Códices de ida y, a veces, de vuelta

Aunque no tengan ya obligación legal, muchas instituciones han decidido devolver piezas cuyo origen ilegítimo resulta evidente. No siempre sucede. La diócesis de Ávila se ha desgañitado pidiendo el retorno de la biblia abulense, hoy en la Biblioteca Nacional, pero ni siquiera han conseguido su cesión temporal para una exposición. Más suerte ha tenido el BNG y eso que la Crónica Troyana, también en la Biblioteca Nacional, no parece haber salido ilegalmente de su patria chica, Betanzos, ya que el Estado lo compró en 1886 junto con las demás obras incluidas en el archivo de los duques de Osuna. En este caso, la política ha jugado en favor de su retorno. Hace apenas un mes, la comisión de Cultura del Congreso apoyó su retorno temporal para una exposición e incluso dejó abierta la posibilidad de una cesión permanente.

El caso de las Glosas, como se ve, tiene antecedentes. Los procesos judiciales, como demuestra el caso de los 'Papeles de Salamanca', son largos, confusos y de resultado incierto, pero hay instituciones que ni siquiera esperan a que les reclamen legalmente los códices para, según los casos, devolverlos a su lugar de origen o al menos cederlos temporalmente.

El caso de la Biblia de Ávila reúne muchas semejanzas con el de las Glosas y los demás códices emilianenses. También aquí nos encontramos con un valioso manuscrito trasladado a Madrid después de un proceso desamortizador desarrollado en el siglo XIX. El 1 de enero de 1869, Manuel Ruiz Zorrilla promulgó un «Decreto de incautación de los archivos, bibliotecas y colecciones de arte, en poder de catedrales, cabildos, monasterios y órdenes militares». El gobernador civil de Ávila, Juan de Dios Mora, siguió sus instrucciones y se incautó de más de 400 documentos (pergaminos y códices) de la catedral abulense, que pasaron a poder del Estado y acabaron en la Biblioteca Nacional de España.

Entre ellos figura esta valiosísima y muy antigua Biblia. Se comenzó a copiar en Italia, seguramente en algún monasterio de la Umbria, y se trasladó a España en el siglo XII, en donde se completaron el texto y las bellas ilustraciones.

En los últimos años, el obispado abulense ha reclamado –sin éxito– el regreso del códice a la catedral. La Biblioteca Nacional no solo se niega, sino que, debido a su estado, tampoco cedió el ejemplar para la exposición en Ávila de Las Edades del Hombre. El obispo de la diócesis, Jesús García Burillo, llegó incluso a amenazar con emprender la vía judicial: «Los pueblos tienen sus derechos», argumentó entonces.

La Universidad de Berkeley (California) comprobó en 1990 que una serie de copias de manuscritos de Wolfgang Amadeus Mozart, de Franz Schubert y del compositor Michael Haydn (hermano de Franz Joseph Haydn) habían sido robadas en la Segunda Guerra Mundial. La Universidad los había comprado en 1978 a uno de los guardianes de la prisión de San Quintín, que a su vez los había conseguido gracias a su cuñado, que había sido soldado en Austria durante la Segunda Guerra Mundial. Los 18 manuscritos –obras religiosas y cantos– habían sido copiados en el siglo XVIII por monjes de la abadía de Kremsmüster, un imponente monasterio benedictino fundado en el siglo VIIIy situado a 200 kilómetros de Viena. Los técnicos de la Universidad de Berkeley comprobaron que las tropas americanas los habían robado cuando ocuparon la abadía, en 1945. «Nos entristece verlos partir, pero se había hecho evidente que estos documentos habían sido obtenidos ilegalmente, y nos parecía correcto devolverlos», declaró uno de los responsables de la biblioteca, John Roberts.

En la historia de las restituciones documentales, la de los 325 legajos devueltos por Francia a España en 1942 merece un capítulo aparte.

En 1811, las tropas napoleónicas del general Kellerman se llevaron del Archivo de Simancas 256 cajas con documentos relevantes sobre las conflictivas relaciones hispano-francesas del siglo XVII. Muchos de los papeles se devolvieron en 1815, pero esos 325 legajos se quedaron criando polvo en París.

Su restitución definitiva tuvo que esperar más de un siglo, cuando el general Franco y el mariscal Pétain accedieron a una especie de intercambio de obras de arte como muestra de amistad entre ambas administraciones filonazis. Así volvió a España la Dama de Elche y así cruzó losPirineos en dirección opuesta una obra del Greco (retrato de Antonio de Covarrubias), que hoy se exhibe en el parisino museo del Louvre.

Aunque los archiveros franceses y las autoridades alemanas se resistieron, los 325 papeles que robó el general Kellerman regresaron al Archivo de Simancas el 6 de noviembre de 1942.

La Crónica Troyana es una obra francesa de Benoit de Sainte-Maure que fue traducida en 1373 por Fernán Martins al galaico-portugués. Formaba parte de la biblioteca de los duques de Osuna, que fue adquirida por el Estado en 1886 por 900.000 pesetas. Desde entonces integra los fondos de la Biblioteca Nacional de España. El BNG había solicitado reiteradamente su devolución a Galicia por ser «una prueba viva de la historia y la cultura gallegas», pero hasta la fecha se había encontrado con un muro. En una respuesta parlamentaria de 2022, el Gobierno había señalado que el documento se encontraba ya a disposición «de todos los ciudadanos» en la Biblioteca Nacional. Sin embargo, también puntualizaba que la institución se abría a prestar documentos para exposiciones temporales. El BNGno cejó en su empeño y ha aprovechado el peso de su diputado, Néstor Rego, en la mayoría gubernamental para recabar el apoyo de la Comisión de Cultura del Congreso, que ha respaldado la cesión temporal de la Crónica a Galicia (con el voto en contra de Vox y la abstención del PP). «El acuerdo –puntualiza el BNG– también abre la puerta a que, con independencia de la titularidad del manuscrito, la obra quede en depósito permanente en una institución cultural pública con sede en Galicia».

La historia del códice Tlaquiltenango da para una novela. Se trata de un conjunto de documentos pictográficos fechados entre los años 1525 y 1569, poco después de la llegada de los conquistadores españoles a territorio mexicano. Los papeles fueron descubiertos en 1909 entre los muros del convento de Santo Domingo de Guzmán, en Tlaquiltenango, ciudad del estado de Morelos. El propietario del terreno desgajó más de cien fragmentos y vendió la mayoría al Museo de Historia Natural de Nueva York. Muchos años más tarde, el 25 de abril de 2017, un pedazo que se creía perdido salió a subasta en la sala Alabarte, de Madrid, por un precio de 100.000 euros. Mide 35 por 20 centímetros y, aunque está muy deteriorado, parece mostrar con símbolos y nombres en castellano y en lengua nahuatl una lista de intercambios. Tras la reclamación del Gobierno mexicano, la Guardia Civil abortó la subasta y entregó el trozo de códice al juzgado de instrucción número 41 de Madrid. Después de examinar los pormenores del caso, el juez determinó su devolución a la embajada de México en España el 30 de noviembre de 2023. Junto con el códice se entregaron tres estatuillas, devueltas de manera voluntaria por una ciudadana española. Este gesto se une al de otra familia española anónima que en el año 2022 entregó al estado mexicano 19 cajas que contenían más de 2.500 piezas prehispánicas de pequeño tamaño: sellos, huesos humanos esgrafiados, figuras de piedra, metales...

Uno de los litigios más sonados tuvo que ver con los llamados 'Papeles de Salamanca'. Hubo incluso manifestaciones. Se trata de los documentos confiscados en Cataluña por las tropas franquistas y que fueron trasladados al Archivo de la Guerra Civil de Salamanca. Desde la transición, la Generalitat había reclamado la restitución de toda esa variada colección de legajos, que incluían fichas policiales, cartas personales, publicaciones diversas... Los partidos políticos dijeron una cosa y la contraria: Fraga defendió su devolución en 1980 y el PSOE se opuso a su traslado en 1989, aunque luego tanto el PP como los socialistas cambiaron de opinión y estrategia. El Gobierno de Zapatero promulgó en 1995 una ley ex profeso para ordenar su devolución a Cataluña, mientras algunos especialistas lamentaban la ruptura de la unidad de archivo y la dificultad sobrevenida a la hora de trabajar con la documentación de la Guerra Civil. En la madrugada del 19 de enero de 2006, 500 cajas de papeles salieron de Salamanca con dirección a Sant Cugat del Vallés, sede del archivo de la Generalitat. El contencioso llego alTribunal Constitucional, que zanjó el asunto en 2013 dando la razón al Ejecutivo socialista, al estimar que la ley no se oponía a los principios de la Carta Magna.

El Museo de la Biblia, en Washington, abrió las puertas en 2017 tras una inversión de 500 millones de dólares. Ocupa un formidable edificio de ocho pisos y contiene miles de manuscritos y piezas relacionadas con los dos testamentos. Uno de sus códices más raros era una Biblia copiada en un monasterio griego del sur de Italia hacia el año 1000. La pieza había acabado hacia el siglo XV en el monasterio Theotokos Eikosiphoinissa, en el norte de Grecia. La casa de subastas Christie's lo vendió en 2011 y al Museo de Washington llegó por una donación de la familia Green. Sin embargo, cuando la Iglesia ortodoxa reclamó la devolución de los 400 manuscritos que las tropas búlgaras habían robado en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, las autoridades del Museo comprobaron que su codiciada biblia manuscrita era una de ellas. Pese a que no tenían obligación legal alguna, la devolvieron en 2022.