Inmaculada Martínez cumple once años al frente del Colegio de Médicos de La Rioja. En el centenario de la entidad, su presidenta reflexiona sobre los retos de la profesión y las medidas previstas por el nuevo Gobierno regional.
- Su estado es muy saludable. El objetivo que nos marcamos de servir a los profesionales abriéndonos a la vez a la sociedad, y que es el leitmotiv de la celebración de nuestro centenario, creo que se va logrando.
- ¿Cómo ha evolucionado también la profesión en los últimos años?
- Cuando asumí la presidencia, en La Rioja se estaba operando una transición muy profunda con un cambio de hospital que abrió muchísimas expectativas, agregó más infraestructuras, nuevos servicios. Supuso un paso de gigante para todos, pero el problema es que coincidió con una crisis que obligó a hacer muchas cosas con muy poco y la profesión médica se estrechó de una manera brutal. Se cercenaron cantidad de derechos adquiridos, paramos en la carrera profesional, perdimos valor adquisitivo...
- Como en muchas otras profesiones y cientos de trabajadores.
- Sí, por supuesto. También es verdad que ningún colegiado acudió nunca a la entidad para quejarse conscientes de que otros gremios han sufrido de manera similar.
- ¿Ha estado el Colegio a la altura de las circunstancias?
- Lo hemos intentado. Hemos sido muy discretos, sin alzar mucho la voz sobre determinadas reivindicaciones sabedores de que la sociedad en general estaba también muy castigada. Con esa premisa, lo que hemos tratado es de colaborar para no hacer el conflicto más grande de lo que era y ser conciliadores.
- Uno de los conflictos más acuciantes es el que afecta a la plantilla de Atención Primaria.
- Hemos compartido sus reivindicaciones desde el principio. A muchos se les llena la boca con que Primaria es la puerta de entrada al sistema, pero lo cierto es que sigue teniendo la etiqueta de 'hermana pobre' cuando los médicos de esta área también son especialistas y su responsabilidad es tremenda.
«Apoyamos sus demandas, pero no somos un sindicato ni hacemos política (...) el Colegio tiene que mantener la neutralidad institucional»
- Se ha censurado al Colegio por no ser más contundente y a usted por no sumarse activamente a los 'miércoles blancos' de protesta.
- Lo sé y asumo esas críticas, pero entiendo que hemos hecho lo que debíamos hacer. Esto no es un sindicato ni hacemos política, sino un colegio profesional que avala lo que nuestra gente quiere y les interesa. Hay que ser muy equilibrado para no provocar distorsiones y mantener la neutralidad institucional. Los profesionales de Primaria se han constituido como plataforma para canalizar sus reivindicaciones y el Colegio les ha apoyado sumándose nuestros vocales, ofreciendo nuestras instalaciones para reunirse, haciendo de enlace con el Consejo General. En mi caso, he participado en algún 'miércoles blanco' cuando he creído que debía estar, pero la forma de manifestarse de la plataforma no es igual que la del COML, que no puede desgastarse saliendo todo el rato enarbolando una bandera.
- ¿Tuvo alguna presión desde el Palacete en este sentido?
- En absoluto.
- ¿Qué opinión le merece la gestión de la consejera saliente?
- María Martín ha intentado escuchar a los profesionales y con ella se han devuelto derechos que se habían recortado aunque, por otro lado, no ha rematado temas encarrilados.
- ¿Cuál es su valoración de su sucesora y del Gobierno entrante?
- Estamos expectantes. Esperamos que no se dé ni un paso atrás. Que se mejore lo que pueda mejorarse y, sobre todo, no perder nada de lo que se ha podido recuperar.
- ¿Comparte la supresión progresiva de los conciertos que plantea el acuerdo PSOE-IU-Podemos?
- La colaboración público-privada es necesaria vía concierto o cualquier otra fórmula. Se da en todas las comunidades al margen de su color político. No es ni bueno ni malo, sino la manera de atender las listas de espera en un sistema que, de otra forma, tiene el problema de cómo absorber la demanda de la población.
«Un paciente riojano debe por ley ser operado en un tiempo máximo y el Hospital San Pedro da lo que da»
conciertos y listas de espera
- ¿Y cómo se absorberá en La Rioja si se limitan los conciertos?
- No lo sé. El hecho es que existe un decreto por el cual el paciente debe por ley ser operado en un plazo máximo y el San Pedro da lo que da.
- ¿Cree que se han precipitado al firmar ese compromiso?
- Quizá el Gobierno ha pecado de cierto electoralismo al prever la eliminación de los conciertos porque una cosa es ver los toros desde la barrera y otra bajar al ruedo. Ahí la realidad manda y te das cuenta de que las cosas no son negro o blanco.
- ¿Ha tratado esta cuestión el equipo de Sara Alba con el Colegio?
- Este aspecto en concreto no, pero sí aspiramos a otros clave como la renovación generacional y abrir la posibilidad, como se ha conseguido en el País Vasco, de la jubilación voluntaria más allá de los 65 y 68 años. Algo que, además, paliaría en alguna medida las bajas por edad que se van a dar a corto y medio plazo.
- ¿Y otros puntos del acuerdo como el de elaborar una normativa «clara y determinante» sobre la incompatibilidad de los médicos?
- Avanzar en esa línea sería volver atrás. En un contexto de falta de profesionales no se les puede obligar a decidir entre el sistema público, el privado o Muface. Si un médico cumple perfectamente con su tarea en lo público y su cargo no interfiere, tiene el derecho a trabajar también fuera y permitir además al paciente la libertad de elección.
«El problema de falta de tiempo en Primaria tiene fácil solución»
Consciente de la dificultad de atender la totalidad de las demandas de los profesionales de Atención Primaria, Martínez cree factible responder a su principal reclamación: más tiempo para dar una atención de calidad. «Tiene fácil solución», sostiene. A falta de más personal, la presidenta del COML propone combinar mejoras organizativas con un cambio de paradigma en la frecuentación y priorizar la atención. «Hay visitas necesarias, pero otras pueden demorarse para ampliar así el tiempo que el médico pasa con cada paciente», reflexiona. «Ello requiere racionalizar la cultura de una sociedad medicalizada en exceso, el empoderamiento de los pacientes y más responsabilidad al requerir recursos que son limitados», dice.
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