«Cuando entras a estas carreras, no sabes a lo que te vas a enfrentar»

Juan Díaz decidió darle hace dos años una segunda oportunidad al sistema universitario. Después de dejar sus estudios en Ingeniería Electrónica, Industrial y Automática –porque no estaba preparado para afrontar su nivel de exigencia–, cursar un grado superior y trabajar durante cuatro años como diseñador mecánico, se matriculó en Ingeniería Mecánica en la Universidad de La Rioja (UR).

«Mi experiencia laboral me hacía ambicionar cada día más conocimientos de esta rama y, por ello, me replanteé volver a esta carrera», reconoce antes de añadir que «la visión y la madurez con la que barajé esta posibilidad no era la misma que la que tenía con 18 años, con los que no tenía claro qué quería hacer en la vida». Cuando se adentró en esta especialidad, «ya sabía lo duro y exigente que es estudiar un grado de estas características, porque uno de los principales problemas que conllevan estas carreras es que no sabes a lo que te vas a enfrentar, cuando el salto de exigencia y de compromiso es exponencial en comparación con otros estudios, como el Bachillerato o la Formación Profesional».

De ahí que su experiencia esté siendo «toda una prueba de resiliencia». Esta titulación, asegura, «te obliga a aprender a tomar decisiones, a gestionar el tiempo de la mejor manera posible, a colaborar unos con otros y a trabajar en equipo». En cuanto a la formación, sin embargo, apunta que hasta este segundo curso la mayor parte de las asignaturas «son extremadamente teóricas». Pero no se arrepiente de su decisión. «Dejar un trabajo estable, donde aprendía algo nuevo todos los días y pensar en la promesa de un mejor futuro para mí y para mi entorno, me hace apalancarme fuertemente en mi decisión y no renunciar a ello». Sin embargo, hubo quienes, durante el curso 2019-20, terminaron dejando esta carrera, que alcanzó una tasa de abandono del 37,6%. Una decisión que, a su juicio, está fundamentada en el covid, que al conllevar «un cambio radical en la manera de impartir conocimientos, pudo mermar mucho el interés en esta rama».

Como él, Héctor Delgado decidió cursar una Ingeniería Mecánica. «En el instituto, me gustaba la física y las matemáticas por encima de otras materias, por lo que vi claro estudiar una ingeniería, pero fue la asignatura de Tecnología Industrial la que me ayudó a decantarme por esta rama». Desde entonces, desde que comenzó hace casi cuatro años sus estudios en esta carrera, ha afrontado «situaciones mejores y peores, pero hay bastante cercanía y la formación impartida es buena, en general. Tuve la oportunidad de irme de Erasmus y no he tenido la sensación de estar menos formado que otros estudiantes internacionales o de otras comunidades».

En su caso, nunca se ha planteado tirar la toalla, si bien es consciente de que la tasa de abandono en esta carrera «era elevada, pero no deja de sorprenderme». Una situación que, a su juicio, está fundamentada en que «se juntan muchos factores, porque estas carreras son muy técnicas». En este sentido, expone que «aunque te hayas esforzado mucho, puedes tener un error en los exámenes que puedes acabar pagando con una recuperación o repitiendo una asignatura. Si vas justo, se te pueden acumular varios suspensos, lo que lleva a muchas personas a pensar que esta carrera no es para ellos, aunque no sea cierto. Pero también hay quienes entran buscando algo que, al final, no era lo que esperaban».

Cuando Marcos Sáenz empezó Matemáticas, se dio cuenta de que esta titulación no se correspondía con las expectativas que tenía de ella. «Cuando entré, no me convenció mucho porque eran unas matemáticas distintas a las que habíamos dado en Bachillerato. Me esperaba una carrera totalmente distinta y, por eso, me planteé cambiarme a otra titulación, pero quise terminar el primer año para ver cómo evolucionaba y, poco a poco, me fue gustando más. Ahora entiendo las matemáticas y me interesan mucho más. Estoy súper contento y disfrutando de la carrera», asegura. En cualquier caso, entiende que en esta rama se dé una alta tasa de abandono (del 24,3% durante el curso 2019-20) porque «en Bachillerato te ofrecen una idea más general y, cuando te metes en profundidad a alguna de estas carreras, resulta bastante complejo».

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