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El próximo día 20 comenzará el juicio por el llamado crimen del Ebro, uno de los asesinatos que más conmoción causó en La Rioja y en la vecina localidad alavesa de Oyón, municipio donde residía la víctima, un joven repartidor que perdió la vida por ... azar.
Cada uno de los cuatro acusados se enfrenta a 30 años, 25 por el asesinato y 5 por robo con violencia, y será un tribunal ciudadano el que delibere sobre su culpabilidad. Los hechos ocurrieron sobre las 23.15 horas del 6 de abril de 2021. Ese día, los acusados, acompañados de dos menores de edad, abandonaban el Parque del Río Ebro, de Logroño, y accedían por una rampa asfaltada al estacionamiento de vehículos situado próximo al Cubo del Revellín, en la calle Intendencia.
Los miembros del grupo vieron a Isam Haddour, de 34 años, que llevaba una bicicleta de montaña, sentado en un banco en el acceso al parque. El joven estaba en estado de embriaguez, le pidieron tabaco, se negó y le dirigió un piropo a una de las menores a la que llamó 'Reina'. En ese momento, según el fiscal, uno de los procesados, «con el propósito de obtener un beneficio económico a costa de alguien desvalido», propuso al resto de sus amigos quitarle los objetos de valor y el dinero. Todos aceptaron y para «acabar con cualquier oposición a su voluntad depredatoria» y «por sorpresa», le dio un fuerte golpe en la cabeza.
El joven quedó aturdido, en el suelo y sin capacidad de responder a la agresión. Acto seguido, tres de los acusados abordaron sucesivamente a Isam, que estaba en el suelo, inerme, y le propinaron nuevos golpes, puñetazos y patadas. Se turnaron en la agresión, sin que Isam Haddour pudiera oponer resistencia y sin que hubiera advertido en ningún momento el peligro.
Los acusados, prosigue la Fiscalía, golpearon indistintamente y con gran fuerza a Isam en la cabeza, en el tronco y en las extremidades. Le dieron fuertes patadas y puñetazos, y con cada embate, la conciencia de Isam se iba desvaneciendo, hasta que, por la acumulación de golpes, quedó inconsciente y tendido en el suelo. Le arrebataron las pertenenencias, entre ellas el abrigo que llevaba puesto y una bicicleta, y le abandonaron agonizando y a la intemperie. Era un lugar apartado, a la entrada del Parque del Ebro, y los acusados sabían que no sería localizado, sobre todo porque en aquellas fechas había toque de queda entre las 23.00 y las 07.00 horas.
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Luis J. Ruiz | L.R.
Según la acusación pública, los presuntos asesinos también sabían que al dejarlo en aquel lugar, su vida se veía comprometida. «Estaba inconsciente, en un lugar húmedo y le habían quitado la ropa de abrigo». De este modo «el cuerpo de Isam perdería temperatura y podía peligrar su vida por enfriamiento de su organismo».
Sobre las 23.25 horas todos los acusados «deambulaban en actitud festiva, jocosa y despreocupada» y al llegar a la calle Portales, sobre las 23.33 horas, agentes del Cuerpo Nacional de Policía les identificaron para denunciarles por infringir las restricciones.
A las 7.30 horas del día siguiente, un viandante vio a Isam inconsciente y avisó a los servicios de emergencias. Su organismo había experimentado una notable pérdida de temperatura. Esto, junto con la incidencia del traumatismo craneoencefálico, le produjo una hipotermia grave o severa.
Isam se encontraba en coma profundo y a las 19.20 horas del 7 de abril falleció. La asistencia médica de urgencia en un Servicio de Neurocirugía inmediata en el tiempo a la agresión sufrida habría incrementado significativamente las probabilidades de supervivencia, precisa el fiscal.
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