La alergia es la cuarta enfermedad crónica más importante y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que para 2050 afectará a la mitad de la población mundial. «Cada vez se diagnostica más y se hace mejor. Estamos viendo una ... complejidad mayor en los pólenes y también aumentan las patologías asociadas», describe Ángel Blasco, jefe de Alergología del Hospital San Pedro. En La Rioja calcula que habrá entre 50.000 y 60.000 alérgicos, «entre un 15% y un 20% de la población de la comunidad. En la mayoría de los casos tienen una clínica leve, pero también hay personas con problemas más serios e incapacitantes en su actividad diaria».
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¿Y qué primavera les espera a todos ellos? Es la gran pregunta que se hacen, reconoce el doctor Blasco, y la respuesta que él ofrece es bastante favorable para los intereses de los alérgicos, aunque ya hay quienes empiezan a sufrir con cierta virulencia el polen que desprenden árboles como los plátanos de sombra o los cipreses. Será una campaña «leve y moderada», pronostica, en la que los problemas de rinitis o conjuntivitis serán «más molestos que severos», apunta.
La escasez de lluvias en otoño e invierno ha provocado una menor actividad en las gramíneas, lo que unido «a la cantidad de pólenes medidos y a los datos de primaveras previas, podemos llegar a la conclusión de que será una primavera leve». Pero los alérgicos saben que a medida que avancen las semanas la incidencia puede ir en aumento porque, por ejemplo, las gramíneas y el olivo empiezan a afectar en mayor medida a partir de finales de abril o mayo –y hasta julio– mientras que ahora es el turno del plátano de sombra y el ciprés.
Para combatir esta enfermedad, que tiene una carga genética «importante», señala el especialista, el único tratamiento eficaz es el empleo de la inmunoterapia específica, esto es, las vacunas alergénicas. Se pueden administrar por dos vías: mediante inyecciones subcutáneas o con gotas que se aplican debajo de la lengua (terapia sublingual). Ángel Blasco, sin embargo, también recuerda que existen otros tratamientos «que funcionan y que no tienen efectos secundarios». Se refiere a antihistamínicos de segunda generación «que no causan sueño» o a medicamentos de uso tópico que se aplican en las conjuntivas o las vías nasales. «De esta manera se pueden controlar los síntomas de los pacientes», asegura.
El número de consultas que atienden los alergólogos «no ha variado de manera excesiva» en comparación con años precedentes, si bien la tendencia es al alza «aunque se esté notando de manera paulatina». Influye también el cambio climático, que extiende cada vez más los periodos de floración hacia finales de invierno o primavera, o el abandono de la dieta mediterránea.
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Ángel Blasco
Jefe de Alergología del San Pedro
El responsable del servicio en el San Pedro reconoce también que esta primavera, por primera vez en tres años, habrá una exposición total al aire libre, una vez que el uso de la mascarilla ha desaparecido de nuestras vidas con la pandemia del covid ya en fase de repliegue. «En 2022 todavía se utilizaban con relativa frecuencia», recuerda. Ya no. «Ha sido una barrera muy eficaz para que los alérgicos pudieran hacer frente al polen», aunque también las mascarillas «representaban un inconveniente a la hora de hacer ejercicio físico, por ejemplo». Blasco añade que esa mayor protección «también se ha notado años atrás en una menor incidencia de la gripe. Pero ya hemos vuelto a la normalidad».
El doctor, por último, recomienda hacer consultas de los niveles de polinización que pueda haber en otras ciudades «si se va a viajar» y pensando ya en la Semana Santa. «La Sociedad Española de Alergología a Inmunología Clínica ofrece una información actualizada en su web que puede ser de gran utilidad para los alérgicos», concluye.
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En los días de mayor concentración de polen o de vientos fuertes, es recomendable hacer actividades dentro de casa. En este sentido, la presencia al aire libre conviene evitarla, sobre todo, entre cinco y diez de la mañana y de 19.00 a 22.00 horas. El uso de gafas de sol también es conveniente para evitar que el polen entre en contacto con los ojos, mientras que en el coche es preferible tener las ventanillas cerradas. Las partículas pueden quedar atrapadas en las prendas por lo que una buena medida es ducharse y cambiarse de ropa. Hay que evitar tenderla en el exterior y también cortar el césped o barrer la terraza para no remover el polen.
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