Richard Feynman, una de las mentes más brillantes del siglo XX, recogió el Premio Nobel en 1965 por sus decisivas contribuciones al estudio de la ... física cuántica. En una ocasión dijo: «Espero que ustedes puedan aceptar la naturaleza tal cual es: absurda». En ese mundo pequeñísimo, huidizo y fascinante, que forma el sustrato de todo lo que nos rodea, bucea la científica logroñesa Pilar García del Moral. Exalumna de las Escolapias y del IES Sagasta, en el currículum de Del Moral, experta en teoría de cuerdas, se acumulan las estancias en universidades españolas y extranjeras. A su ciudad natal regresó esta semana para dar una charla divulgativa sobre «el maravilloso universo cuántico», aunque pronto deberá retornar a Antofagasta (Chile), de cuya universidad es profesora titular.
- ¿Se puede explicar la física cuántica a alguien de la calle? ¡Incluso a Einstein le ponía a veces de los nervios!
- Por supuesto que sí. Es cierto que todavía hay preguntas abiertas para nosotros, pero tengamos en cuenta que mucha de la tecnología que llevamos en el bolsillo (móviles, ordenadores) se basa en la física cuántica. Tener una idea básica es accesible para todo el mundo y por eso me hace ilusión dar charlas divulgativas.
«En el mundo cuántico suceden cosas que no ocurren a nuestra escala, pero eso es lo bonito»
«Cuando uno decide hacer investigación científica debe prepararse para la frustración»
- Cuando uno se asoma al mundo cuántico, tiene la impresión de encontrarse ante un desbarajuste que desafía toda lógica. ¿Hasta qué punto eso es así?
- Es cierto que en el mundo cuántico hay fenómenos que a nuestra escala no ocurren; son completamente diferentes. Pero eso es lo bonito, la sorpresa de descubrir que la naturaleza va más allá de lo que pensamos. Quizá por eso resulta tan sugerente para el cine o para la literatura. Hay que ampliar nuestra visión de lo que es la realidad.
- El mundo de lo más pequeño y el mundo de lo más grande parecen funcionar con leyes diferentes. ¿Encontraremos pronto esa gran teoría unificadora que lo explique todo?
- Ese es el objetivo de la teoría de cuerdas y de la teoría M, en lo que trabajo. Conciliar esos dos mundos requiere hacer una formulación de la gravitación cuántica. Ese es nuestro santo grial y, aunque hay avances, todavía nos faltan bastantes preguntas por responder, preguntas de mucho calado. ¿Cuánto nos falta para llegar? No lo sé. Nos quedan años de trabajo por delante, pero eso no quiere decir que debamos tirar la toalla. Yo soy una persona optimista. Si no, me resultaría muy duro porque son horas y horas y horas para avanzar una milésima. Si no tuviera esa esperanza, me dedicaría a otras cosas.
- ¿Es su oficio muy frustrante? Se trata de una carrera de fondo no siempre coronada por el éxito...
- Eso es cierto. Cuando una persona se decide por hacer investigación científica, debe estar preparada para la frustración. Supone enfrentarse a problemas ante los que continuamente uno ensaya soluciones que no sirven. En contrapartida, se siente mucha alegría en aquellos momentos en los que las cosas parecen funcionar... Pero son los menos. Hay que aprender a alegrarse por las pequeñas cosas, porque si no...
- ¿Y por qué le dio a usted por la física teórica?
- Fue una vocación temprana que nació por pura curiosidad: quería entender cómo funcionaba el universo.
- ¿Vivimos ahora un repentino interés de la sociedad por la física? Hay películas, programas de televisión, series... Y también un mayor esfuerzo de divulgación por parte de los científicos.
- Creo que sí; hay un mayor interés de la sociedad por la ciencia, en general. En mi campo, eso se ve en el aumento en el número de estudiantes en Física y en Matemáticas. Probablemente esté influyendo todo: desde las series hasta el descubrimiento del bosón de Higgs, que tuvo tanto impacto social.
- Hablando de series, ¿el éxito de 'The Big Bang Theory' ha contribuido a despertar el interés por la física o a alimentar el mito del científico como «bicho raro»?
- ¡El sambenito del «bicho raro» ya lo teníamos! Y además el personaje de Sheldon está muy bien caracterizado. Nosotros nos reíamos mucho porque íbamos descubriendo cosas suyas en distintas personas que conocíamos. Creo que, como era en clave de humor, ha contribuido a visibilizar nuestro trabajo. Ha sido más positivo que negativo.
- ¿La brecha de género sigue siendo especialmente visible en la ciencia o cada vez más mujeres se animan a explorar los territorios de la física?
- Lamentablemente no. La brecha de género es grande, y mayor en según que áreas. Hay mayor igualdad y participación en materias como la astronomía, pero en física teórica la brecha es realmente grande. Las mujeres no seremos más de un dos por ciento a nivel mundial. Y España no está particularmente mal: estaremos por encima del diez por ciento. Pese a lo que pueda parecer, y aunque resulte sorprendente, la brecha de género en el terreno científico es menor en los países mediterráneos que en los centroeuropeos.
- Un dos por ciento, un diez por ciento... En cualquier caso, son porcentajes ridículos. ¿Por qué hay tan pocas mujeres?
- Me parece clave la falta de referentes visibles. Pero lo preocupante es que la tendencia no solo no ha mejorado en los últimos años, sino que hemos ido hacia atrás.
- ¿Y eso por qué?
- Por la crisis. En España, la crisis golpeó muy fuertemente a la ciencia. Cuando no hay crisis, los porcentajes de hombres y mujeres más o menos se mantienen; pero cuando llega una crisis importante, golpea sobre todo a la mujer. A mi modo de ver, esto sucede porque, en las épocas malas, la gente se suele aferrar a lo que entiende más seguro e inconscientemente se tiende a reproducir los patrones antiguos, con independencia de que funcionen o no. Y eso juega en contra de la mujer. Los grupos minoritarios siempre resultan más perjudicados en estas circunstancias.
De Logroño a Antofagasta en busca del «santo grial»
A Pilar García del Moral le pudo desde pequeña la curiosidad de saber cómo funciona el universo. Estudió Física en la Universidad de Zaragoza, completó su tesis doctoral en Caracas (Venezuela) y luego prosiguió sus investigaciones en las universidades de Oviedo, Turín, Cambridge, en el Permiter Institute de Canadá y en el Instituto de Física Teórica de Madrid. En la actualidad es profesora titular de la Universidad de Antofagasta (Chile). Allí prosigue su infatigable búsqueda del «santo grial»: la teoría unificadora que consiga por fin explicar cómo funciona el universo.
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