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Dicen las crónicas de la Casa Blanca que Donald Trump batió todos los récord de despidos y ceses durante su mandato: no llegó a los 50. La presidenta riojana, Concha Andreu, supera la cifra en poco más de dos años. Uno de los despidos ... más sonados de Trump fue el de Steve Bannon, el hombre que le ayudó a convertirse en presidente de los EEUU e ideólogo del «American First», pero que apenas duró un año en la Casa Blanca. Ni uno completó tampoco el propio mentor de Andreu y exsecretario general del PSOE riojano, Francisco Ocón.
En dos años y cuatro meses, Concha Andreu ha visto el cese (por destitución o por dimisión) de 34 de sus altos cargos (el 59% del total), mientras que 14 más han cambiado de puesto de trabajo, es decir, el 24%. Así las cosas, menos de uno de cada cinco directivos políticos sigue en el puesto que se le encomendó hace poco más de dos años.
De los nueve consejeros originales quedan tres, y hay incluso seis direcciones generales y una subdirección que han tenido tres ocupantes diferentes: Política Territorial, Control Presupuestario, Biodiversidad, Servicios Sociales, Dependencia, Avance Digital –a falta de nombramiento pendiente– y la Subdirección de Coordinación Sociosanitaria.
Tampoco es habitual un gobierno con tres portavoces (Chus del Río, Sara Alba y el actual Álex Dorado), como tampoco lo es lo que ha sucedido con el personal eventual: de los 57 contratados, 14 han sido cesados y otros 12 recolocados –los dos últimos en el Parlamento tras el despido fulminante de las tres trabajadoras de la 'era' Ocón–. En cuanto a los gerentes, que estrictamente no son altos cargos, cuatro de ellos han cesado (Fundación Tutelar, Hospital de Calahorra, la ADER y el CEIS) y dos han sido recolocados (IER y La Rioja 360). En total, Andreu y su gobierno han firmado 80 despidos, dimisiones o recolocaciones entre altos cargos y personal eventual. Hay consejerías arrasadas, como las de Ocón y Ana Santos, pero también la de Sara Alba, otrora 'mano derecha' de Andreu y de cuya gestión y personal de confianza no queda más que la hemeroteca.
La primera gran crisis de gobierno –aunque tras varios ceses individuales previos– explota en agosto del 2020 con el cese de Luis Cacho en Educación y la destitución del portavoz de Gobierno Chus del Río, en un primer acto.
A continuación, se fue el consejero de Sostenibilidad –retornado luego como director general– y, finalmente, se produjo la canibalización de la consejería de Gobernanza Pública de Ocón, el cese de Ana Santos y las dimisiones y despidos de todos sus equipos. Tierra quemada.
Tardó un mes en estallar una nueva crisis en la Consejería de Salud. Enrique Ramalle y Jorge Mínguez, piezas clave en el equipo de Sara Alba, se fueron de un portazo. La siguiente crisis estalló en la Consejería de Podemos, como la dimisión de Mario Herrera tras estrellar su coche de madrugada en Nochevieja. En verano, nueva crisis en Salud, con un goteo continuo de dimisiones en cargos médicos y asistenciales del SERIS, y finalmente con la del secretario técnico de la Consejería, Bernabé Palacín. Tras el verano cesaron también Pilar Saénz (Farmacia) y Ruben Vinagre (Coordinación Sanitarios), los 'últimos' que habían sido elegidos por Alba.
En otro frente, Fernando San José se marchó de la ADER, y esta semana estalló la última crisis con el despido de la propia titular de Salud, al que se han sumado las renuncias de la segunda directora de Avance Digital y de Héctor Ruiz en Emergencias, y el cese de David Sainz en el CEIS.
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