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La celebración en Logroño del XVII encuentro de la Red de Coordinadoras Autonómicas de ONG de Desarrollo, que representan a más de 600 organizaciones, ha servido para revitalizar las reivindicaciones de un sector siempre necesario. El anfitrión de la cita como presidente de la Condcar, ... Jorge Aldao, llama a no bajar la guardia por parte de la sociedad ni las administraciones.
– ¿Cuál es el estado de salud de cooperación en La Rioja?
– La nuestra fue de las regiones donde la cooperación emergió con mucho ímpetu en los 90 a través del movimiento social. Hoy es una política asentada y va en paralelo a la reivindicación de que el 0,7% del presupuesto se destine a este fin. Aunque ha sido una decisión costosa, hemos conseguido un acuerdo de todos los grupos políticos en el Parlamento para aceptar que las Cuentas alcancen paulatinamente ese objetivo hasta 2026.
– ¿Varía esa intención según el color político de cada Gobierno?
– Lo que observa la Coordinadora hasta ahora es que hay un compromiso independientemente de los cambios, pero también es cierto que vemos cómo el término 'cooperación' se está difuminando a título nominativo. Ha pasado de depender administrativamente de Presidencia a ir desapareciendo de la nomenclatura, y eso es un indicador negativo porque lo que se nombra pierde valor. Que tras la últimas elecciones dependa de la Consejería de Cultura, como en la anterior lo hizo de Igualdad, carece de hilazón. También debo decir que hemos comprobado de forma muy positiva que la interlocución con el subdirector general responsable del área es absolutamente accesible y su compromiso firme.
– ¿Cómo observan la posibilidad de que fuerzas políticas con escasa sensibilidad hacia la cooperación o directamente en contra puedan llegar al poder?
– Hay coordinadoras autonómicas que constatan un recorte brutal. Otras, como la de Castilla y León, relatan sin embargo que de momento los compromisos adquiridos se mantienen. Percibimos una cierta amenaza, pero también es cierto que las personas pesan a veces mucho más que el color político y lo que resulta vital es quién dirige personalmente cada departamento.
– Gaza, Ucrania, tantos países subdesarrollados... La cooperación no pierde vigencia.
– Es esencial porque no busca un rédito económico, sino la mejora a nivel global de sociedades y pueblos. En un contexto absolutamente degradado en el que el derecho internacional está siendo castigado en tantas partes del mundo es crucial una implicación del resto de los países.
– ¿Una implicación puntual u otra prolongada en el tiempo?
– En el caso de guerras, conflictos o desastres climáticos hablamos de ayudas de emergencia; luego, cuando la situación se ordena, es momento de otro tipo de cooperación. Son dos líneas que pueden ir paralelas o no. En cualquier caso, entre muchas personas hay una idea muy anticuada y caduca de cómo funciona y qué es la cooperación que debe superarse. Parte de la ciudadanía piensa que consiste simplemente en depositar una bolsa de ropa o comida en una contenedor o donar unos euros en una cuenta. Pero no se trata de que el norte vaya a dar dinero al sur, sino de dotar a esas sociedades de recursos sin elevar su deuda. Por ello es vital para las ONG identificar y contactar con las contrapartes que están dentro del tejido social de esas zonas y ya trabajan con la población para ser efectivos. Fortalecer la relación y ayudar en esa línea al desarrollo.
– ¿De qué manera es posible implicarse más a fondo?
– Uno de nuestros retos es precisamente cómo invitamos a participar a la sociedad de forma mucho más personal. Y no es fácil, porque para eso se requiere cierta capacitación ya que la operativa de las organizaciones es compleja. Aplicar a las convocatorias anuales que lanza el gobierno de La Rioja o presentar un proyecto no es algo que pueda hacer cualquier ni de cualquier forma.
– ¿No hay riesgo de que el voluntarismo quede frustrado por un exceso de burocracia o los casos de corrupción ante el manejo de tanto dinero público y privado?
– Asumo que pueda haber resquemor, pero no solo a nivel de cooperación sino también político. Toda organización la forman personas diferentes, y en algún momento puede romperse un eslabón o haber una mala justificación. La mejor medicina para blindar una correcta gestión de los fondos es la rendición de cuentas y la transparencia total.
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