Tractoradas en La Rioja
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Tractoradas en La Rioja
Las huellas del tractor sobre la carreteraAunque siempre sorprende ver tractores por las calles de Logroño, como si de pronto los animales más colosales se hubieran escapado del zoológico y camparan a sus anchas por avenidas y parques, las movilizaciones de agricultores tienen en La Rioja una importante tradición. Las tractoradas son un fenómeno común desde la transición, con épocas especialmente conflictivas, marcadas por la subida en los precios de las materias primas y por la caída en la rentabilidad. Quizá el año más convulso fue 1986, fecha de ingreso en el Comunidad Económica Europea (CEE), embrión de esa UE que hoy vuelve a protagonizar pancartas y manifiestos. En el primer trimestre de aquel año ya se llevaban cuatro tractoradas, pero la mayor de todas –convocada por la UAGR– se desarrolló el 4 de abril, no sin incidentes.
Aquella jornada salieron a la carretera más de mil tractores («1.800 según la organización y 1.148 según la Delegación del Gobierno»). Hubo algunos cortes de carretera en Santo Domingo. Los agricultores pedían la dimisión del entonces ministro de Agricultura, el socialista Carlos Romero, por las negociaciones para el ingreso de españa en el Mercado Común. «Yo creo que este señor, si es que se le puede llamar señor, se está riendo de todos los agricultores al decir que es un éxito la negociación que está habiendo con la CEE y lo que nosotros estamos viendo es bajar nuestras rentas», decía un airado portavoz en las páginas de Diario LA RIOJA.
Aquel día la protesta pasó a mayores. A las 15.40 de la tarde, los agricultores iniciaron una marcha hacia Logroño desde los tres puntos de concentración en Rioja Alta (Cuzcurrita, Briones y Santo Domingo). A las siete de la tarde, a la altura de gasolinera de La Grajera, la tensión estalló. La Policía Nacional tenía órdenes de no dejar entrar a los agricultores a la capital. Uno de los manifestantes intentó atravesar la línea, pero fue «desalojado a golpes» mientras el tractor se dejaba los neumáticos en los rastrillos. «Inmediatamente después –prosigue la crónica–, se produjo un enfrentamiento abierto al cargar la Policía Nacional contra los manifestantes, algunos de los cuales llegaron a plantar cara mientras otros corrían por las inmediaciones y campos adyacentes, en medio de gritos e insultos, al tiempo que devolvían algunas piedras contra la Policía». Al día siguiente, las aguas regresaron a su cauce, y más de 6.000 personas se manifestaron pacíficamente por las calles de Logroño. También pedían el arranque de las plantaciones ilegales y cargaban contra el Consejo Regulador, al que calificaban de «nido de sabandijas». Cuando uno bucea en la hemeroteca, a veces percibe una sensación de tiempo congelado, como si las mismas reivindicaciones afloraran y se escondieran según los años y los precios de venta.
Si la CEE daba miedo en 1986, el horizonte europeo todavía parecía lejano en 1977, con la democracia todavía tierna. En las páginas del periódico se contempla un cartel, alzado sobre un tractor, que grita: «Queremos Seguridad Social y precios justos». El 23 de febrero de aquel año, en plena crisis de la patata, los agricultores salieron a la carretera y ocuparon las cuestas de La Degollada, formando una fila que llegó a superar los 12 kilómetros, aunque accedieron a dejar un carril de paso. Al final, se llegó a un acuerdo con el gobernador civil. Entre otras cosas, se admitió que los agricultores pudieran reunirse «previo conocimiento por parte de la autoridad».
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