Secciones
Servicios
Destacamos
En el juicio que se sigue contra Francisco Javier Almeida se ha vivido este miércoles una de las jornadas más intensas, no sólo por la esperada declaración del padre del pequeño Álex, sino también por la intervención de las dos médicos forenses que participaron ... en el levantamiento del cadáver del pequeño y practicaron la posterior autopsia, así como por el testimonio de tres vecinas que son madres de otros menores.
Una de ellas acudía con frecuencia al concurrido parque Entre Ríos, cuyo hijo también ese día se encontraba en la plaza, relató que pasadas las 20.00 horas una mujer entró en el bar Chester, que estaba en una de las esquinas de la plaza, «diciendo que había desaparecido Álex y que se lo había llevado un señor».
Como también su hijo había jugado en el parque aquella tarde, le llamó y enseguida identificó tanto a Álex como al individuo que creían que se lo había llevado. «Me dijo que era el hombre del banco, que había una foto de él, que le habían hecho un selfie cuando estaba en la ventana y me indicó que vivía en el número 5», justo enfrente de los portales en los que la familia y la policía habían emprendido la búsqueda. También de inmediato se lo comunicó a la Guardia Civil y a una amiga que reside en el mismo edificio. «Es el sordo, me dijo».
Noticia Relacionada
Carmen Nevot
Noticia Relacionada
Preguntada por si tenía constancia de intentos anteriores de llevarse a algún niño, se remitió a lo que le había comentado su hijo, «que varios pequeños le habían hecho un selfie porque se les quedaba mirando mucho y no les gustaba».
Otra vecina de la zona y madre de un menor aseguró que en el entorno había «rumores de que había alguien merodeando, pero nadie le poníamos cara ni sabíamos quién era». Sospechas que llevaron a varios vecinos a llamar a la Policía Local de Lardero, incluso ella misma contactó con ellos el 14 de abril de 2021.
Una semana antes del crimen de Lardero, de acuerdo con el relato de una tercera mujer residente en este barrio, el desconocido habría tratado de atraer a su casa a otras pequeñas que jugaban a la pelota en el parque. Se les escapó el balón hacia el banco en el que estaba sentado el acusado y cuando un niña se acercó a recogerlo, «le dijo que tenía pajaritos en casa y que si quería verlos». La menor se lo comentó a su madre, se asomó junto a las otras progenitoras, miraron a Almeida y éste se fue. Llamaron a la Policía Local para denunciar, «pero dijeron que qué iba a denunciar si no había pasado nada». «Todo esto ocurrió una semana antes, pero ya se comentaba que había un hombre que había salido de prisión y que iba contando cosas en el bar que frecuentaba, que se había cargado a una tía», concluyó.
Durante más de una hora las forenses han desgranado las desgarradoras conclusiones de los informes del Instituto Nacional de Toxicología y de la propia autopsia practicada al pequeño. Todo mientras en las pantallas de la sala se proyectaban varias imágenes del menor a las que el acusado ha mirado en repetidas ocasiones. Las lesiones que presentaba el pequeño «demuestran una brutalidad extrema sin ninguna duda», así lo ha certificado una de las dos peritos.
El 28 de octubre de 2021, según detallaron, llegaron al portal número 5 de la calla Río Linares, en el barrio Entre Ríos de Lardero, y allí se encontraron el cuerpo del niño sobre el suelo en el portal. El menor tenía la ropa cortada, cortes que habrían efectuado los médicos que intentaron reanimarle. Las facultativas le tomaron varias muestras biológicas de la boca y la mejilla y ya, en un primer momento, observaron unas lesiones en el cuello que «ya presuponen que se había producido una muerte por asfixia, por compresión cervical», apuntó la forense. El estudio histopatológico confirmó después que, efectivamente, «fue una muerte por método asfíctico con compresión cervical extrema», precisó.
Las mismas peritos certificaron que las lesiones que presentaba el pequeño se produjeron en vida y «pueden ser –dijo– de sujeción o inmovilización». Además, ninguna de las heridas o hematomas «sugieren ningún tipo de defensa». Una conclusión, esta última, que también expuso el pasado martes el teniente de la Guardia Civil que dirigió la investigación del bautizado como crimen de Lardero. La capacidad de defensa del pequeño quedó anulada por la diferencia de edad, de capacidad, de fuerza y de peso entre víctima y agresor, señaló el agente.
Las mismas marcas que tenía el niño en el cuello y en la mandíbula, según las forenses, demuestran que intentó huir mientras Almeida le rodeaba el cuello con el brazo. Es, dijo, el «instinto de supervivencia». En cualquier caso, la diferencia de fuerza y tamaño entre ambos «era desproporcionada». También se aprecian, explicaron las peritos, lesiones que indican que el acusado agarró a Álex por la muñeca y tiró de él, que le sujetó fuertemente la cara mientras lo tenía de frente y que ha habido amarres y marcas de presión de sujeción sobre una pared.
Las muestras biológicas recogidas de las manos, boca y mejillas del menor se enviaron al Instituto Nacional de Toxicología que concluyó, según detallaron, que «existen escasos restos de semen humano en la boca y en la mejilla izquierda que pertenecen al acusado».
Todo indicaría, a juicio de las peritos, «que primero se produjo la agresión sexual, mientras el niño estaba vivo, luego una compresión en el cuello, con intentos de huida durante un tiempo, y finalmente, la muerte». No obstante, por las erosiones y abrasiones que tenía el pequeño de haber movido la cabeza de un lado a otro mientras el acusado le rodeaba el cuello con el abrazo desde la espalda, se deduce que la pérdida de conocimiento se dilató en el tiempo, pero a partir de ese momento, «presionó muy fuerte hasta que se produjo la muerte», declaró.
En la misma sesión, a preguntas del fiscal, Enrique Stern, las forenses recordaron que en el examen forense efectuado a Francisco Javier Almeida tras cometer la agresión sexual y posterior asesinato de una joven empleada de una inmobiliaria en 1998 no se detectó ninguna patología psiquiátrica ni alteración mental.
La defensa de Almeida preguntó a las forenses si la intervención en un testículo consecuencia de un carcinoma a la que fue sometido el acusado hace años había podido influir tanto en la erección como en la cantidad de esperma del acusado, las peritos descartaron cualquier relación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.