Ernesto Pascual
Viernes, 26 de septiembre 2014, 09:25
Cuando Mari Cruz Garrido finalizó anoche la lectura del pregón de estas fiestas 2014, encontró un Teatro Cervantes que le aplaudía en pie, con emoción y con una sonrisa en cada rostro. Filóloga, afincada en Bilbao desde hace veinte años pero «arnedana más que el ajo», autora de la recopilación de canciones y romances de la tradición oral El corro de las niñas, Mari Cruz pidió permiso para dejar de ser pregonera para ser trovadora, juglar y poeta. En verso, en Román Paladino, a la manera de Gonzalo de Berceo y con una gracia cautivadora, dedicó su pregón a las mujeres que han ayudado a mantener la tradición oral.
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Así, paseó por su infancia «cantarina y mensajera» en las calles del Patio Carreto, «donde aprendimos el valor de la palabra de maestras sin licenciatura» y despertó la emoción entre todos al definir «los apodos de los padres» como emblema de identidad y «la mayor honra» de cada arnedano. Y concluyó apelando a las tradiciones y a las bendiciones de San Cosme y San Damián.
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