Miguel Ángel Fernández | Viceconsejero de Educación

«Podemos ser más o menos exigentes, pero debemos serlo todas las comunidades»

– La EBAU está a la vuelta de la esquina con algunas novedades, pero pendiente del cambio que, a priori, debe llegar en 2025.

– Es la primera prueba del Bachillerato bajo la Lomloe y como tal debe adaptarse a sus asignaturas. Pero la normativa básica no existe porque el borrador del Real Decreto que la iba a modificar quedó paralizado por la pasada convocatoria de elecciones generales. Ha pasado un año y seguimos esperando esa norma que regule la EBAU. El Ministerio de Educación lleva un retraso considerable.

– ¿Se mantienen los cambios adoptados por el covid?

– En la pandemia se flexibilizó la EBAU, con más posibilidades de elección. Entonces se adaptó a esa realidad y ahora hay otra: un Bachillerato con la Lomloe, pero que no tiene soporte legal. Debemos primar que los alumnos sean los menos perjudicados por esa 'desidia' del Ministerio.

– ¿Qué espera de esa futura legislación?

– El borrador del Real Decreto definía muy poco. Echamos de menos las matrices de especificaciones, que son los criterios comunes para que la prueba resultase más homogénea. No existe ese criterio y eso contribuye a que se den más diferencias entre las distintas comunidades autónomas. Y hay que recordar que la universidad es distrito único, es decir, que los alumnos de toda España pueden optar a matricularse en cualquier campus.

– Hace unos días, las Cortes de Castilla y León pedían una EBAU única. ¿Está de acuerdo?

– Muchas comunidades estamos liderando esa petición de una EBAU común para minimizar las diferencias. Es complicado que la prueba se realice los mismos días o que se evalúen idénticos temas en toda España, pero hay que tender a igualarlos. Y más en un momento en el que no hay ningún criterio homogéneo, más allá del número de asignaturas o del tiempo por examen.

– ¿Están los alumnos riojanos damnificados por esa falta de equidad?

– Los alumnos riojanos tienen un alto porcentaje de aprobados, más que la media, pero en cuanto a calificaciones globales estamos por debajo. Hay un volumen muy importante de aprobados, pero parece que hay resistencia a las notas altas. Y eso a pesar de que el Informe Pisa, en La Rioja, constata el mayor número de alumnos en niveles 5 y 6 (notable y sobresaliente). Parece lógico que también estuviéramos en cabeza, pero no es así.

– En la prueba de acceso a la universidad, ¿se pide más a los alumnos riojanos?

– Creo que la prueba es más exigente. Se puede ser más o menos exigente, pero debemos serlo todos al mismo tiempo. Hay que ponerse de acuerdo porque hay comunidades que queremos que los alumnos de la universidad demuestren un determinado nivel y otras que lo bajan. Eso influye especialmente en los alumnos que optan a estudiar grados con notas de corte alta como Medicina, Informática... Y en nuestro caso nos puede perjudicar en relación a otras comunidades. Con una misma prueba, no existirían esas diferencias. Por ejemplo está el caso de Enfermería. La Universidad de La Rioja ofertó el pasado año 90 plazas y solo 18 alumnos son riojanos. Otros se tienen que ir a estudiar fuera.