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Todo apunta hacia Raquel Romero (Logroño, 1982). La periodista; la miembro del Círculo de Podemos Berlín; la desconocida candidata impuesta desde Madrid para, tras diez años en el exterior, suturar las heridas de Podemos La Rioja. La diputada y consejera. La, a la postre, protagonista ... voluntaria de la actividad política de La Rioja desde finales de mayo. Ella es también el hilo conductor de la carta abierta de Podemos La Rioja (o de quienes lo eran) a sus inscritos. La redactan sus excompañeros en la gestora morada; los mismos que durante la última legislatura acabaron enfrentados, también, a sus diputados. Ahora han decidido poner tierra de por medio y se han ido. Ahora, Podemos La Rioja es Raquel Romero... hasta que el Consejo de Coordinación Estatal morado tome cartas en el asunto (si es que las toma).
Kiko Garrido y Miguel Reinares rubricaron el viernes su adiós a la gestora de Podemos en cuatro folios a lo largo de los que, en un relato de parte, desgranan argumentos suficientes como para guionizar un capítulo de 'Borgen' o 'House of Cards'. No falta ninguno de los elementos esenciales: amenazas, chantajes, manipulaciones, mentiras, intereses ocultos, documentos falsos y, siempre según su visión subjetiva de los hechos, una ambición desmesurada por alcanzar el poder omnímodo. Una crónica de cómo aquel partido vinculado al 15M que despertó tantas ilusiones como odios ha completado en tres meses un 'harakiri' de manual.
Paradójicamente todo comenzó en octubre del 2018 con Germán Cantabrana. Tras su exclusión del proceso de primarias (que posteriormente fue anulada por un juzgado) y con el mandato de la dirección morada caducado, Podemos La Rioja pasó a manos de una gestora -de la que se fueron apartando varios de sus miembros- y Madrid tiró de 'dedazo' para colocar a Raquel Romero, «una candidata desconocida y desconocedora de la realidad de La Rioja», dice la carta de Podemos, al frente de la candidatura al Ejecutivo regional.
Así, explican los ahora dimisionarios, aterrizó Romero en Podemos La Rioja. Aquel fue el primer punto de inflexión. El principio del fin. Pese al revolcón en las urnas, «el resultado electoral dio a Podemos una posición estratégica con la que abrir un tiempo de nueva democracia, de progreso y de oportunidades», explican los antiguos miembros de la gestora. En busca de ese objetivo, se abrió «un proceso de conversación y de negociación con el PSOE a fin de alcanzar un acuerdo programático y político para un Gobierno de contribución al progreso». Pero se sentían inseguros, sin experiencia. Romero puso la solución sobre la mesa: «Contar con la colaboración de un grupo de compañeras y compañeros de Castilla-La Mancha: Francis Gil como ideólogo destacado, Mario Herrera como brazo ejecutor y Axier Amo». Los 'hombres de negro'.
El cambio de estrategia fue evidente. De la noche a la mañana el acuerdo programático mutó a cargos: dos consejerías y una vicepresidencia. «La diputada autonómica y los negociadores centraron la negociación en la consecución de un conjunto de puestos», explican. La gestora defiende que en ese escenario exigió «un cambio en la estrategia negociadora» que nunca se produjo por lo que finalmente Romero y los negociadores «consumaron su amenaza final: votar en contra de la investidura de Concha Andreu». Era el 16 de julio y Podemos sumaba sus votos a los de la derecha para, Esopo de por medio, tumbar a la ahora ya presidenta regional. 48 horas después hacía lo mismo.
¿Qué había detrás de ese voto junto al PP y a Ciudadanos? La interpretación que hacen Garrido y Reinares es doble. Por un lado, «llegar a las instituciones de La Rioja para obtener una posición de poder con la que enfrentar a la estructura autonómica con Podemos Estatal». Por otro, más prosaico, «conseguir remuneraciones económicas».
La escena final comenzó a rodarse a mediados del mes de agosto con la vuelta al redil del diálogo de Podemos y PSOE. «Raquel Romero y los negociadores de Castilla La Mancha volvieron a exigir una vicepresidencia y una consejería. Nosotros nos plantamos. Era importante comenzar con lo programático», aseguran mientras la ya consejera y sus hombres de negro recurrían a las «amenazas» y «chantajes» para «volver a tumbar la investidura de Andreu». La gestora en La Rioja asegura que marcó sus líneas rojas: «Los negociadores de Castilla La Mancha tenían que abandonar La Rioja o, al menos, no entrar en la estructura del Gobierno de La Rioja. Por estabilidad institucional, por salud democrática». Romero lo aceptó confiando, dicen, en colocar a los manchegos en su equipo parlamentario. Cerrado el acuerdo, Nazaret Martín fue designada y anunciada como consejera morada con el voto positivo de Romero.
Entonces llegaron las horas más intensas del abrupto devenir de Podemos en La Rioja con tres consejeras en menos de 24 horas. ¿Qué pasó? Explica esa carta abierta que «Romero descubrió que no tenía facultad para contratar personal en el Grupo Parlamentario» ya que Madrid vetaría los nombres de Herrera y Amo y «exigió que los miembros de Castilla La Mancha se integraran en la Consejería de Martín», a lo que ésta se negó. Raquel Romero se desdijo y la repudió. El fuego amigo -un dosier «falso» que Martín atribuye a Herrera y Amo- cercenó sus opciones de estar en el Consejo de Gobierno.
A menos de diez horas para la presentación de los consejeros, el PSOE reclamó, dicen, un nuevo nombre «avalado por Podemos Estatal». La elegida fue Amalia Revuelta, la futura consejera más breve de la historia riojana mientras que el equipo de Romero, según la versión de la antigua gestora, actuaba en la sombra y «suplantaba a Podemos La Rioja a través de Axier Amo enviando un comunicado no oficial» al tiempo que «entregaba un documento falso a Concha Andreu, en el que asegura que Podemos La Rioja la nombraba consejera. La presidenta de La Rioja bien lo sabe», apostillan. A las 19.30 horas Romero se convertía en consejera. Segundo (y definitivo) punto de inflexión. Podemos La Rioja acababa de reventar.
«Raquel Romero es un mal menor», apuntan en su carta abierta, lo importante son «los decretos de nombramiento de los segundos niveles» y, recuerdan, no todo depende de la consejera. «No será Romero quien logre el desembarco de los negociadores. El PSOE será su único responsable porque es el Consejo de Gobierno quien los aprueba».
Por eso, en su texto de despedida, apuntan a Francisco Ocón quien, como consejero de Gobernanza Pública, aprobará «los contratos de trabajo del personal eventual». «Les pedimos que reflexionen» para no dar entrada a quienes «tumbaron una investidura y quisieron hacerlo una segunda vez», completa el texto del adiós de Garrido y Reinares.
«Hemos recibido chantajes, amenazas y mentiras con forma de dossier. Ha existido en este tiempo mucha cloaca, mucha fontanería y muy poca responsabilidad. Raquel Romero se ha apropiado de todos los cargos incumpliendo el código ético de Podemos. No hay un Gobierno de coalición, porque no hay consejería de Podemos. La ha elegido el PSOE. Es un acto de transfuguismo político sin precedentes», completan.
Diputada y consejera, Raquel Romero lograba en la tarde del viernes el poder absoluto. Ella es Podemos. La nueva política.
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