Nuevas piezas para el puzle del espinosaurio

El equipo está engrasado después de varios años en diferentes campañas en Igea. Con diez días resulta suficiente para poder obtener buenos resultados.

El número de participantes varía entre las 14 y las 20 personas. Algunos se cogen vacaciones todos los días para acudir a la montaña igeana y otros aprovechan el fin de semana.

En esta ocasión he tenido el privilegio de participar de forma activa como un miembro más del grupo el lunes y el martes.

Quedamos a las 8.10 en el albergue Villar donde se alojan varios de los investigadores. Tomamos un café y partimos al yacimiento en varios vehículos para comenzar la faena a las 8.30 horas, después de la obligatoria protección solar para evitar las quemaduras del sol.

El grupo lo compone gente de Aragón, País Vasco, Cataluña, Madrid, Navarra, Argentina y La Rioja. Se trata de expertos en varias disciplinas como la paleontología, geología, biología, investigadores de diversa índole, además de aficionados a la paleontología. Cada uno tiene un cometido.

Incluso se acerca algún niño del pueblo que participa, en la medida de sus posibilidades, y supone una buena manera de promover su aprendizaje para formar la cantera de los futuros científicos. «Si conocen el patrimonio es más fácil que lo valoren y cuiden», comenta Pachi Sáez-Benito, director honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea y uno de los responsables del proyecto.

El primer día, el sábado, mientras una máquina trabajaba realizando un corte de cinco metros de desnivel, se hizo un cribado en superficie, buscando material que hubiese salido del propio yacimiento y estuviese en la ladera. Conscientes de que el mes de junio ha sido lluvioso y que el agua lavó y movió rocas y, posiblemente fósiles, se dedicaron a prospectar y localizar piezas. Recuperaron varias de interés en ese proceso de revisión de la ladera.

A continuación, instalaron el campamento con sombra, mesas de trabajo, zona de criba para comenzar la excavación. En función de las personas presentes, se montan los equipos teniendo en cuenta que cada día varían los integrantes y por la mañana se distribuyen las tareas.

Hay quienes se encargan de acciones especializadas. Algunos están en la excavación propiamente dicha o en el cribado del material extraído para no desechar nada. Otros consolidan los fósiles y un grupo cataloga los hallazgos y anota la información descriptiva (incluso se acota y dibuja).

El lunes comencé con la pala, retirando a la ladera la parte superficial que cavaban varias personas con picos. Una vez limpia la zona, continuamos eliminando capas de manera más cuidadosa con destornilladores, cinceles y cepillos. En la zona donde estaba, Ion localizó un hueso de un dedo de una mano del dinosaurio y, en otra cercana, Julen descubrió una falange de un dedo del pie.

Prima la constancia y la minuciosidad y reina un buen ambiente entre todos, con bromas y risas que acompañan la dureza del trabajo manual, arrodillados, agachados o incluso tumbados. La emoción cuando emerge de entre la tierra alguna pieza ósea fosilizada de importancia hay que vivirla, no se puede describir.

«Podemos decir que la cosa va muy bien», comenta Pachi y añade que «se ha recuperado material del dentario, incluidos dientes sueltos, del pie, mano, esqueleto axial. Se está completando el espinosaurio localizando más piezas del puzle. Ya teníamos bastantes piezas del miembro posterior (de la pata), de uno de sus brazos. Ahora las nuevas contribuirán a convertir este gran dinosaurio en una joya de la paleontología nacional».

Con satisfacción señala que «tenemos restos óseos de prácticamente todas las partes de su cuerpo. La información que nos va a dar este dinosaurio y el conjunto de los espinosaurios del centro de interpretación (tenemos restos de cinco individuos, aunque no sabemos si son todos de la misma especie porque está en fase de estudio), contribuirá no solo a la hora de saber la evolución de los espinosaurios, sino también de sus relaciones de parentesco. Los datos obtenidos en estas excavaciones y estudios que se lleven a cabo serán importantes para el conocimiento de este grupo tan particular de estos dinosaurios».

A nivel nacional este dinosaurio es el más completo de este grupo. De terópodos (carnívoros) sería el segundo después del 'concavenator corcovatus' de Cuenca. Y si continúan recuperándose partes del animal, sería el más completo de los espinosaurios de Europa. Los restos localizados, mientras no se repitan o no se correspondan con el tamaño del resto, indican que es un único ejemplar.

«Se ha hecho una investigación de los huesos del yacimiento Virgen del Villar-1 y una propuesta de nuevo género y especie para una publicación científica», expone Xabier Pereda Suberbiola, codirector de la excavación.

La restauración de los huesos del año pasado y este se hará dentro de dos o tres meses, cuando se termine de restaurar el esqueleto de la campaña Garras 2018, que da nombre al equipo.

Respecto al material asociado, a la vez que se extraen los huesos fosilizados de este dinosaurio, aparecen restos de los animales que convivieron con él. Hay de excrementos fósilizados (coprolitos) de tiburones y cocodrilos, ha aparecido un diente de un terosaurio, elementos de peces, vegetales (sobre todo 'Tempskia riojana' que es un helecho arborescente), un crustáceo superabundante (ostrácodo) y algún invertebrado.

Volviendo al trabajo diario, se hace un alto para almorzar, otro para comer y, al finalizar la faena de campo (a las 20.30 horas), cenan juntos. A veces continúan en un almacén cuando no ha dado tiempo a tomar fotografías con escala y profesionales en el yacimiento. Entonces aprovechan para hacerlo después de cenar.

El lunes sufrimos la incidencia de la lluvia en dos ocasiones por la mañana y una por la tarde. Cuando esto ocurre, hay que taparlo todo rápidamente, la herramienta y los huesos que se están recuperando para que no se embarren, resguardarse y, cuando escampa, vuelta al trabajo.

La tormenta de la tarde obligó a parar y se aprovechó para acudir al centro de interpretación y probar posibles encajes de las nuevas piezas con las existentes del espinosaurio. El martes se extrajo una falange del pie, una vértebra caudal y se preparó una tibia. Sin duda, ha sido una experiencia única con gente excepcional.