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La familia logroñesa Laya Amatriain está de vacaciones en la isla La Palma. Hicieron coincidir el viaje con las fiestas de San Mateo, del sábado 18 al 25 de septiembre, y escogieron esa isla del archipiélago porque «llevamos años recorriendo Islas Canarias, nos gusta bastante ... viajar y los lugares alternativos», explica David Laya, el padre. Junto a él, la madre, Ainhoa Amatriain, el hijo, Asier, y la tía de este, Sara Laya. Los cuatro estaban en Puerto Naos y, describen, «en ningún momento hemos notado ningún temblor ni escuchamos recomendación alguna de no viajar, la vida era total y absolutamente normal, no vimos nada raro».
Hasta que el volcán de Cumbre Vieja entró en erupción: «Estábamos haciendo unos espaguetis en el apartamento cuando oímos chillar «¡Explotó! Explotó!», bajé a la playa, la gente recogía y un Policía Local me recomendó marchar», cuenta David, quien añade que, «por suerte, nos pilló en el apartamento y pudimos recoger las cosas para marchar, de lo contrario quizá no hubiéramos podido volver». Aquellos fueron los únicos momentos de angustia para esta familia logroñesa, que se trasladó a Los Llanos de Aridane, a donde estaban reubicando a la población, para trasladarla y alojarla en polideportivos. Y es que su apartamento se encontraba a apenas 4 kilómetros del volcán. «Nosotros hemos tenido suerte y el dueño del apartamento nos ha dejado otro al otro lado de la isla, cerca de la capital, en Breña Baja. Ahora mismo estoy llenando el jacuzzi», confiesa David.
Los momentos de incertidumbre ya han pasado pero, no obstante, donde se encontraban hasta el domingo, día de la erupción, «es como si estás en Alcampo y explota el monte de la Pila», ejemplifica David con las distancias de Logroño. También recuerda haber paseado por el barrio La Bombilla y que ahora parece que los geólogos indican que la lava llegará al océano por ahí. Una vez instalados y tranquilos, la familia riojana piensa acudir a Roque de los Muchachos a ver el volcán todo lo cerca que pueda. Y es que ahora, advierten, la vida es normal allí. «Esta mañana hemos ido a hacer la compra y hay muchos coches de Bomberos y Policía, pero está todo tranquilo, aunque si lo ves por televisión parece que la isla se va a hundir», explica David, quien opina que «la población sabe lo que hay, que vive en una zona volcánica y que podía pasar». Por eso, quizá, no hay demasiada alarma, o al menos no perciben que pasen miedo, al contrario, «son muy amables».
La isla canaria La Palma, aunque es pequeña, es muy agreste, está dividida por una cadena montañosa. Ahora la preocupación para esta familia riojana es regresar a Logroño, aunque cuando se acaben sus vacaciones, el próximo fin de semana. «Nos preocupan los aviones, porque con la ceniza puede que no puedan volar, así que estamos informándonos en Aena». Curiosamente, no es la primera vez que David y Ainhoa ven un volcán en erupción con sus propios ojos, «ya vimos uno en Costa Rica, y es espectacular, ahora mismo se oye como si hirviera una olla a presión».
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