El grave declive del visón europeo

El visón europeo es una de las indiscutibles joyas de la biodiversidad riojana, pese a que su presencia en nuestra región es bastante reciente. No fue hasta 1994 cuando se constató la sospecha de que La Rioja contaba con varias poblaciones de este mustélido que ha acabado convirtiendo nuestros ríos y arroyos en uno de sus últimos reductos. Presente en apenas tres zonas del continente, el visón europeo (mustela lutreola) también se encuentra en fuerte regresión en la península, según ha constatado un estudio llevado a cabo por el Ministerio para la Transición Ecológica, que estima en solo 142 los ejemplares presentes en nuestro país. De ellos, algo menos de cincuenta habitarían en La Rioja, lo que supone una pérdida de más de la mitad de la población regional en los últimos años.

«Las últimas referencias eran de 2001, unos 500 visones europeos en todo el país. Queríamos ver en qué punto estábamos y nos hemos encontrado una población muy inferior a la esperada», explica Ricardo Gómez Calmaestra, jefe del Servicio de Vida Silvestre de la subdirección de Biodiversidad del ministerio. Malas noticias que agudizan la delicada situación en la que se encuentra esta especie, una de las siete 'en estado crítico' en nuestro país y prioridad absoluta en la conservación.

Convertido en objeto de deseo por su piel, el visón europeo comenzó a menguar de forma notable por la caza, pero otras problemáticas actuales, como la invasión de su 'primo' americano (neovison vison) o la degradación de los hábitats de ribera le empujan a la extinción. Se calcula que su área de distribución se ha reducido en un 95% en poco más de un siglo. Quedan solo tres pequeños espacios de vida y resistencia para el visón europeo: en Estonia y el noroeste de Rusia, en los deltas del Danubio y el Dniéster (Rumanía y Ucrania), y en el suroeste de Francia y el norte de España, a donde llegó a mediados del siglo XX. «Cuanto más exclusiva es una especie de una zona geográfica mayor es la responsabilidad. En el caso del visón europeo sí está en otros lugares, pero con un declive muy pronunciado», apunta Ricardo Gómez.

Las estrategias de conservación se reforzaron en 2018, cuando entró en 'estado crítico', pero no existía un conocimiento real y actualizado sobre la dispersión de este pequeño carnívoro de hocico blanco, de menos de un kilo de peso y medio metro de largo. La cuestión se abordó en otoño de 2022, con la instalación de trampas de pelo, más de 500 en La Rioja, en los tradicionales hábitats del visón, aquellos en los que se sospechaba de su presencia. Estas trampas son tubos de PVC con un cebo en su interior, recubierto de pegamento, para recoger el pelo del animal que acceda al mismo.

En La Rioja se obtuvieron 200 muestras, algunas de ellas de otros animales como ratas, ginetas o turones, otro mustélido, pero la mayoría, 136, fueron de visón. Analizadas genéticamente, determinaron que correspondían a 24 individuos:13 machos y 11 hembras. En cuanto a su área de distribución, este mamífero sigue presente prácticamente en todos los ríos riojanos, si bien parece haber desaparecido del Cidacos, donde ya era escaso, y de los cursos altos del Iregua y del Oja.

 A nivel nacional se detectaron 87 individuos, concluyendo en una estimación poblacional para la península de 142 visones europeos (con un rango entre 130 y 157), concentrados en Navarra, La Rioja, Álava y algunos puntos de Aragón y Burgos. «Todo lo que rodea al área de distribución actual se ha ido perdiendo, ahora es más reducida», comenta Ricardo Gómez Calmaestra.

El del ministerio es un cálculo global, sin datos regionalizados, aunque el número de visones en territorio riojano se puede estimar algo por debajo de los cincuenta. Navarra sigue liderando la población de visones, ya que se encontraron 153 muestras en el estudio, superando en casi una veintena a las de La Rioja, la segunda comunidad donde este mustélido se hace más presente, aunque cada vez menos. En los últimos años, los cálculos situaban en torno a un centenar los visones europeos que habitaban las riberas riojanas, lo que supone que su censo se ha reducido más de la mitad. «Sin duda es una llamada de atención», apunta Luis Lopo, jefe de Área de Conservación de la Biodiversidad de la consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de La Rioja, que explica que «la población riojana siempre ha estado entre tercio y una cuarta parte de la española».

¿Y cómo se ha llegado a esta situación? La primera respuesta es clara:por el visón americano. Esta especie invasora ha acabado en nuestra naturaleza por los escapes desde granjas peleteras «y ya hay muchísimos más americanos», señala Ricardo Gómez, que sitúa su expansión desde Galicia, Madrid y Cataluña, formando un triángulo en cuya confluencia está precisamente el hábitat del europeo. «Actualmente, en La Rioja estamos libres de visón americano pero siempre estamos alerta y mantenemos campañas de captura», comenta por su parte Luis Lopo. Tiempo atrás, esta especie colonizó zonas del Najerilla y del Ebro a su paso por La Rioja Alta.

«La peor noticia que puede tener una especie amenazada es tener una invasora que le afecte de forma directa, por predación, e indirecta, por competencia y desplazamiento», subraya Ricardo Gómez, que alude a estrategias para actuar en las zonas de contacto, creando áreas de barrera para evitar la llegada del invasor.

Otras problemáticas se suman a esta, como la escasa diversidad genética, por el aislamiento de sus poblaciones, algo que se intenta atajar con programas europeos de cría e intercambio que promuevan una mayor variedad. Igualmente, la degradación de los ríos y riberas o los atropellos también contribuyen a su repliegue.

En esta lucha contra la despoblación, se liberan al año una treintena de individuos criados en cautividad, varios de ellos en La Rioja. El visón europeo es delicado y, según la experiencia, poco más de un tercio de estos ejemplares introducidos en el medio sobreviven pasados los dos meses, si bien son «un refuerzo importante dada su elevada mortalidad natural y no natural», recalca Ricardo Gómez. Yes que la deriva hacia la extinción, «dramática», invita a «extremar las medidas».

«Requiere mucho trabajo, constancia y medios», comenta el jefe del Servicio de Vida Silvestre del ministerio que concluye con una invitación a la esperanza:«Estamos en una situación similar a lo que ocurrió hace décadas con el lince ibérico y ahí se consiguió reaccionar. Esperamos que con el visón también podamos escribir otra historia de éxito».

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