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Guzmán, ante el acceso principal del Balneario de Arnedillo JUSTO RODRÍGUEZ
Los hoteles riojanos ya no aguantan más

Los hoteles riojanos ya no aguantan más

'Annus horribilis' ·

Los alojamientos comienzan a cerrar en cascada, muchos de ellos una vez agotados los remanentes para sostenerse en temporada baja

Sábado, 7 de noviembre 2020, 09:04

La hotelería riojana vive «una situación catastrófica», lo que está obligando a muchos establecimientos a cerrar. Algunos lo harán de forma temporal, en la confianza de poder reabrir sus puertas en unas semanas o, como pronto, la próxima Semana Santa, pero otros ni siquiera lo barajan tras haber agotado todos sus remanentes en un 'annus horribilis', el «más trágico» que recuerdan.

Así lo advierte el presidente de la patronal del sector en La Rioja, Demetrio Domínguez, quien resalta que «en verano lo pasamos muy mal y hubo hoteleros que no pudieron abrir», una vez levantado el primer estado de alarma. Y los que sí se repusieron del desastre de marzo a junio, empiezan a caer ahora en cascada. El Carlton de Logroño, Los Agustinos de Haro o el Balneario de Arnedillo son una muestra del devastador azote de la pandemia sobre ellos.

Domínguez recuerda que la temporada «comienza en Semana Santa y termina en octubre, con el impulso que también dan los puentes festivos de Todos los Santos y la Constitución». Así que «la hucha se llena entre marzo y octubre básicamente para poder pagar de noviembre a febrero». Pero el coronavirus ha anulado «la capacidad de facturar para subsistir», y la situación es «muy crítica».

El presidente de la patronal hotelera riojana asegura que los empresarios «estamos trabajando con la Administración regional no solo por el tema de las ayudas económicas, que las necesitamos; también para analizar las medidas sanitarias necesarias en una futura desescalada de aperturas». «Los trabajos son positivos y van dando pequeños avances, pero –matiza– aún nos falta muchísimo porque, a diferencia de otras ramas de la hostelería, los hoteles mantenemos unas estructuras y unos grupos de trabajo muy grandes». Además también hace un llamamiento a la sensibilidad de los ayuntamientos en relación al Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y al de Bienes Inmuebles (IBI) dada la recesión que fustiga a las empresas.

Domínguez se refiere, además, a los puestos de trabajo afectados por los cierres y que están ahora en ERTE por impedimento (cuando las medidas sanitarias impiden ejercer la actividad, lo que ocurre en Logroño y Arnedo al estar perimetralmente cerradas) y por limitación (cuando las medidas limitan la actividad). Según sus cálculos, «alrededor de 1.200 familias riojanas dependen directamente del sector y otras tantas de forma indirecta», como son las de los servicios de lavandería, los de los proveedores y las de las empresas de mantenimiento por poner solo unos ejemplos. A ellos se suma el segmento de la hostelería propia, «tan importante o más como el alojamiento», a través de gastrobares y restaurantes.

El Balneario de Arnedillo cierra hasta el 3 de diciembre

Es la empresa turística número uno de La Rioja y ha sido una de las primeras en echar el candado, aunque con la perspectiva de reabrir el 4 de diciembre para aprovechar el puente de la Constitución. El balneario decidió cerrar sus puertas el día 23 (ya lo hizo en marzo) ante la situación epidemiológica y las restricciones de movimiento en las comunidades que más clientes le aportan: Madrid, País Vasco y Aragón. Pero es una clausura «provisional», asegura su director, José Miguel Guzmán, con la confianza de que sus 85 trabajadores, «todos fijos», puedan reincorporarse. El balneario de Grávalos decidió no abrir la temporada y el de Cervera sigue cerrado.

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