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Ahora mismo, puede pasar cualquier cosa. Son las 9 de la mañana y César Jiménez, Eduardo Garrido y Juan Carlos Moreno acaban de entrar a su turno de 24 horas en el parque de bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento (CEIS-Rioja) de Arnedo. Junto a ellos, Rubén Garrido, el sargento de zona para los parques de la ciudad del calzado y el calagurritano.
«En este momento, en el que estamos tan tranquilos, puede ocurrir la mayor catástrofe a la que te vas a enfrentar en tu vida o, simplemente, que nos avisen para ir a apagar un fuego en un contenedor», cuenta Moreno. «Cuando comienzas como bombero, te enfrentas cada día nervioso por si pasa algo y ansioso para que pase, porque te gusta la acción. Con el paso del tiempo, te acostumbras porque las prácticas, el conocimiento, etcétera, ayudan a sistematizar el trabajo y a que, cuando suena el teléfono, todo salga fluido», apunta Rubén Garrido. «El peor momento es hasta que llegas al lugar, pues no sabes lo que te vas a encontrar. Una vez que estás, te relajas, porque sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer y tenemos las herramientas adecuadas para que la intervención llegue a buen puerto», añade Moreno.
Rubén Garrido | Sargento de Rioja Baja
Es la mentalidad con la que comienzan cada jornada los 48 bomberos, 24 jefes de dotación y tres sargentos del CEIS-Rioja, apoyados por un director técnico, su gerente y cuatro administrativos para los parques de Arnedo, Calahorra, Haro y Nájera.
Entre los cuatro, 1.831 intervenciones en 2021: 419 en Calahorra, 338 en Arnedo, 346 en Nájera y 319 en Haro. Ninguno de los tres efectivos que hay en cada turno sabe qué depara hoy. «Sobre todo nos dedicamos a mantenimiento del parque y vehículos, a formarnos...», explica Garrido. «El día está muy estructurado, con un calendario de prácticas diarias, gimnasio, horas de descanso, de comida...», apunta Ramón Cristóbal, cabo del parque de Calahorra.
Entonces, suena el teléfono. Todos se tensan. Es una consulta. No hay que salir. Sigue el plan. Hoy los tres de Arnedo reciben a los de Calahorra para una práctica de una excarcelación de víctimas en un accidente de tráfico. En la sala de estudio comparten cómo coordinarse en la actuación. Con el sol del mediodía, pasan a la acción en el patio. Al finalizar la práctica, nueva puesta en común para sacar conclusiones y mejorar mientras se quitan el traje específico y se refrescan. Los de Calahorra se despiden. Y Moreno se pone a preparar lentejas. Pasan 24 horas juntos. Y dejan sus vidas en manos de los compañeros. «Es fundamental la convivencia», asiente mientras pica la cebolla.
Carlos Castro | Gerente del CEIS-Rioja
Pueden enfrentarse a cualquier situación imaginable. De ahí la importancia de su formación en todo tipo de ámbitos. En los últimos días han sacado una vaca brava de un canal, han atendido cuatro incendios agrícolas, el accidente con un fallecido en Ausejo, el derrumbe de una casa en el Arrabal de Calahorra, el de un salón en Autol... «Somos como los cazafantasmas. Cuando no sabes a quién llamar, llamas a los bomberos –bromea Garrido–. Somos casi siempre los primeros en llegar, por eso también hacemos de sanitarios, de psicólogos... Y, sobre todo, nuestra presencia da mucha seguridad y confianza a la gente en medio del caos».
La labor formativa con los niños les encanta: promover el 112 y la importancia de cerrar las puertas en un fuego. «Toda la población debería saber que, con dos puertas cerradas, cierras el paso al fuego», subraya David Solana.
Casi siempre se les requiere para desgracias. «Vas con la motivación de que somos los que vamos a conseguir minimizar riesgos y salvar y solucionar la situación», asiente Fran enfocando su labor con optimismo. Su unión es fundamental para apoyarse mentalmente y que los momentos al límite que viven no pesen. «Al principio es duro. Recuerdo mi primer accidente con fallecidos. No dormí. Pero lo que más me impactó es que los veteranos volvían al parque y seguían con su rutina, como si no hubiera pasado nada –comenta Moreno–. Con los años, llegué también a ese momento: haces tu trabajo lo mejor que puedes, pero luego has de seguir con tu vida. No puedes llevarte lo que vivimos a casa».
Por la tarde, siesta o lectura antes de repasar que cada vehículo esté operativo. Se acuestan pasada la medianoche. Ha sido un día tranquilo. Pero duermen con la alerta puesta. A las 9 de la mañana siguiente darán relevo. Podrá pasar cualquier cosa.
De los 1.831 servicios en 2021, más de la mitad, el 53%, tuvieron que ver con salvamentos, la mayoría en accidentes de tráfico. Hasta 772 intervenciones, frente a 595, el 41%, en incendios. «Seguimos viendo siniestros en los que no se ha puesto el cinturón de seguridad… Al no llevarlo, es muy fácil perder la vida», pide conciencia el gerente del CEIS- Rioja, Carlos Castro.
En esas intervenciones, en las que son los primeros en llegar, valora que el bombero «ofrece seguridad y tranquilidad al ciudadano». Y defiende que la unión de municipios en el CEIS da fuerza. «Sumamos sinergias en una misma pauta de intervención para cubrir todo el día los 365 del año. Al funcionar todos los parques de la misma manera, y al ser una comunidad pequeña, tenemos doce efectivos por turno al día para toda La Rioja distribuidos en cuatro parques, más el refuerzo del de Logroño. Y la disponibilidad de toda la plantilla ante siniestros graves demuestra su compromiso ético», remacha.
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