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J.A.L.
Martes, 10 de noviembre 2020, 07:43
La prisión de Logroño mantiene una conflictiva relación con el terrorismo etarra cuya dramática cúspide se alcanzó cuando uno de sus trabajadores, José Antonio Ortega Lara, fue secuestrado en su domicilio de Burgos por un comando de la banda terrorista en enero de 1996. Hasta entonces, durante el cruel cautiverio de su compañero y también con posterioridad, la plantilla del centro penitenciario se ha acostumbrado a vigilar entre los internos allí encarcelados a unos cuantos miembros de ETA. «Lo habitual era que hubiera cuatro o cinco», explican los trabajadores a Diario LA RIOJA. «Pero lo de ahora no lo habíamos visto nunca». Nunca, en efecto, había acogido a tantos presos etarras. Doce cumplen condena en Logroño desde que Instituciones Penitenciarias (que declina pronunciarse al respecto) empezó a trasladar a un buen número de ellos desde prisiones situadas lejos de sus domicilios, en la vecina región vasca. A esta cifra de doce terroristas, cuya carrera delictiva se resume a continuación, se unirá en los próximos días otra veterana criminal, Alicia Ruiz de la Cuesta.
Ibai Ayensa
Miembro del comando Urbasa, fue detenido en el año 2002 en una operación de la Guardia Civil. Se le acusa de matar al concejal de UPN en Leiza José Javier Múgica, mediante la colocación de una bomba lapa en su coche. El asesinato se cometió en el año 2002. También se imputa al comando un atentado fallido en Alsasua contra el equipo de desactivadores de explosivos de la Guardia Civil. Su detención se produjo como consecuencia de la caída en Francia del dirigente de ETA Txapote, en cuya agenda figuraban claves y otras pistas que condujeron a la detención de un elevado grupo de criminales.
Mikel Ayensa
Hermano del anterior, miembro del comando Ekintza, está condenado por el asesinato de un militar riojano, Francisco Casanova Vicente, perpetrado el 9 de agosto de del año 2000 en Berriozar, localidad cercana a Pamplona, «con una frialdad que repugna a todo ser humano», según la sentencia de la Audiencia Nacional. Casanova, natural de Igea, tenía 46 años. Dejó viuda y dos hijas de corta edad. Ayensa intentó hasta en seis ocasiones asesinar a su víctima antes de cometer su crimen. «Soy de ETA y lo seguiré siendo hasta que me muera», declaró durante el juicio.
Josune Oña
Desde la pasada primavera está interna en la prisión de Logroño, procedente de la cárcel de Alicante. Allí cumplía una pena de 25 años por los delitos de colaboración con banda armada, atentado, falsificación de documento público y tenencia ilícita de armas.
Gorka Vidal
Preso en Córdoba, fue trasladado Logroño en agosto. Vidal ingresó en prisión el 4 de marzo de 2004 y tiene una condena de 20 años por colaboración con banda armada, tenencia de armas y estragos. Cumplió las tres cuartas de su condena en febrero de 2019, ha aceptado la legalidad penitenciaria y participa en actividades programadas.
Ugaitz Pérez
Uno de los terroristas que más recientemente han ingresado en la prisión de Logroño. Pérez Zorriketa, cuyo traslado anunció el pasado 19 de octubre Instituciones Penitenciarias, cumplía en Castellón una condena de 25 años desde 2002 por daños, desórdenes públicos, incendio y lesiones. En agosto de 2021 cumplirá las tres cuartas partes de la condena. Fue detenido el 22 de noviembre del 2002 y condenado por actividades de 'kale borroka'.
Andoni Otegui
Miembro del comando Argala, fue detenido en Francia en el 2002. La Justicia francesa le condenó a 8 años de prisión en el 2006 por el delito de asociación de malhechores con fines terroristas; antes, en el 2001, colocó un coche bomba en Marbella que no ocasionó daños personales pero que le valió una condena por estragos terroristas y falsificación de documentos de más de 20 años.
Gorka Lupiáñez
Trasladado este verano a la prisión de Logroño, fue encarcelado en diciembre del 2007 en la prisión salmantina de Topas tras ser condenado por la Audiencia Nacional a 50 años. Su delito, secuestrar a una pareja y su hijo para robarles una autocaravana, que usó con los miembros del comando de ETA al que pertenecía para atentar contra una torre eléctrica de Castellón en 2007. Lupiáñez cumplió una anterior condena, de 11 años y 11 meses de prisión.
Juan Jesús Narváez
En su momento fue considerado por la Justicia española como «uno de los miembros más sanguinarios de ETA»: una descripción con la que fue saludada su detención en México, país al que había huido con su pareja, la también etarra Itziar Alberdi. Condenado a 60 años por el asesinato de dos policías en 1991, se fugó ese mismo año al país americano, donde llevó una doble vida hasta que fue localizado en el año 2018. Veintidós años después de su fuga, fue juzgado y condenado en España tras ser extraditado por las autoridades mexicanas.
Asier Mardones
Cumple una condena de 35 años de cárcel por diversos delitos de lesiones, asociación ilícita, falsificación de documento público y daños y estragos. Entre sus actos delictivos destaca la colocación de artefactos explosivos en la empresa de transportes guipuzcoana Azkar, causando daños materiales en el año 2003. Fue trasladado a Logroño en julio.
Aitor Fresnedo
Encarcelado en Logroño desde agosto, Fresnedo ingresó en prisión en 1996 con una condena de 30 años y seis meses por los delitos de asesinato (acabó con la vida de un policía nacional en Bilbao), terrorismo, atentado, depósito de armas, tenencia de explosivos y desobediencia. Cumplió las tres cuartas partes de la pena en 2015, según informó la Administración cuando dio cuenta de su traslado a Logroño: «Acepta la legalidad penitenciaria y participa en actividades programadas». Tras recibir el segundo grado, se propuso su traslado desde Jaén a un centro penitenciario próximo a su vinculación familiar. Formó parte del comando Galicia, que en 1996 intentó asesinar al entonces presidente gallego, Manuel Fraga.
Santiago Vicente Aragón
Uno de los más veteranos terroristas de la prisión logroñesa, fue condenado en el 2003 a 43 años de prisión por delitos de pertenencia a banda terrorista, depósito de armas, tenencia de explosivos y falsificación de documentos. Pertenecía al comando Buruntza y en el momento de su captura, él y los otros cuatro detenidos disponían de 200 kilos de dinamita, lanzagranadas, subfusiles y otras armas y municiones.
Iván Apaolaza
Extraditado por Canadá en el 2008, fue condenado en el 2014 a 123 años por pertenecer al comando que participó en el asesinato en Madrid, el 21 de enero del 2000, del teniente coronel del Ejército de Tierra Pedro Antonio Blanco, crimen que puso punto final a la tregua que ETA decretó el 5 de septiembre de 1998. Aunque la banda prohíbe a sus presos participar en actividades en prisión, desoyó este veto en 2018 y ganó un premio literario en la cárcel de Granada, donde estaba ingresado. Su relato se titulaba 'Veneno'.
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