La herida más dolorosa

Antes, en el 2006, fue detenido por participar en un ataque con explosivos contra la sede del PP en Ermua en el 2003 y huyó en el 2009 tras ser condenado a cuatro años y medio de cárcel (no tiene delitos de sangre). En marzo del 2015 fue detenido en la región francesa de Saint Palais y desde junio de ese año cumplía condena en el centro penitenciario de Valladolid. El Ministerio del Interior le acercó al País Vasco ingresándole en Logroño en octubre del 2018 toda vez que, además de cumplir las tres cuartas partes de su condena había aceptado «la legalidad penitenciaria».

A principios de septiembre, tras cumplir su condena, Mendizabal abandonó la cárcel de Logroño y regresó a su localidad natal, Soraluze (Guipúzcoa). Allí, doscientas personas le tributaron un recibimiento al condenado por actos de violencia callejera en el que Mendizabal recorrió parte de las calles de la localidad entre aplausos. «Es muy doloroso», dice Carmen Ladrón de Guevara (AVT). «Cuando salió Santi Potros, que no tuvo homenaje, tuvimos que contactar con 100 de sus víctimas para advertirles de lo que podía pasar. Ellos nos trasladaban su temor de que fuera recibido como un héroe» tras haber asesinado a sus familiares.

Covite, el colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco, denunció el recibimiento de Mendizabal y criticó que se le homenajeara «como si fuese todo un héroe», pero «no lo es, estuvo en la cárcel condenado por 'kale borroka'».

A las críticas de Covite también se sumaron las del secretario general del PSE-EE de Guipúzcoa, Eneko Andueza que demando a todas las fuerzas políticas «sin excepción» un compromiso para evitar estos recibimientos a presos de la banda terrorista que muestran «actitudes incívicas y antidemocráticas» al tiempo que mostró su reconocimiento a las víctimas del terrorismo que «pese al inmenso dolor, nunca se instaló en ellas un ánimo de venganza».