Desinstitucionalización
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La Rioja avanza con paso firme hacia un modelo de atención que eche la persiana a las grandes instalaciones asistenciales, los viejos monstruos despersonalizados, sin el calor y ternura que precisan los colectivos acogidos al amparo de los servicios sociales.
Con el año 2030 en el horizonte como fecha para extender y afianzar un sistema de cuidados de larga duración que centre la atención en la persona, el proceso de desinstitucionalización acelera en la región, en la que ya casi medio centenar de riojanos reside en pisos de acogida o en unidades de pequeña convivencia, entorno convertido en auténticos hogares con relaciones de los usuarios y profesionales cuasifamiliares.
Las voces
«El objetivo prioritario es que todas las personas, especialmente aquellas que tienen más necesidades o una situación de mayor complejidad, puedan desarrollar sus proyectos de vida elegidos en igualdad de condiciones que el resto y que no se vean obligadas a vivir con arreglo a un sistema de vida específico, como el de los grandes centros residenciales». defiende María Martín, consejera de Salud y Políticas Sociales.
La diana no contempla un único colectivo, sino todos aquellos en los que existan personas con necesidades de apoyo y cuidados: personas con discapacidad, mayores en situación de dependencia, menores que quedan bajo el sistema de protección, personas sin hogar, mujeres víctimas de la violencia de género, familias en riesgo de pobreza y exclusión social...
La región ya emprendió esta senda hace tiempo. De hecho, a día de hoy la comunidad dispone de 216 plazas en 28 viviendas para alojamiento de personas con discapacidad, protección de menores o mujeres víctimas de violencia de género (propias del Gobierno de La Rioja o gestionadas por entidades del ámbito social con apoyo del Ejecutivo). Además, otras 200 personas con otros perfiles disponen cada año de alojamientos de corta, media y larga estancia a través de la red trenzada por entidades del tercer sector con el respaldo del Gabinete regional.
María Martín
Consejera de Salud y Políticas Sociales
En el ámbito de los menores bajo tutela de la Administración, en agosto de 2022 se clausuró la residencia Iregua y se pusieron en marcha cuatro pisos con 32 plazas, las mismas que ofertaba la obsoleta instalación. Dos años después los recursos casi se han triplicado.
El Gobierno de la Rioja cuenta con el Centro Infantil la Cometa, con 18 plazas para menores de 0 a 6 años, en un modelo de vivienda-hogar para la atención a los pequeños a la espera de una familia de acogida o el retorno a la suya.
Para los menores de entre 6 y 18 años, La Rioja dispone del Centro de Atención Inmediata gestionado por la Fundación para la Atención Integral del Menor (FAIM), una vivienda de corta estancia con 8; y de los 11 pisos-hogar para media y larga estancia que gestiona la Fundación Diagrama, con otras 82 plazas.
216 plazas en 28 viviendas
tiene La Rioja para el alojamiento y atención de personas con discapacidad, menores y mujeres víctimas de violencia de género.
El catálogo es también amplio en el caso del colectivo de personas con discapacidad con necesidades de apoyo, con una oferta de alternativa a la atención residencial de 47 plazas en 8 pisos. Son unidades de convivencia u hogares de tamaño reducido en los que los usuarios residen en pisos en los que, además, cuentan con un ratio mayor de profesionales diferentes para su atención integral.
En concreto existen dos viviendas especializadas para personas con discapacidad y Grado II y III de dependencia que han solicitado una plaza pública: una para personas con esclerosis múltiple, que gestiona Ardem (Asociación Riojana de Esclerosis Múltiple), con 8 plazas; y otra para personas con parálisis cerebral y deficiencias afines, que gestiona Aspace Rioja, con 6 plazas. Hay otros dos pisos, para la atención de entre 5 y 10 personas, que gestiona la Fundación Riojana de Apoyo a la Discapacidad (Fradis). Finalmente, se contabilizan otras 4 viviendas de diferentes entidades subvencionadas por el Ejecutivo: Arpa Autismo La Rioja tiene una para persona adultas con TEA (trastornos del espectro autista), con 4 plazas, y otra con dos; Aspace dispone de otra con 8 plazas para personas con parálisis cerebral; y Arsido (Asociación Riojana para el Síndrome de Down) otra, con 4 plazas, para personas con discapacidad intelectual.
En el ámbito de la protección a las mujeres víctimas de violencia machista y sus hijos la red de apoyo y alojamientos también ha medrado en los últimos años y en la actualidad hay 61 plazas en 7 viviendas. De ellas, 29 son de emergencia y en casa de acogida distribuidas en tres pisos gestionados por Cruz Roja, además de otros cuatro pisos de ocho plazas cada uno para intervención integral con estas víctimas o para mujeres en tránsito. El año pasado en estos recursos fueron atendidas el pasado año 174 mujeres y sus hijos.
Hay otros colectivos sociales que también disfrutan en la región de recursos asistenciales no residenciales, todos ellos subvencionados por el Gobierno de La Rioja: Cocina Económica cuenta con 19 apartamentos para un total de 86 personas dentro de su programa de alojamiento alternativo temporal; Proyecto Hombre cuenta con un piso de apoyo, con cuatro plazas, que se utiliza de forma provisional para los periodos de abstinencia de personas en riesgo de exclusión social con problema de adicciones; Cáritas atiende también varios alojamientos temporales y uno de más larga estancia en los que durante 2023 vivieron 27 familias (104 personas).
«Efectivamente, el camino a seguir es el de la desinstitucionalización con el objetivo fundamental de que el proyecto de vida que desarrolla cada uno sea lo más igual posible al resto de personas», defiende María Martín, quien en esa estrategia de presente y futuro añade un anexo previo: «Lo primero de todo es la prevención para evitar que esas personas tengan que ser institucionalizadas y estar fuera de su casa», señala, para citar, entre otros ejemplos, el de los menores, «con medidas que apoyen a las familias vulnerables y que apuntalen también la salud emocional de los niños, adolescentes y jóvenes»; o el de los mayores, «con todo lo que se está haciendo con los centros de participación activa para ayudar a mejorar la capacidad cognitiva y la movilidad física, y en los programas que se ponen en marcha en las zonas rurales».
En el ámbito de las generaciones más veteranas, la consejera recuerda que «estamos haciendo un estudio de población y envejecimiento para implementar esas políticas que comentaba, ir primero por esas vías de prevención para intentar que la mayor cantidad de personas pueda tener autonomía y siga en su entorno el mayor tiempo posible, con programas muy específicos tanto desde Salud, como el de fragilidad para la detección y diagnóstico de personas vulnerables; o los puestos en marcha desde Políticas Sociales, como el de ayuda a domicilio, para que puedan seguir atendidos en su casa con apoyos una vez que ya no exista esa autonomía» y en los centros de día, una red que se va a ampliar con nuevas instalaciones en Uruñuela, Arnedo y Calahorra, entre otros.
Cuando todo lo anterior ya no es una opción, el nuevo modelo de cuidados de larga duración regional apuesta de forma rotunda por una asistencia centrada en la persona, con unidades de convivencia. «Además de nuevas plazas públicas que se seguirán comprando en residencias, las nuevas que se construyan, hay algunas previstas que estamos estudiando en varios sitios, irán dirigidas también a ese modelo de cuidados centrado en la persona, con módulos como si fuera una casa con 15 convivientes y como si fuese una unidad familiar, en la que los profesionales son como sus familiares adoptivos y les procuren una atención más personalizada».
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Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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