L.R.
Jueves, 13 de octubre 2022, 10:41
La Guardia Civil ha vaciado los depósitos de armas y ha eliminado 487 armas largas -escopetas, carabinas, rifles y subfusiles-, 76 armas cortas -revólveres y pistolas- y 24 armas de otro tipo, como ballestas, armas detonadoras, de avancarga, espadas, navajas, cuchillos, puñales, catanas y puños ... americanos. Todo reducido a la nada mediante un proceso de fundición.
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No se trata de las armas reglamentarias del cuerpo, ni mucho menos. Una parte de este 'arsenal' había sido depositado en Logroño, Calahorra y Haro, ya que sus titulares (en la mayor parte de las ocasiones cazadores) habían perdido el derecho a la tenencia y uso por diferentes motivos, mientras que otras fueron intervenidas durante la comisión de hechos delictivos, en infracciones administrativas, o no fueron adjudicadas en la ultima subasta de armas de celebrada en febrero de este año. En las imágenes se pueden ver desde antiquísimos fusiles de avancarga a modernas armas largas con miras telescópicas, pasando por pistolas de la histórica marca eibarresa STAR, rifles herrumbrosos, revólveres e incluso un par de obuses.
Según ha explicado la Guardia Civil en una nota, el proceso de destrucción se ha llevado a cabo «bajo un estricto control» en una empresa de fundición de acero, donde se han convertido en en chatarra.
Actualmente, la competencia en materia de armas y explosivos que el Estado tiene se materializa por medio de las Intervenciones de Armas y Explosivos de la Guardia Civil.
Estas unidades controlan el acceso legal a las armas, para lo que el Reglamento establece unos requisitos, entre los que se encuentran la carencia de antecedentes penales, así como la superación de pruebas teóricas y prácticas sobre el uso y manejo de estas.
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Para evitar que un arma pueda ser utilizada indebidamente cuando el titular deja de tener derecho a su tenencia y uso, la normativa establece que sean inutilizadas o destruidas.
La inutilización de un arma, a partir del año 2011, está regulada por una normativa muy severa, de tal modo que es sometida a un proceso que afecta a todas las piezas fundamentales de ésta, de manera que es imposible volver a usarla con plena capacidad de funcionamiento.
En la provincia de La Rioja existen 14.500 autorizaciones de diverso tipo para poder tener armas de fuego -armas para caza mayor, caza menor, tipo deportivo, seguridad privada, etc.-, que amparan a 25.783 armas de fuego.
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