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A raíz de la puesta en marcha de la marca de calidad Pan Sobado de La Rioja, que requería para la elaboración de ese producto utilizar, como mínimo, un harina procedente en un 30% de trigo riojano, la empresa Consorcio de harinas de ... Nájera se ha propuesto apoyar la consecución de la IGP (Indicación Geográfica Protegida) con ese mismo nombre de Pan Sobado de La Rioja.
«Como Europa no reconoce las marcas de calidad, sino las IGP y las Denominaciones de Origen, los panaderos están tratando de lograr esa IGP y nosotros les ayudamos en ello, para lo cual, no solo cumplimos con esa característica exigida anteriormente en nuestra harina BBB, y vamos un poco más allá, ya que hemos incrementado el porcentaje de trigo riojano», explica el representante de la firma, José Luis Moreno.
400 toneladas al mes de harina BBB son las que produce la factoría najerina, aproximadamente.
50 son, aproximadamente, las panaderías riojanas a las que abastece con su harina la fábrica de Nájera.
Están convencidos de que se puede lograr, ya que, según señala, «en La Rioja Alta, sobre todo en la comarca de Santo Domingo, se produce mucho trigo y de calidad, que es el que nosotros usamos para nuestra harina». A ello se suma que, como indica el director técnico de la firma, Álvaro Rivas, «a pesar de que las grandes superficies han obligado a algunas panaderías a cerrar, sobre todo aquellas en las que los panaderos se han jubilado y no han encontrado familiares que sigan con el negocio, en La Rioja, en general, tenemos la gran suerte de que muchas no se han ido a las grandes superficies y tenemos muy buen pan».
Además, «las nuevas panaderías que han ido surgiendo, en las que prima la calidad y la variedad, a nosotros nos vienen muy bien, ya que cualquier experimento o investigación de un producto nuevo que hace un panadero, nos supone avanzar», señala Rivas, quien añade que «nosotros tenemos toda esa materia prima para ese pan, con harina tradicional buena».
Otra cosa muy distinta son los precios, ya que como recuerdan ambos, «el mercado del trigo está globalizado y ahora dependemos de lo que marque la bolsa de Chicago. Es por ello que, tanto los que nos dedicamos a la harina como los agricultores que cultivan el trigo, tenemos que estar al tanto de las oscilaciones de Chicago».
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