El huerto de los hermanos Echapresto

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El huerto de los hermanos Echapresto

De la huerta, al plato

La huerta proporciona las verduras, legumbres y hortalizas que alimentan las mesas de la Venta, productos frescos recolectados sólo unos minutos antes de pasar a la olla o a los platos; provee la cocina de hierbas y flores que aromatizan y condimentan las creaciones culinarias y sirven de base a bebidas refrescantes, digestivas y de colores vivos elaboradas para los clientes. Este espacio cultivado con sentido de la belleza, del aprovechamiento y de la eficacia regala unas vistas muy placenteras para los comensales que las observan desde el otro lado de las enormes cristaleras bioclimáticas. En ese pequeño vergel de arbolado y plantas variopintas hay un foso salón para solazarse al aire libre y bajo el cielo en una acogedora estancia, al abrigo de su propio encaje en el terreno y de un fuego central.

La huerta dispone de dos albercas de tamaños muy distintos. La pequeña, que fue experimental, está flanqueada por un hotel de insectos y otro de caracoles, unos moluscos comunes que, henchidos de bienestar, alcanzan tamaños formidables. La grande no sólo se utiliza para el riego con agua de lluvia enriquecida con nutrientes naturales, sino que sirve de fuente de refrigeración para uno de los comedores principales. Pobladas por peces que propician la purificación del agua y por ranas que se han instalado por su cuenta, las albercas dotan de mayor encanto a este pequeño paraíso de las semillas.