Félix Revuelta | Empresario
«En España nos reímos de los fracasos y lloramos los éxitos»Secciones
Servicios
Destacamos
Félix Revuelta | Empresario
«En España nos reímos de los fracasos y lloramos los éxitos»Félix Revuelta nació en Burgos hace 77 años, pero a su padre, guardia civil, lo destinaron a Logroño y aquí se crió. La entrevista tiene lugar en la avenida de Viana, justo donde su madre regentaba una tienda de ultramarinos. Acaba de publicar su biografía, ... titulada 'El fracaso es el principio del éxito' y firmada por el periodista Pedro Luis Gómez (Editorial Deusto).
– ¿Por qué ahora ha sentido la necesidad de contar su vida?
– Al fallecer mi esposa me propuse hacerlo. Quería transmitir el mensaje de que con trabajo se pueden hacer cosas importantes en la vida, y que un niño humilde, como fui yo, puede llegar a tener éxito si lucha y se esfuerza. España es un país de oportunidades, pero hay que tomarlas. Cuando me fui a la Guardia Civil, mi idea era seguir en el cuerpo. Hasta que un día, leyendo un libro de Lee Iacocca –un ejecutivo de Chrysler–, pensé que me gustaría ser como él. Entonces empecé a estudiar Económicas y cambié mi vida.
– Pero hay gente que se esfuerza y no lo consigue. ¿Ese mensaje puede resultarles pernicioso?
– No porque el fracaso no debe ser el final de nada. Hay que intentarlo una segunda vez, una tercera... Igual a la cuarta es la buena.
– ¿En algún momento aquel niño que corría por la calle Rodríguez Paterna llegó a soñar que iba a convertirse en empresario?
– Mi abuelo era un agricultor de Burgos que se mató en accidente cuando yo tenía doce años, pero siempre lo he tenido como ejemplo. Lo admiraba porque era un hombre que se lo hacía todo: tenía su ganado, su herrería, su carpintería... Mi padre fue un desertor del arado, se metió en la Guardia Civil y lo destinaron en Logroño. Pero cuando tuvo la ocasión, salió del cuerpo y se hizo emprendedor: puso una granja de cerdos, un huerto de champiñones, un bar en Avenida de Colón, que es donde yo trabajé muchos años... Digamos que en mi familia ya había emprendedores y yo también lo he sido. Tengo cincuenta mil cosas diferentes y cada día me meto en una nueva.
– Tiene cincuenta mil cosas, pero se le conoce sobre todo por ser el dueño de Naturhouse. ¿Cómo le surgió la idea?
– Era un modelo novedoso. Antes de ser empresario yo había sido ejecutivo. En uno de mis trabajos estuve en una empresa que se dedicaba a las dietas y vi que era un mercado muy potente en Estados Unidos, pero que aquí todavía era muy flojo.
– ¿Le sorprende más el éxito o el fracaso?
– Fracasos siempre hay. Sin fracasos no hay éxito. El éxito, además, no viene de golpe. Es una labor lenta, de lucha. Me costó muchos años conseguir que la empresa fuera importante. El empresario debe tener imaginación para ver aquello que no ven los demás, luego debe ser trabajador y tenaz, y finalmente tiene que estar vigilante. Hablo de una vigilancia externa, para contrarrestar la competencia, e interna, de manera que los empleados estén siempre motivados y crean en el proyecto.
– ¿Para un empresario es más importante la tenacidad o saber cuando hay que dar una cosa por finiquitada?
– La tenacidad es muy importante.Si no eres tenaz no llegas a ninguna parte. Lo que no hay que caer es en la obcecación.
– Esa es una frontera borrosa.
– Claro. Yo monté un negocio de perfumería en Alemania y no funcionó. La cerramos y punto. Aún tengo perfumes por ahí. A mí montar Naturhouse me costó cinco años de pruebas.
– ¿Se arrepiente de algo?
– No; los errores que he cometido son los que tenía que cometer. Todos me han enseñado.
– ¿Y sus años de guardia civil?¿También le enseñaron algo?
– Mucho. A Aznar le reprocho que quitara el servicio militar. Ya hay países que lo están volviendo a poner. La educación militar enseña a ser solidario y disciplinado. Una vez conté esto en una conferencia en la Universidad. Les dije a los alumnos que eran una generación mejor formada que la mía porque yo, por ejemplo, no hablo idiomas, pero que tenían el problema de no haber hecho la mili.
– Se le echarían encima, supongo.
– No, no. Me miraron como dicendo pero de qué habla este... A mí la Guardia Civil me hizo mucho bien.
– ¿Todo esto se puede aprender en la Universidad?
– La Universidad te forma. Aprendes cosas que luego vas a utilizar en el futuro, aunque no sabes para qué. Es importante, pero no es básica. Hay empresarios de éxito que no han pasado por la Universidad. Ahí tenemos a Isak Andic, el presidente de Mango, que vino de Estambul y se puso a vender camisas en el Liceo Francés. El trabajo es fundamental. Yo tengo 77 años y no paro.
– ¿Pero usted recomendaría a un joven emprendedor que fuera primero a la Universidad?
– Sí, la formación es importante. Pero recomendaría a los que están ya en último curso que tuvieran ideas, que se lanzaran. Como hacen los americanos: trabaja, ahorra un dinero y monta un negocio. Igual fracasas, pero así se aprende.
– ¿En España estigmatizamos demasiado el fracaso?
– En España estigmatizamos el fracaso y el éxito. Cuando uno tiene éxito, en seguida dicen: qué habrá hecho este. Los empresarios estamos muy mal mirados. En España lloramos los éxitos y nos reímos de los fracasos. Esto hay que cambiarlo porque impedimos que gente joven se arriesgue.
– Hablaba usted de España como país de oportunidades. ¿Antes lo era más?
– No. Al contrario. Yo me tuve que ir de Logroño en el año 66 porque aquí no había oportunidades. No había Universidad ni había nada. Hoy cualquier chico se puede quedar a estudiar aquí. En España hay muchas más oportunidades que hace años y en todas partes; otra cosa es que las políticas hayan hecho que la gente pierda estímulos.
– ¿Le preocupa la sucesión? Es un momento muy delicado para un empresario.
– No; somos una familia muy unida, aunque los hijos son los hijos y no se puede exigir que sean como uno mismo. A mis hijos les gustan otras cosas, pero también controlan las empresas. Lo importante es tener buenos ejecutivos. Hay que buscar el talento.
– ¿Es difícil reconocer el talento?
– Reconocerlo no es difícil; pero hay que dejar hacer. Laissez-faire, dicen los franceses. Si lo que hacen tus ejecutivos funciona, adelante. Lo que no puedes es imponer tu criterio.
– Usted no suele andarse con paños calientes cuando habla. ¿Le ha granjeado muchos enemigos esa costumbre?
– Es así desde siempre y no he tenido muchos problemas. ¿Hay gente que no me quiere? Seguro. En Cataluña, mi tierra durante 55 años, habrá un 50% de gente que me tenga manía porque digo que hace 40 años Cataluña era la locomotora de España y ahora es el furgón de cola. Y eso lo ha traído el separatismo, la política lingüística... Pero seguro que hay otro 50% que ahora me quiere más.
– Ya que menciona a Cataluña, ¿cómo ve la amnistía?
– Un desastre.
– ¿No cree que vaya a conducir a ninguna reconciliación?
– Qué va, al contrario. La Justicia debe ser igual para todos. Esta gente ha creado una división y nos ha robado a todos... Eso no se puede perdonar.
– ¿A largo plazo cree que tiene encaje Cataluña con el resto de España?
– Solo si el pueblo catalán entiende que lo que ha sucedido durante los últimos 30 años nos ha conducido a donde estamos ahora, en el vagón de cola. Eso es lo que hay que plantearse.
– ¿Considera la UD Logroñés uno de sus fracasos?
– De momento es un fracaso, pero ahí sigo. Hay que seguir. Hace diez años dije que iba a hacer una ciudad deportiva y ya está hecha. Ni en Málaga tienen una igual. Sin esto no íbamos a ninguna parte y con esto sí vamos a llegar a ser algo. Ahora quiero negociar con clubes importantes del extranjero para llegar a un acuerdo. Tenemos que hacer lo mismo que ha hecho el Girona. No sé si al Manchester City o a otro, pero a alguno tenemos que liar.
– ¿En qué plazo se plantea ver a la UD Logroñés en Primera?
– En el fútbol los proyectos son complicados. El mundo de la empresa es mucho más exacto. Tienes un buen equipo, como el año pasado, con un presupuesto alto, y al final desciendes. Jugadores nuevos, mercenarios, un desastre. La base debe ser de gente de la tierra. Pero a largo plazo yo creo que sí se puede conseguir. En la vida hay que copiar: si ves que el Girona lo ha hecho bien, habrá que seguir su ejemplo. Yo tengo ya a un par de ejecutivos buscando soluciones.
– Antes patrocinó usted el Ciudad de Logroño de balonmano. ¿Por qué decidió meterse?
– Yo a Logroño solo había vuelto para enterrar a mis padres y a mi hermano pequeño. Soy muy sentimental y la ciudad me traía malos recuerdos. Pero un día estaba en Marbella y me llama el alcalde, Tomás Santos, al que no conocía, y me explica cómo estaba la situación del deporte en Logroño. Decidí echar una mano. No podía tolerar que mi tierra se quedara sin un referente deportivo. Así empezamos con el balonmano, aunque al salir a bolsa con la compañía lo tuvimos que dejar. El fútbol ya es otra cosa porque es una propiedad.
– ¿Pero a usted le gusta el deporte o solo lo hizo por su relación sentimental con Logroño?
– No; yo he jugado al fútbol hasta los 38 años. ¡Tengo las dos rodillas cascadas! A cada empresa que iba montaba un equipo de fútbol para jugar yo. Los jugadores rivales se quedaban atónitos cuando oían a mis compañeros pedirme el balón tratándome de usted: «¡Pásemela, señor Revuelta!».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.