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A todo quien quisiera escucharle, y con quien tuviera alguna confianza previa, Maria Martín llevaba tiempo advirtiendo de que quería abandonar su responsabilidad como secretaria general del partido, la noticia que cristalizará este miércoles cuando se reúna su cúpula. Todo un símbolo de los ... malos tiempos que atraviesa su partido, porque pocos dirigentes encarnan con mayor exactitud que ella el abismo que separa aquella radiante mañana de Riojaforum, cuando José Ignacio Ceniceros se hizo con los mandos del partido para sorpresa y consternación de Cuca Gamarra y los suyos, como la exconsejera de Sanidad. Aquella María Martín triunfante, de semblante risueño, que posaba para la prensa recién nombrada como número dos por lo tanto del partido, emanaba una ilusión contagiosa. Miembro del clan más cercano a su jefe, con quien le vinculaba una pasión común por los Cameros, el entusiasmo con que atendía a los periodistas con su habitual gentileza parecía capaz de todo. Incluso de simultanear a la vez dos tareas tan complejas como reoxigenar el entramado sanitario que había heredado de José Ignacio Nieto mientras alineaba al PP riojano en la dirección correcta, luego de desmontar esa máquina que era el legado fundamental de Pedro Sanz. No puede decirse que haya triunfado en los dos cometidos. Tan cierto como que ha carecido de ayudas decisivas para resolver ambos encargos: las ayudas prometidas y jamás materializadas por quien le designó para un doble puesto tan envenenado. La cadena de mando en su partido se rompe ahora por donde siempre: por el eslabón más débil.
Ocurre que las relaciones entre Martín y su otrora jefe se habían desgastado con tal intensidad que de hecho ya ni siquiera ejercía su cargo. Era habitual su ausencia en actos internos de cierta envergadura, tanto como su incomparecencia ante los medios de comunicación. Le sustituía en esa tarea Diego Bengoa, quien se perfila como su sucesor: el mismo a quien la cúpula del PP tuvo que situar en la sala de máquinas de Duquesa de la Victoria cuando se hizo evidente que la designación de Martín no terminaba de cuajar. No fue bien aceptada en ciertos sectores, los más tradicionales de su partido (el mismo tratamiento que recibió curiosamente su rival Gamarra cuando optó a relevar a Sanz) y acabó aceptando que esa actividad orgánica le restaba energía para desempeñar como deseaba la cartera de Salud. A costa de un desgaste muy evidente que sus colaboradores subrayaban como prueba de la entrega con que había acometido ese desafío como consejera. Quien, consciente del trance que estaba atravesando, aseguraba que al menos siempre mantendría intacta su sonrisa. Una promesa que ha mantenido, incluso cuando su semblante se llenaba de nubes: Martín disimulaba mal.
La política riojana, tan laberíntica, quiere que ahora coincida su declinante estrella con el auge de la derrotada en Riojaforum. Gamarra parece haberse convertido en la voz del PP riojano, aprovechando su ascendente en Génova y haciéndose con el sitio que otros se niegan a ocupar. La misma Gamarra a quien Ceniceros, con la elección de Martín, enviaba un aviso de cuáles eran sus intenciones, una maniobra tan evidente que puso demasiado a su consejera en el foco de las intrigas. Martín, que sonó incluso como potencial opción para encabezar la lista de su partido si su presidente hubiera decidido apartarse, fue también la baza que alguna vez se esgrimió para encontrar a alguien que concitara algo parecido al consenso e impusiera la concordia perdida. Alguien capaz de resetear al viejo PP y situarlo en la trayectoria que exigen los nuevos tiempos, tan líquidos como volátiles. Pero en el clima enrarecido que siguió a la sucesión de Sanz y el ambiente funeral, de perplejidad paralizante, que ha acompañado la gestión de Ceniceros de derrota en derrota, elección tras elección, Martín se convirtió en lo que tal vez tanto temía: en la víctima propiciatoria. Deja la secretaría general pero aspira a mantener el acta como diputada. Una rareza más en un partido cuyo jefe no se sienta en el banco destinado al líder de la oposición.
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