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A las 8.40 de la mañana y bajo una buena manta de lluvia, que no parecía que fuera a levantar, ya había quienes, en plena Vara de Rey, discutían por la primera fila: «¡Este sitio está guardado, y no empuje!». Y es que a pesar del desapacible día y de que faltaban más de tres horas para el comienzo del desfile, había muchos ciudadanos luchando por la mejor vista. Sus luchas han tenido la mejor de las recompensas, ya que una hora antes del comienzo del acto ha parado de llover como si así se le hubiera pedido a San Fernando.
Por mucho que hubiera público a lo largo de todo el recorrido, lo mejor estaba, sin duda, en la confluencia de las calles Vara de Rey con Pérez Galdós, donde se situaban la Tribuna Real y la bandera y donde a las 12.00 en punto, las compañías de la Guardia Real y la Unidad de Música han sido los que han dado comienzo al espectáculo. Porque al fin y al cabo el Día de las Fuerzas Armadas es un espectáculo. Música, uniformes de gala, caballos, tanques, aviones, motos, autoridades... Lo dicho, un espectáculo.
Un espectáculo que aúna la exhibición de militares, vehículos de tierra y de aire y que se incrementa con la presencia de Sus Majestades los Reyes de España, que primero han sido recibidos por el presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros mientras, entre aplausos, algunos les gritaban 'Vivan los Reyes! El éxito se dividía a partes iguales entre la Reina y el Rey, que cosechaban vítores por igual.
Ella, con levita rosa palo y zapatos en el mismo tono y él con uniforme del Ejército del Aire, han avanzado hacia el palco, donde ha comenzado el acto oficialmente con el homenaje a «los que lo dieron todo por España». Ha sido el momento más serio, solemne y silencioso, aunque no ha faltado quien ha aprovechado para comentar lo parecidos que eran el vestido de la alcaldesa Cuca Gamarra, y el abrigo de la Reina, ambos en tonos pastel y con flores. Con respuesta por parte de otros, «bueno, ellos van todos vestidos iguales».
A partir de ese momento el lugar se ha convertido durante más de una hora en una plaza de armas por la que han desfilado veteranos, reservistas, milicias universitarias, vehículos de cadena, de rueda de la armada, guardia Civil, unidad de emergencias, escuadra de gastadores, UME, batallón de honores... y por supuesto, la legión, que con sus «160 pasos por minuto y un corazón» desataban aplausos y gritos. Ellos, y la cabra. No nos olvidemos de ella, siempre protagonista.
La patrulla acrobática y el resto del desfile aéreo han hecho a todos mirar al cielo, a pesar de que, debido al tiempo, han faltado 2 helicópteros y cuatro apagafuegos, que venían de otras bases.
Lo más impresionante, sin duda, los tanques de guerra, que asustan solo de verlos y lo más colorido, por diferente, la Nuba de Regulares, que nació en Melilla y que tiene ese toque morisco tan exótico. Mientras, el Rey en pie en todo momento saludando a los participantes en el desfile como el resto de las autoridades militares, incluida la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y la Reina, sentada, pendiente del acto.
Todo, hasta que el Rey ha recibido de viva voz el informe sobre el desarrollo del desfile de una de las autoridades militares y se ha dado por concluido el desfile. En ese momento los Reyes han descendido del palco y ha saludado a algunas de las personas que había tras las vallas en el recorrido. Pero solo a algunas, hasta que el coche oficial les ha recogido y el espectáculo ha terminado. Ya no quedaban ni lujosos uniformes, ni brillantes motos, ni apabullantes tanques, ni dóciles caballos. Solo curiosos que se preguntaban, y ahora ¿dónde van los Reyes?
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Clara Alba y José A. González
Alberto Gil | Logroño
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
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