«Me gusta el trato directo con la gente, sin ventanillas de por medio»

Norberto comenzó a vender cupones en 2001 «y espero seguir aquí hasta que me jubile», dice. Su deficiencia visual, principio de retinosis pigmentaria, no le impidió estudiar Graduado Social. «Al principio no tenía mucho problema de vista, así que tuve varios trabajos y me presenté a oposiciones. La de celador la aprobé con buena nota, pero no entré. Como el problema de vista ya lo tenía entonces y se iba a ir agravando con el tiempo, comencé a trabajar en la ONCE».

A Norberto le encanta su punto de venta. «Estoy muy contento porque soy una persona muy activa. Me gusta estar en la calle y atender de forma directa sin que haya una ventanilla de por medio. Como llevo tanto tiempo aquí, conozco a casi todo el barrio. Los vecinos te cuentan sus vidas, sus problemas y alegrías, les escuchas, les das consejos, les animas... somos casi como psicólogos», dice sonriendo.

No quiere dejar pasar la oportunidad de agradecer a la entidad «esta estabilidad laboral durante tantos años. Yo estoy aquí muy contento, muy ilusionado y con ganas de seguir trabajando». Además, también muestra su gratitud a los clientes porque «gracias a ellos conseguimos que se desarrollen todos los servicios y prestaciones de las que se benefician muchas personas que lo necesitan».

Norberto afirma que todos los días va a trabajar a su punto de venta con mucha ilusión. «A pesar de que todavía no he dado ningún premio gordo, espero darlo muy pronto», concluye.