Secciones
Servicios
Destacamos
Las gasolineras españolas están en guerra. Desde hace años (2013, más o menos) una novedad intenta buscar su hueco poco a poco, mientras el sector más tradicional se resiste con uñas y dientes. La guerra es desigual, y por ahora ganan los de siempre. ... Pero ojo: hasta en esa victoria hay más de una trampa.
El sector «emergente» (aunque no mucho) es de el de las gasolineras automáticas, «desatendidas» (nombre oficial) o «fantasma»: estaciones de servicio en las que no hay ningún empleado presente, ni a la hora de servir el carburante ni a la hora de cobrar el mismo.
En La Rioja hay en la actualidad 14 de estas estaciones. Así lo afirma, al menos, el sindicato UGT, que recientemente pedía a todos los partidos del nuevo Parlamento (y futuro gobierno, si es que algún día llega a constituirse) una regulación de esas estaciones. Según contaban, en Logroño hay 4 gasolineras automáticas, y el resto están en Arnedo, Autol, Calahorra, Aldeanueva de Ebro, Haro, Villar de Torre, Lardero, Briones, Agoncillo y Rincón de Soto.
Los sindicatos cargan contra esas gasolineras por una razón evidente: si no hay personal, no hay trabajadores. El cálculo de UGT es que por cada gasolinera que pasa de ser atendida a «fantasma» se pierden 5,4 trabajadores. Y cuando los sindicatos dicen «regulación», en realidad lo que quieren decir es «prohibición», puesto que lo que exigen es que se obligue a que deba haber al menos un empleado presente siempre. Y eso, evidentemente, ya no es una gasolinera automática, ni ahorra los costes que permiten la ventaja competitiva de esas estaciones: el combustible más barato.
Porque sí que es más barato. Sobre el sector del combustible pende desde siempre la sospecha de la concertación de precios: aunque esté dentro de la legalidad, lo cierto es que las grandes cadenas mantienen precios sospechosamente parecidos en el largo plazo, de modo que los consumidores apenas tienen margen de elección entre distintas ofertas.
Las gasolineras desatendidas llenan ese hueco, porque con su rebaja de costes pueden ofrecer combustibles más baratos. No es que lo aseguren ellas (que lo aseguran, ciertamente) sino que lo dicen las instituciones en teoría imparciales. El último informe emitido por la Comisión Nacional de la Competencia, la semana pasada analizaba el caso de la Comunidad de Madrid, donde estudiando los precios de cuatro años, se veía una diferencia constante de hasta el 16% en diésel y el 12% en gasolina. Es dinero: entre 15 y 24 millones de ahorro para el bolsillo del consumidor en esa comunidad.
Además, es evidente que en el caso de las gasolineras atendidas se juega con una cierta hipocresía: cada vez en más ocasiones el único contacto con el personal de la estación de servicio es a la hora de ir a pagar, porque para todo lo demás... autoservicio.
Aún así, no son pocas las comunidades que a lo largo de los últimos años han ido legislando de un modo más o menos restrictivo con esta modalidad de gasolineras. Sin embargo, tras una seria advertencia de la UE en forma de multa, muchas de esas legislaciones acabaron siendo retiradas.
Pero eso no quita para que siga habiendo intentos de dificultar esa actividad de modos más creativos. Por ejemplo, exigiendo que las gasolineras tengan siempre baño, lo que al menos exigiría personal de mantenimiento. O, como estudian algunas consumidoras, prohibir que esas gasolineras funcionen cuando haya viento por encima de los 19 km/h. Una brisita, vamos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.