Educación y conocimiento. Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) exhibe con firmeza las bases de su pensamiento. Porque la educación -transmite- da la libertad y en ello tiene mucho que ver la universidad. La trayectoria y prestigio de Federico Mayor Zaragoza es tan dilatada y ... profunda que es difícil de condensar en apenas unas líneas pero, si hay algo que realmente le define es su compromiso humanista, de sobra cotejado. Protagonista de la Transición, ministro de Educación (1981-82), diputado en Europa (1987)... Infinidad de veces reconocido y distinguidas sus reflexiones, desde el año 2000 preside la Fundación una Cultura de Paz, aunque, para la mayoría de nosotros, siempre será recordado por aquella docena de años en la dirección general de la Unesco. Este viernes recala en La Rioja para sumarse al Claustro de Doctores Honoris Causa de la Universidad de La Rioja, la máxima distinción de nuestra universidad, que abrió en el 2007 Mario Vargas Llosa y que continuaron José Joaquín Barluenga , C. Stuart Butler y Daniel Baremboin.
-¿Cómo recibe este doctorado?
-Todos los doctorados son motivo de satisfacción porque yo creo que en estos momentos lo que necesitamos en el mundo y en España es que las universidades estén en la vanguardia de la movilización popular. Ahora ya podemos expresarnos, ya podemos decir lo que es científicamente correcto y lo que no lo es. Es algo que durante años no se ha podido realizar porque era muy difícil que junto a los políticos concurrieran los académicos, los intelectuales, los científicos, los artistas... ahora no; ahora yo creo que las universidades tienen una responsabilidad social inmensa. Por eso, para mí, es una alegría que una universidad me proponga colaborar en esta misión fundamental. El último informe del Grupo Internacional sobre Universidades es precisamente sobre la responsabilidad social que tienen las universidades en este momento. Para mí, es un honor incorporarme al claustro de la UR.
«Cada vez que escucho al señor Trump me preocupo muchísimo; es un supremacista»
-¿Ha esbozado ya las líneas de su discurso?
-Ya le he enviado al rector un extracto. No tengo aún los textos acabados. Lo que quiero es destacar el papel de la educación superior dentro de la sociedad en su conjunto en la libertad y la responsabilidad. La Unesco tiene una definición de educación que me encanta: ser educado es ser libre y responsable. Es lo que yo considero que debemos trasladar a todos los países y que la gente no confunda educación con capacitación. Hay veces que nos dejamos guiar por los informes Pisa, los que vienen de instituciones económicas... que están muy bien pero no se refieren a la educación sino a la capacitación. Uno puede saber muchas matemáticas, mucho inglés... y ser un perfecto maleducado en el sentido de que no es libre; está condicionado por dogmatismos, fanatismos, supremacismos... Ahora mismo, cada vez que escucho al señor Trump me preocupa muchísimo. Un señor que es un supremacista, que piensa que EEUU y los anglosajones son superiores, ya sabemos a qué conduce esto. Por tanto, yo creo que es muy importante incorporarse al claustro de una universidad que represente una manera de pensar basada en el rigor científico y en la creatividad.
-Hay personajes como Trump o Putin cuyas actitudes son realmente preocupantes.
-En el caso de Trump es muy preocupante el propio personaje. En el caso de Putin, más preocupante que él es la manera con que Europa ha tratado a Putin y ha tratado a Turquía. En lugar de atraer a los otomanos, tratar de atraer a este inmenso país que es la federación rusa, esta Europa los ha expulsado. Esta Europa que debería ser una Europa política, social, cultural y de valores, en estos momentos es una Europa estrictamente monetaria, insolidaria. Se están ahogando los emigrantes y refugiados en el Mediterráneo. En lugar de criticar a Putin, lo que hay que hacer primero es recomponer nuestra casa y decir: esta casa no se va a basar en la moneda ni en intereses cortoplacistas; esta casa se va a basar en los principios que desde siempre Europa ha trasladado al mundo. En el año 2000 se hizo un documento que es una preciosidad: es la carta de derechos fundamentales de la UE. Yo recomendaría a los actuales gobernantes que la lean y apliquen. Es ahí donde esta la solución de Europa. La solución de Europa no está en marginar a las Naciones Unidas e introducir el G7, G8 o el G20. ¿Qué es eso? ¿Cómo vamos a aceptar que 7 o 20 países ricos manden en el conjunto si somos 196 países en el mundo?
«¿Cómo vamos a aceptar que los 7 o 20 países más ricos manden si somos 196 países en el mundo?»
-Ese silencio cómplice de Europa frente a las atrocidades...
-Europa era un ejemplo de generosidad que ayudaba a los países al desarrollo para que la gente pudiera vivir dignamente en sus países. Ahora le hemos dado la vuelta. Se da el escándalo de que cada día invertimos 4.000 millones de dólares en armas y gastos militares y se nos mueren de hambre y extrema pobreza miles de personas, la mayoría niños. Por eso le digo que las universidades tienen un papel muy importante de torre de vigía, nos tenemos que anticipar, estamos en el Antropoceno, mañana puede ser tarde, tenemos que pensar en las generaciones venideras. Todo esto es una responsabilidad inmensa para las universidades.
-Da la sensación en la actualidad de que la violencia se ha instalado en todos los niveles de nuestra vida: desde las guerras al espacio incluso más doméstico.
-Soy un científico y me gusta poner los términos proporcionales. Lo que ha pasado en Siria es el resultado neoliberal de haber sustituido a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos de 5 u 8 países, es un disparate como el resultado de la primavera árabe. ¿Por qué? Porque en lugar de estar en el seno de unas Naciones Unidas reforzadas, hemos aceptado lo que hicieron en su día Reagan y Thatcher de marginar a las Naciones Unidas y poner en su lugar a todos estos grupos oligárquicos. Cuando se habla de violencia hay que ser muy cuidadosos. Si se dice que hay violencia escolar por un profesor hay que mirar qué representa esto desde el punto de vista del conocimiento. ¿Eso es una información o una noticia?. Es una noticia que nos habla de un caso. Luego hay que ver cuántos profesores hay en España (casi 850.000), cuántos alumnos (casi 10 millones)... La idea que quiero transmitir es que tenemos que ser muy cuidadosos y que las noticias no se transformen en información y menos en conocimiento, sin estar muy matizadas y sin encontrar la proporcionalidad. La inmensa mayoría de los ciudadanos no son agresivos, viven de manera normal y con buenas relaciones. Lo que no podemos es transformar las noticias en información y conocimiento.
«Tenemos que inventar el futuro. La universidad debe demostrar que el porvernir está por hacer»
-Estas grandes movilizaciones que estamos viviendo de pensionistas, mujeres con el 8M, ¿qué nos están diciendo como sociedad?
-A mí me están llenando de satisfacción. El primer punto de la carta de las Naciones Unidas de 1945 era una preciosidad. Dice así: 'Nosotros los pueblos hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra'. Es una maravilla ¿verdad? ¡Nosotros los pueblos! En aquel momento era prematuro porque los pueblos no podían expresarse pero desde hace veintitantos años con la tecnología digital ya podemos expresarnos presencialmente y en el ciberespacio y además podemos manifestarnos porque podemos decir lo que pensamos, y antes, no. Yo estoy ahora entusiasmado porque las mujeres están tomando el liderazgo en el mundo. Nelson Mandela me dijo en su día que la mujer sería la piedra angular de la nueva era. Es lo que creo. Cuando he visto un millón de manifestantes en Washington, los jóvenes en EEUU que son los que van en contra de la posesión de armas, cuando he visto que los pensionistas son capaces de mantener con firmeza sus puntos de vista, he pensado que estamos en el buen camino.
«Nelson Mandela me dijo un día que la mujer sería la piedra angular de la nueva era. Es lo que creo»
-¿Tenemos futuro como sociedad?
-Sí pero lo tenemos que inventar. Kennedy dijo en 1963 -y a mí me gusta recordar- que 'no hay ningún desafío que se sitúe más allá de la capacidad creadora de la especie humana'. Así que lo que tenemos que hacer en las universidades es demostrar que el futuro se inventa, que el porvenir está por hacer.