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«Aquí soy feliz»
Jon Uriarte | Periodista ·
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Jon Uriarte | Periodista ·
Jon Uriarte, periodista y un asiduo de Santo Domingo, se confiesa un enamorado de la localidad calceatenseJon Uriarte ha sido/es un periodista 'todoterreno', con un currículum cuya lectura no aburre: guionista, prescriptor, director y realizador de anuncios; imitador, doblador, guionista y presentador, entre otros, de aquellos conocidos programas televisivos como 'El Grand Prix de verano' o 'Todo en familia'; ... escritor... Actualmente trabaja en La Cope y su labor le valió en el 2018 la Antena de Plata de Radio. También es columnista del diario El Correo.
Además de todo esto es un enamorado de Santo Domingo de la Calzada, ciudad en la que, precisamente, estrenó el citado currículum profesional con un espectáculo de imitaciones en el legendario local LIV. Tenía solo 16 años y, tres antes, había llegado a la ciudad calceatense siguiendo a otros familiares, los Unzain y Gil, que ya veraneaban en la urbanización Las Nogueras, cuyos orígenes y primeros años estuvieron muy ligados a jugadores del Athletic de Bilbao. Por ella pasaron Iríbar, Villar, los Rojo, Argoitia, Arieta... «Fue una forma de trasladar un pequeño Bilbao aquí», explica Jon, que recuerda con gozo aquellos primeros veranos y su posterior 'descubrimiento' del ambiente local. «Somos pioneros de aquella época dorada de Santo Domingo, con el Studio 54, el LIV, Disco Fanny...», recuerda. En la ciudad calceatense transcurrió buena parte de su adolescencia, juventud y etapa adulta, porque se escapa a ella en cuanto puede. «Donde mejor me lo paso es aquí. Paseamos mañana y tarde y el resto del día es comer, beber y estar con amigos», confiesa. A Madrid, donde vive -los de Bilbao pueden vivir donde quieren- se llevó un gato negro que un buen día apareció en su casa. «Es un cachito de Santo Domingo que hemos trasladado allí», dice.
Filtrada la sempiterna idealización del pasado, reconoce que las cosas han cambiado. «La noche ya no es lo que era y la juerga tampoco, pero aquí y en todas partes, primero porque nosotros somos más viejos y porque todo ha cambiado. Ahora prefiero hacer un aperitivo largo a salir por la noche», explica.
Pero él, a sus 53 tacos, sigue viniendo. «Por algo será», dice, sin obviar la positiva transformación que, más allá de su ambiente, ha experimentado la ciudad. «Eso es lo que más valoro ahora», indica. «Aquí es donde de verdad desconecto», reconoce. «Aquí me relajo y soy feliz, y a estas alturas es cojonudo poder decir esto». La prueba definitiva de ello es que el primer día se le olvidó el móvil... y logró vivir sin él. «Esto no me había pasado en años».
No es la única cosa singular que le ha ocurrido en esta localidad riojana, donde, con su mujer Lorea, y sus primos Jesús y Begoña, recuerda unas olimpiadas de la urbanización en las que le dieron el premio... al más gracioso. En aquella copa descubrió, a modo de bola de cristal, que «mi vida tenía que ir encaminada a hacer espectáculo», bromea. Son recuerdos, es presente y es, también, el deseo de un futuro que pase por Santo Domingo de la Calzada.
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