El Gobierno y el sector productor del vino cierran filas en torno al valor que representa Rioja

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja, que ya mantiene abierta una batalla jurídica contra el Gobierno vasco por otorgar a Viñedos de Álava el reconocimiento de la protección nacional transitoria que le permite comercializar botellas en el mercado nacional, prefiere guardar silencio. Pero tanto en el sector productor como por parte del Gabinete Andreu sí insistieron este lunes en cerrar filas en torno al Consejo y a la unidad de Rioja y en expresar su rechazo a la nueva DOP.

«La posición más inteligente y más conveniente, sobre todo en el momento actual –en alusión a la incertidumbre por las caídas de ventas–, es sumar para multiplicar y no restar porque eso divide. Tenemos una marca de reconocido prestigio mundial como es Rioja y estamos en contra de todo lo que suponga crear confrontación o confusión en torno a ella», asegura la consejera riojana de Agricultura, Eva Hita.

Confía en que el recorrido de Viñedos de Álava finalice en la Comisión Europea, que es quien debe dar el visto bueno definitivo. «Joao Onofre, que es el jefe de la Unidad de Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) de la Dirección de Agricultura de la comisión, fue muy claro hace diez días en Logroño al decir que ninguna IGP puede aprobarse sin el apoyo del Estado miembro», recordó Hita. Pero también el Ejecutivo riojano ha movido ficha en el Comité de las Regiones –con sede igualmente en Bruselas– «y hemos presentado dos enmiendas en la propuesta de revisión del Reglamento de las IGP». Para crear una nueva indicación «se necesita una justificación fehaciente de que existe diferenciación real sobre la producción, la elaboración, territorio...» y en el caso de la iniciativa alavesa «no la hay», dice la consejera. Además, recuerda que «una IGP se crea para tener un ámbito de protección y aquí –en alusión a Viñedos de Álava– ya existe».

El proyecto impulsado por ABRA «solo busca hurtar la notoriedad, la trayectoria y el prestigio de nuestra DOCa», señala Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, el principal sindicato de Rioja. También se remite a las «contundentes» declaraciones de Onofre y «esperamos que Europa rechace esta iniciativa que carece de todo fundamento. Se han metido en un callejón sin salida y siguen su huida hacia delante».

Entre las cooperativas reciben con «escepticismo» la creación del Consejo Regulador de Viñedos de Álava. «No nos queda otra que aceptar los trámites administrativos, aunque confiamos en que la escasez de sustento jurídico impida a la propuesta llegar a buen puerto», señala Julián García Plisson, gerente de la Federación de Cooperativas Agrarias de La Rioja. Esta iniciativa «tiene un apoyo muy minoritario, incluso en Álava. Bodegueros, viticultores y cooperativas quieren un consejo regulador fuerte y un mismo control para todos, precisamente lo contrario de lo que se persigue». La pertenencia a un solo consejo «es una importante herramienta de diferenciación y un sello de confianza y calidad que ha costado mucho crear».

García Plisson cree que este proyecto «solo responde a las ansias políticas del nacionalismo que siempre trata de generar ruptura y división» y también a su «afán, incluso sin barreras, de controlar diferentes ámbitos de actividad, en este caso también el mundo del vino».