Habitantes de Cebollera en el Jardín Botánico

No tienen la majestuosidad helada de los lagos ni la extensión artificial y solemne de los pantanos. Las turberas son terrenos blandos, húmedos, cubiertos de barro y de musgo, humildes, que suelen pasar desapercibidos para los caminantes. En la sierra de Cebollera, en lugares como Hoyos de Iregua o Peñarreye, estos parajes, que hace muchos años fueron lagos glaciares, han quedado convertidos en charcos poco vistosos y de reducida extensión cuyas aguas guardan, sin embargo, fascinantes ejemplos de biodiversidad. El ojo entrenado de Antonio Guillén, doctor en Biología, lo sabe. En sus excursiones por la sierra riojana, Guillén recoge mínimas muestras de agua con jeringuillas y luego las examina cuidadosamente al microscopio. Penetra entonces en una colorista selva de belleza inexplicable; microorganismos de fantasía, con formas que parecen caprichosas, pero que guardan los secretos de una extraordinaria longevidad. Son seres sencillísimos, casi todos unicelulares, que han demostrado poseer una enorme capacidad de resistencia. Habitan el planeta desde hace millones de años y probablemente sigan aquí cuando de la especie humana no quede ni el recuerdo. Guillén explica que estas turberas son ecosistemas muy frágiles y siempre amenazados, pero de una enorme riqueza: «Mirar una gota de agua al microscopio es como meterse en una jungla».

No es fácil, sin embargo, apreciar a simple vista las peculiaridades de los extraños habitantes de esa jungla. Con la ayuda de Jesús Rocandio, fotógrafo y director de la Casa de la Imagen, Guillén ha seleccionado treinta imágenes de gran tamaño de estos microorganismos. La exposición 'Tesoros de las turberas' se inauguró en octubre de 2021 en la Casa de las Ciencias, con el apoyo del Instituto de Estudios Riojanos, y luego ha ido recorriendo otros lugares de La Rioja. Ahora acaba de ser inaugurada en un escenario majestuoso: el invernadero de los bonsáis en el Real Jardín Botánico de Madrid. La exhibición permanecerá hasta el 17 de septiembre. «Se trata de una muestra interdisciplinar en la que arte, ciencia, didáctica y divulgación se dan la mano», explican Guillén y Rocandio.

La exposición se completa con seis paneles explicativos y varios módulos interactivos. Además, una programa virtual recrea el mundo microscópico en 3D y conduce hasta la galería de imágenes del proyecto Agua, un referente internacional para el conocimiento de los microorganismos acuáticos. Las treinta fotografías seleccionadas son apenas la punta de un iceberg en peligro, como advierte Guillén: «Buena parte de todos los organismos encontrados a lo largo de los últimos cinco años han sido documentados y fotografiados en la galería del proyecto Agua como testimonio de la riqueza biológica de estos humedales tan singulares apenas conocidos y estudiados, y que corren serio riesgo de desaparecer ante el calentamiento global de nuestro planeta».

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