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E. P.
ENCISO.
Miércoles, 6 de febrero 2019, 17:32
Sabedores de que iban a cruzar su travesía un buen puñado de coches 'trajeados', los vecinos de Enciso recibieron a los representantes del Ministerio de Transición Económica, de la Confederación Hidrográfica del Ebro, del Gobierno de La Rioja y de decenas de municipios riojanos mostrando ... su indignación y hartazgo. Eso sí, con sentido del humor.
Sus calles las presidían pancartas con lemas como 'Presa=CHE-puza', 'Sin plan de emergencia ni restitución' o la que se acompañaba de flotadores 'Usar en caso de emergencia'. «Es una vergüenza», era la exclamación que compartían los vecinos cuando aludían a que la presa ha entrado en carga sin que Enciso, Arnedillo o Munilla cuenten con planes específicos de emergencia y evacuación para cada localidad. «Si pasa algo, tenemos 33 segundos para echar a correr monte arriba», se resignaba una vecina.
La presa tiene ya implantado su plan de emergencia, una tramitación que finalizó el 28 de noviembre con una reunión organizada por Protección Civil para divulgarlo entre los alcaldes de los municipios del entorno. Pero los vecinos demandan planes específicos para sus localidades que les indiquen cómo actuar.
Ante esta demanda, el presidente riojano, José Ignacio Ceniceros, puso el Gobierno de La Rioja a disposición de los municipios y ofreció su colaboración para desarrollar esos planes de emergencia a través de SOS Rioja. «La presa tiene su plan de emergencia, pero los municipios aguas abajo han de desarrollar el suyo -expuso Ceniceros al respecto-. Pero no hay que alarmar a la población, si es responsabilidad de los municipios, los desarrollaremos juntos».
Como eco de las quejas manifestadas por sus vecinos, el alcalde de Enciso, Ricardo Ochoa manifestaba que no podía dar las gracias por el momento histórico que se vivía. «De todas las promesas que se hicieron al principio de la obra, y de las cuales tenemos documentos con el membrete de la CHE, ni una sola se ha realizado, así como tampoco una vez finalizada la obra el plan de emergencia para el municipio», lamentaba describiendo el impacto negativo, a su juicio, de la obra en que sólo queda uno de los cinco restaurantes que había en la villa cuando comenzó la presa.
Esas promesas a las que se refería Ochoa planteaban hace lustros compensar con proyectos patrimoniales, turísticos, de urbanización, deportivos, etc. a las localidades de la zona debido a las pérdidas de terrenos y de paisajes que iban a sufrir. A Enciso iban a llegar inversiones por 9,6 millones de euros, 5,4 millones a Arnedillo ó 4,6 millones a Yanguas. Aunque la tramitación de esas obras complementarias comenzó, y el Ayuntamiento de Enciso guarda la documentación, en octubre del 2011 se paralizó la redacción de los proyectos por motivos presupuestarios, con la crisis haciendo mella en las administraciones.
«Hay una deuda histórica con el pueblo de Enciso y sólo esperamos que alguien quiera empezar a poner soluciones», demandó Ochoa.
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