Grafeno, materiales híbridos... Avanzare conecta la edad de piedra y los metales y anticipa el futuro

Avanzare mira con el microscopio y fabrica a lo grande, aunque su valor más preciado no es su capacidad para moldear la química, ni su crecimiento, probablemente tampoco sus 30.000 metros cuadrados de espacio. Su valor radica en sus ideas. Las buenas se rescatarán dentro de 10 años para emplearlas; las otras, seguirán en el cajón esperando su momento «No tenemos la bola de cristal», asegura Julio Gómez, director general de Avanzare, «pero sí sabemos con qué productos estaremos trabajando dentro de una década», anticipa.

Materiales de última generación, grafeno, híbridos... que pueden emplearse en cualquier ámbito industrial. Desde la construcción de casas a los implantes cerebrales pasando por la defensa, comunicaciones. Imagine que fuma. Va conduciendo. Se le cae la brasita a ese incómodo espacio entre las piernas y algo empieza a quemarse. Deje de imaginar. Un sensor le avisa del quemazo de la butaca. Pero, ¿dónde está el sensor? El sensor es la propia piel del asiento. El grupo Stellantis ya lo incorpora en algunos modelos. Avanzare está detrás de este sistema. «Más de 7.000 incendios en vehículos al año. Pérdidas materiales y personales. Paremos o retrasemos la combustión», predice Gómez, que observa unas placas para rastreo biomédico que avisan de trazas para las que están programadas. Geles para protegerse de agentes externos que solo se activan si está presente lo que se quiere eliminar, o ladrillos grafénicos que retienen calor (energía) y luego lo irradian en el interior de los domicilios, o inserciones cerebrales para reforzar vías sinápticas, baterias del tamaño de una tarjeta de crédito pasando por desalinizadoras, refuerzos estructurales... e incluso la medalla olímpica de un ciclista en Tokio por una pieza revolucionaria.

Hemos dicho que hablamos de todo. Una fina capa estructurada en modo hexagonal y que encierra un sistema holístico. Así se creó Avanzare.

No estaban en 1982, pero se les esperaba. Están a punto de cumplir 18 años, pero la tecnología ya les anticipaba, como hablaremos de materia oscura, ondas gravitacionales o el hallazgo del bosón de Higgs, que fue demostrado 40 años después de su «hallazgo» en un cuaderno o en la pizarra de una universidad.

Ni siquiera el acrónimo I+D existía hace 40 años. Se empezó a tratar en 1987 con entidad propia y varios ajustes ministeriales para darle un encaje y de apuesta visible por aquellos que en este país un día decidieron investigar. Algo así sucedió con Avanzare. Que pasó de empresa-garaje a ocupar 30.000 m2 en el polígono Lentiscares de Navarrete. Una cochera en el edificio Las Palmeras con varios amigos químicos que encontraron un espacio para desarrollar conocimiento, la necesidad y la oportunidad para realizar materiales de síntesis y ofrecerlos como negocio.

Y la financiación. Nada surge así como así. Además de ideas hace falta economía. Gómez recuerda el préstamo de 50.000 euros que les hizo Caja Rioja a los tres arrojados químicos que un día decidieron revolucionar las cosas que tocaban y que tuvieron que devolver en un año. «Tuvimos éxito, pero arrancar fue muy duro. Ahora se apoyan en créditos del CDTI, que canaliza las ayudas al I+D. «Probablemente seremos la empresa más pequeña que recibe estas ayudas», precisa Gómez, quien no duda en reflejar que Avanzare «dedica el 30 % de su capital a su propia línea de investigación».

Y baterías flexibles, un radar en la cartera, piezas para el Mundial de motociclismo, tintas para biosensores, equipos de última tecnología para que otros desarrolladores puedan equiparse para avanzar en sus propios proyectos con tecnología creada en La Rioja.

¿Dónde estarán dentro de 10 años? y Gómez responde sin dudarlo: «¡Aquí! Haciendo grafeno, materiales híbridos con nuevas funcionalidades y todos sostenibles», explica sin dudar. Tampoco este relato es una obra ciencia-ficción con final feliz. En este tránsito hacen falta cosas. Hay baches en el camino y Gómez enfatiza las pésimas comunicaciones de La Rioja. «Pocos o nulos vuelos, dificultad para las conexiones. Palizas al volante...». En esto seguimos parecido a 1982.