«Es momento de arrancar ya viñas, en el Consejo Regulador hemos sido demasiado tibios»

– A tres días para el inicio de la cosecha, ¿qué previsiones tienen?

– Somos optimistas, vamos a empezar diez días más tarde que el año pasado y son ya fechas más normales. Creo que eso es beneficioso porque podemos llegar a un momento de una maduración más lenta.

– Aunque ahora habrá que mirar aún más si cabe al cielo. ¿Qué piden en lo meteorológico?

– Sobre todo que no haya pedrisco, porque en este año no hemos tenido ni heladas ni accidentes de ese tipo. No está habiendo problemas sanitarios ni fúngicos. Y ahora parece que llegan unos días de moderación en cuanto al calor, con máximas en torno a 30 grados y mínimas de 15 o 17, que va a refrescar la planta y favorecer la maduración. Estupendo. Las expectativas de calidad son buenísimas, ideales. Tenemos la ilusión de que pueda ser una cosecha espectacular. Una súper añada ayudaría tanto a los vinos que vamos a envejecer como a los que se venden como jóvenes o con una crianza corta.

– Por pedir, también les gustaría una vendimia no muy elevada en cantidad, ¿no? Para no incrementar el stock y ajustar el equilibrio entre la producción y las ventas.

– Pero hay que ir más allá. Es momento de tomar ya medidas estructurales y me refiero a reducir el número de hectáreas en Rioja, llamémosle reestructuración diferida, arranque diferido... Pero arranque al fin y al cabo, sin ningún tipo de ambages. Este sector genera mucho valor añadido y mucha riqueza a la región pero necesita reducir la oferta para ser más atractivos. Si nos hacemos un poco más pequeños y buscamos entre todos la fórmula, confío en que en dos o tres años podamos volver a la senda de la rentabilidad, tanto en campo como en bodega.

– Habla de ser más pequeños, pero ¿cuanto reduciría? ¿Y dónde? Porque entiendo que también sus cooperativistas pueden verse afectados, ¿no?

– Estoy convencido de que Rioja, con un tamaño en torno a un 10% menor, puede tener un recorrido importante. Y hay fórmulas para el arranque porque Bruselas está hablando de una especie de reestructuración ampliando el plazo de vigencia de los derechos. Puede ser un arranque diferido y dar al sector oxígeno durante ocho o diez años o un arranque definitivo para hacer esto más pequeño. Se deberían poner criterios de calidad pero lo que va a determinar la decisión serán las condiciones de baja rentabilidad o de falta de relevo generacional.

– ¿Lo abordarán ya en el pleno del Consejo Regulador? En el último pleno de junio se acordó crear un grupo de trabajo para estudiar este asunto.

– Estamos siendo demasiado tibios. Hemos perdido uno o dos años. Hasta ahora hemos intentado achicar agua y hemos ganado tiempo, con la vendimia en verde y con la destilación, pero hay que tomar ya cartas en el asunto.

– También ha sido polémico en los últimos meses el asunto de cómo poner coto al vino de mesa. Parece que las cooperativas se resisten a eliminarlo cuando sobran 100 millones de litros, por no decir 150, de vino amparado.

– Los vinos varietales y de mesa van a seguir existiendo y un altísimo porcentaje de operadores de Rioja van a seguir vendiendo vino de mesa. Aquí hay una demagogia exagerada. Yo vivo de la Denominación de Origen Rioja y el vino de mesa era un complemento para mis agricultores, pero de un ridículo 4%, y lo que se plantea es quitarles esa renta. Si la gente no lo entiende, no seré yo quien haga bandera de este tema. Vamos a seguir apretando, sobre todo comercialmente, y buscando la rentabilidad de nuestros socios.

– ¿Estarán satisfechas las cooperativas con el Gobierno riojano? En la orden para regular las ayudas a la destilación han sido las más favorecidas.

– Estamos satisfechos, sí, pero es lo normal. El viticultor que ha vendido sus uvas no tiene problemas pero sí las cooperativas que han elaborado el vino y no lo comercializan.

– ¿Y la vendimia en verde de este año ha sido más efectiva que la de 2023?

– Nosotros hemos hecho relativamente poca vendimia en verde, unas 100 hectáreas, porque confiamos en poder comercializar nuestra producción. Algo ayuda pero es un parche.

– ¿Y es sostenible que el sector esté tratando de salir de una de las peores crisis de su historia a golpe de ayudas públicas?

– Durante un tiempo los gobiernos tienen la obligación de evitar que un sector, y más éste que genera mucha riqueza, se desplome. Pero a partir de ahora, repito, hay que tomar medidas estructurales que miren más allá y creo que el Gobierno de La Rioja también está en esa onda.

– ¿Qué pasará al año que viene si las subvenciones se reducen o incluso se eliminan? ¿Veremos cierres de bodegas y cooperativas, habrá viticultores que abandonen los viñedos?

– Sin las ayudas a la destilación y a la vendimia en verde de estos años, hubiésemos tenido problemas muy serios. Claro que pueden llegar en 2025, que sea el año del Big Bang... Confiemos ahora en una cosecha corta, luego en una buena campaña de Navidad... Pero el riesgo está ahí.

– ¿Cómo está afrontando este momento crítico el mundo cooperativo? Porque muchas sociedades no pudieron vender el vino de 2023 y la cosecha de 2024 está ya encima.

– Creo que el sector cooperativo no ha hecho los deberes y cuando las cosas iban bien han estado muy cómodas vendiendo su granel y esperando que una u otra bodega lo comprara, sin ir más allá en la comercialización. Ademas, las cooperativas están muy atomizadas y en La Rioja debería haber tres o cuatro, con modelos de negocio sostenibles y economías de escala, y no veintitantas como ahora. Hay que ser competitivos.

– ¿Y es sostenible el modelo de Rioja tal y como lo conocemos o está en peligro, a pesar de que se están haciendo mejores vinos que nunca según los expertos?

– Yo confío mucho en Rioja pero tenemos que dejar de pegarnos entre nosotros y tirar todos para adelante: grandes, pequeños... Todos somos igual de dignos y de profesionales. Pero también quiero decir que las bodegas grandes necesitamos un poquito más de respeto y me duele muchísimo porque recibimos críticas de algunos operadores que son absolutamente injustas, con lo que cuesta vender, con lo que cuesta mantener las estructuras...

– Pide respeto, denuncia críticas... ¿A quién se refiere?

– Especialmente a las Bodegas Familiares. El sector está en una situación muy difícil y cada uno tiene que buscarse la vida como puede pero con respeto. Yo lo tengo hacia ellos y, por ejemplo, en el tema del arranque ellos fueron los primeros en comentar el tema y yo dije que llevaban razón. Veo un clima de tensión en la Denominación y es necesaria una paz social en Rioja entre cooperativas, organizaciones agrarias, bodegas... para remar todos en la misma dirección. Es la única forma de mandar mensajes positivos al consumidor.

– Hablemos de las ventas, que siguen en caída libre y e incluso por debajo de la pandemia si se comparan los primeros semestres. ¿Qué se puede hacer para revertir la situación?

– No tengo la bola de cristal. Yo como operador estoy siendo más agresivo que nunca en la comercialización, buscando nuevos mercados y nuevos productos. Por ahora, hasta julio llevamos un 8% de crecimiento, pero la situación está muy complicada. Espero que esta inercia negativa cambie y cerremos el año en la Denominación planos, pero eso no es suficiente. Yo pensaba que habíamos tocado suelo en el año 2023 pero parece que no es así.

– Entonces los viticultores pagaron un 10% más de lo que cobraron para producir su uva. Siguen siendo el eslabón más débil de la cadena. ¿Hasta cuando podrán aguantar así?

– Los agricultores tiene capacidad de resistencia, quizá más que otros autónomos, pero tienen un límite. Y cuando se vean en él deberán tomar decisiones, diversificar cultivos...