El Servicio del Defensor del Profesor de ANPE atendió 18 casos durante el pasado curso académico en la región, lo que supone «un incremento notable» de las consultas con respecto al periodo anterior, en el que se registraron 11 asistencias. Un aumento que, como explicó ... ayer el responsable del citado servicio, Andrés Toledo, está fundamentado en múltiples factores. Sobre todo, porque «no solo hemos asistido a un deterioro de la convivencia» en los colegios, sino que «existe una mayor conciencia del profesorado para denunciar este tipo de situaciones» y «una mayor visibilidad» del organismo.
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Además, afirmó que «hemos detectado que la tendencia es ir hacia una violencia más sutil. No ha habido agresiones físicas o, al menos, no nos han llegado, pero sí que hay más faltas de respeto, falsas acusaciones, presiones por las calificaciones, sobre todo en Bachillerato, y cuestionamiento continuo a algunos docentes por la labor que estaban haciendo». Se trata, en concreto, de «un tipo de violencia que no se ve, que muchos alumnos y padres ejercen sobre el profesorado y de la que los docentes ven más complicado defenderse porque es mucho más difícil de demostrar», lamentó el responsable del servicio mientras criticó que «al profesorado se le cuestiona absolutamente todo, como por qué pone una calificación, y es un problema».
37% de las consultas
realizadas fueron por conflictos originados por alumnado.
33% de los casos detectados
fueron por falsas acusaciones o presión por calificaciones.
30% de los conflictos surgieron entre los propios compañeros o con la Administración.
En este sentido, puntualizó que los docentes «no somos incuestionables». «Reivindicamos que esa comunicación sea educada, fluida, dentro de los cánones del respeto, del reconocimiento de nuestra labor; porque cuando la violencia pasa de ser abierta o directa a convertirse en sutil, puede quedarse como algo endémico a nivel social, se sienta un poso y luego es muy difícil quitarla».
Andrés Toledo
Responsable del Servicio Defensor del Profesor
Gustavo Navas
Presidente de ANPE-Rioja
Desglosado por origen del conflicto, dividido entre alumnado (representó el 37% de las consultas), profesorado (supuso el 30% de los casos detectados) y familias (el 33%), «hemos visto que el pasado año se ha equilibrado de nuevo la balanza en estos tres ámbitos, que están repartidos». Por etapas, también se ha experimentado un «aumento considerable» de los conflictos en los centros de Educación Secundaria y, también, en los últimos cursos de Primaria, donde tienen lugar «muchas de las conductas desafiantes del alumnado y las actitudes negativas de las familias, que luego se prolongan o se perpetúan hasta los cursos superiores de la enseñanza preuniversitaria».
Todos los conflictos, en cualquier caso, «afectaron mucho a la salud mental y psicológica» del profesorado. De hecho, como apuntó el responsable del servicio, en el 94% de los casos atendidos sufrieron «un acusado grado de ansiedad» y, en el 11%, «llegó a causar depresión», además de la baja laboral en un 22% de ellos. Todo ello «supone un coste añadido a la Administración y pone de manifiesto la ausencia de medidas para la protección de la salud mental». Por ello, hizo hincapié en que se «reconozca que estos problemas de convivencia pasan factura en el profesorado y hay que abordar cómo atajarlo».
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El responsable del Servicio del Defensor del Profesor, Andrés Toledo, también calificó como «positiva» la modificación de los artículos 17 y 34 de la Orden de Convivencia. Y todo porque «dota a los equipos directivos de herramientas para que puedan intervenir ante conductas y actitudes gravemente perjudiciales para la convivencia en los centros educativos, garantizando al resto del alumnado ejercer su derecho a recibir una educación de calidad, al tiempo que protege a los estudiantes víctima de agresiones, vejaciones o acoso de la presencia ineludible del alumnado infractor en sus entornos de aprendizaje». «Ha sido un alivio para los equipos directivos, que ven que tienen herramientas, y creemos que también lo será para los alumnos que son víctimas de acoso». No obstante, faltan cosas por hacer. De hecho, como expuso el presidente de ANPE-Rioja, Gustavo Navas, «la Administración debe dedicar esfuerzos a la figura del coordinador de bienestar y convivencia, que tenga formación y recursos. Los protocolos deben ir acompañados de formación para su implantación y dotación presupuestaria». Sobre los psicólogos en los centros, «es muy positivo, pero habrá que regularlo e implantarlo», «reducir la burocracia, para poder dar clase, atender la convivencia dentro de las aulas» y recuperar la autoridad del profesorado.
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