 435 vecinos censados.
En la división número de piscina por habitante censado sobresalen las particularidades de Torremontalbo: tres vasos para ocho vecinos. Entre el resto sobresalen Tricio (5,23 piscinas por vecino), el ya citado Nalda (5,77) o Cihuri (6,08).
Las del Catastro son las cifras oficiales. En La Rioja existen más recursos para el baño, pero la picaresca está llegando a su fin. ¿Por qué el Catastro tiene tanto interés en controlar las piscinas? La razón es sencilla: porque estas instalaciones también pagan. Desde hace años, la Agencia Tributaria lleva a cabo un exhaustivo recuento de estas infraestructuras (con sanciones incluidas en caso de regularización) porque contar con piscina modifica el valor catastral de la propiedad y de la vivienda. En consecuencia, el Impuesto de Bienes Inmuebles a abonar debe ser mayor.
Y en ese afán se descubren algunas curiosidades difíciles de explicar, como que en Baños de Río Tobía se contabilicen 23 instalaciones cubiertas (más que las 14 de Logroño). Desde el Ayuntamiento bañejo se señala que es «imposible» esa cantidad, aunque reconocen que hay algunas. Pero el Catastro así lo contempla y contabiliza.
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