

Secciones
Servicios
Destacamos
Una vez más. Los pasajeros que iban a tomar ayer a las 7.30 horas el vuelo entre Logroño y Madrid se encontraron con la ... desagradable sorpresa de que el avión de Air Nostrum que debe cubrir el trayecto entre Agoncillo y la capital se encontraba estacionado a más de 90 kilómetros de distancia, en el aeropuerto de Noain-Pamplona. El pasado lunes no pudo aterrizar en el de La Rioja, con un horario mucho más restringido, y tuvo que hacerlo en el aeródromo navarro. Los pasajeros tuvieron que cubrir en autobús la distancia entre ambas instalaciones, lo que les hizo llegar a Madrid con más de dos horas de retraso.
No ha sido una incidencia aislada. Aunque Aena, consultada por este periódico, no ha facilitado los datos sobre cuántas veces ha sucedido este plante a los pasajeros en el último año, los antecedentes han sido numerosos. El pasado 28 de enero, los pasajeros que iban a tomar el vuelo de Madrid a Logroño se encontraron de pronto –y sin ninguna explicación– con que el servicio, previsto para las 21 horas, había sido suspendido. Les ofrecieron en su lugar un vale para cenar y realizar el viaje en autobús. El vehículo salió de la capital a las 23.45 horas y llegó a Logroño a las 4.30 horas de la madrugada.
El consejero de Infraestructuras, Daniel Osés, reclamó «la necesidad de dotar al aeropuerto de los medios técnicos y humanos para que no vuelvan a darse estas circunstancias». «El compromiso del gobierno de La Rioja es total en la parte en que pueda incentivar y apoyar los vuelos en el aeropuerto, pero luego es necesario que Aena haga la parte correspondiente para que este tipo de incidencias no se repitan», abundó. Osés recordó que el presidente Capellán ya había trasladado estos problemas tanto a Pedro Sánchez en la Moncloa como a los responsables de Aena. Además de la declaración de OSP (Obligación de Servicio Público) para el vuelo Agoncillo-Barajas, el Ejecutivo riojano ha reclamado tanto el establecimiento de tasas aeroportuarias especiales como la ampliación de horarios de la instalación, causa frecuente de que muchos vuelos retrasados acaben aterrizando en Pamplona, con el consiguiente trastorno para los pasajeros, que deben cubrir en autobús el trayecto hasta Logroño.
Fuentes de Aena insisten en que están en contacto con Air Nostrum para «intentar minimizar el número de ocasiones en que la compañía se ve obligada a cancelar o desviar el vuelo a otro aeropuerto debido a que la aeronave prevista no puede operar». En cualquier caso, desde la gestora aeroportuaria se subraya que Agoncillo «cuenta con infraestructuras y servicios adecuados para la programación establecida», aunque se abre a analizar «cualquier petición de las compañías que implique alguna adecuación de los servicios que ofrece». «Para ello –advierte– es necesario contar con las novedades de programación que pueda haber con la antelación suficiente para poder gestionarlas».
Los pasajeros afectados por las cancelaciones están cubiertos por la normativa europea a la hora de reclamar. Tienen derecho a elegir entre el reembolso del billete o un transporte alternativo «lo más rápidamente posible y en condiciones de transporte comprables». En algunos casos se puede solicitar una compensación de 250 euros, salvo que la compañía demuestre que han mediado «circunstancias extraordinarias», entre ellas las condiciones meteorológicas. Tampoco cabe indeminzación si se ha ofrecido al pasajero un transporte alternativo que llega al destino final con menos de 2 horas de retraso».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.