"Michi" se impone en la Carrera de Caracoles

Colocados sobre un tablero de madera, los caracoles tienen que recorrer la máxima distancia posible durante un tiempo de cinco minutos, aunque no todos han sido capaces de arrastrar la lata de conserva en línea recta.

Antes de cada tanda, en la que participan un total de 14 caracoles, los organizadores se encargan de pegar con pegamento de alta precisión un cordel a su caparazón, que también está enganchado al envoltorio de cartón de la lata, que puede ser de pimientos o de espárragos.

El ganador, de ocho años, ha recibido un premio en metálico de 30 euros, además de la bolsa de golosinas que se ha entregado a todos los participantes.

El segundo clasificado ha sido "Cari", de la niña de Tricio Elena Alegría, que ha recorrido 80 milímetros, por lo que su propietaria ha recibido 20 euros.

Además, Sergio Pérez, de Logroño, ha logrado el tercer puesto y 15 euros gracias a los 70 milímetros que se ha desplazado su caracol "Luz".

Los niños que participan en la carrera suelen recogerlos del campo o de las huertas del pueblo los días anteriores a la prueba, aunque si alguno decide inscribirse a última hora, los organizadores disponen de ejemplares para prestarles.

107 corredores

"No hay límite de edad, porque el participante es el caracol", ha aclarado Alegría, quien se ha mostrado sorprendido por el aumento de corredores de este año, 19 más que en la edición anterior, cuando hubo 88 moluscos.

Con los caracoles guardados en cajas forradas de lechuga fresca, o cobijados en el puño de su mano, los pequeños esperaban ansiosos la llegada de su turno, mientras los animales se refugiaban del bullicio en el interior del caparazón y los más animados sacaban los cuernos al sol.

Variedad de nombres

"Pinchi", "Diamante", "Bartolo", "Leo" y "Caruso" han sido algunos de los nombres de los participantes, aunque han proliferado los caracoles bautizados igual que personajes de dibujos animados, como el molusco "Turbo", "Gary" -el caracol mascota de Bob Esponja- y el coche de carreras "Rayo McQueen".

Esta particular tradición se remonta a 1986, cuando un veraneante vasco que pasaba sus vacaciones en Tricio se sorprendió por la fuerza que tenía un caracol mientras arrastraba una alpargata, por lo que propuso organizar una carrera.

Cuando se jubiló el promotor, Alegría cogió el testigo como organizador de la prueba de arrastre para entretener a los niños durante las fiestas de la localidad.

El radiante sol que hoy a acompañado a los vecinos de Tricio, conocidos popularmente como "caracoleros", ha animado a numerosos visitantes a contemplar la carrera o degustar un plato de caracoles, guisados con chorizo, jamón, panceta, pimentón y guisantes.

Las fiestas de San Bartolomé de Tricio continuarán el fin de semana y se prolongarán hasta el lunes, cuando se celebrará una carrera de burros por las calles de la localidad.