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Como todo en la vida, pocas son las cosas intrínsecamente malas o buenas. Y en ocasiones, guste o no, los matices prevalecen sobre las afirmaciones concluyentes. A esto hay que sumar los avances de la ciencia -que hacen replantearnos lo que conocíamos y adoptar nuevos ... métodos y materiales-, junto a los nuevos conflictos de la sociedad de consumo, que lleva a ocuparnos de asuntos hasta hace poco desconocidos, con posturas enfrentadas y dispares, e incluso con cierto desconocimiento.
Una de estas cuestiones es el envasado del agua, un sector donde han surgido nuevas formas que se quieren anteponer a las que se venían practicando. Con esto nos estamos refiriendo al agua en tetrabrik, que se ve cada vez más en hoteles, restaurantes y coches VTC como Cabify.
Como sucede con prácticamente todo, hay partes que abogan por el brick de cartón ('Agua en Caja Mejor') y otros que no lo tienen tan claro.
Los puntos más fuertes que alaban los partidarios del tetrabrik son que es uno de los envases más sostenibles del mercado, compuesto en gran medida por recursos renovables, y cuyas emisiones netas de dióxido de carbono que desprende a la atmósfera equivalen a cero. Otro punto que destacan a favor sus defensores es la contaminación en el transporte, ya que sostienen que el traslado de las cajas plegadas contamina menos que el de las botellas de plástico o vidrio.
Sus detractores y fuentes del sector del embotellado del agua, sin embargo, ponen en alza que las botellas de plástico PET ya son 100% reciclables y contaminan menos porque logran la denominada economía circular, además de tener un gasto menor. Acentúan también el hecho de que el brick de cartón lleva papel de aluminio por dentro y producto químico. Por tanto, hace difícil (si no imposible) que se reciclen todos los envases del mercado, ya que hay que separar dichos materiales para que el proceso sea sostenible.
Por su parte, también desmienten que ocupen más que los bricks a la hora del transporte, ya que señalan que las botellas no se compran hechas, sino en preformas, que son como tubos de ensayo pequeños que ocupan menos que el cartón.
El propietario del Café Bretón, Colo Cortés, es uno de los profesionales que se está deshaciendo del plástico en el local que regenta en pleno centro logroñés. Según cuenta, comenzó con el agua hace ya casi un año, volviendo a la de cristal retornable e implementando el envase de cartón para aquellos que se la quieren llevar, ya que «solo tiene desechable una capa mínima de aluminio interior, porque ya hasta el tapón -desde el 1 de enero- lo han transformado en resina».
Las pajitas también las han sustituido por las de cartón y están a la espera de una investigación que se está llevando a cabo en Italia, en la que están trabajando con otro tipo de materiales como el maíz para hacer un plástico.
Para el envase de los emparedados, harán lo mismo en un futuro. Según indica, lo hacen para «contribuir al medio ambiente y adelantarnos», debido a la aprobación en Europa de la prohibición de varios productos de un solo uso en el año 2021.
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