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No es la primera vez. Ni será la última. Las autoridades españolas, tanto autonómicas como centrales, siguen dando buena muestra de su lentitud habitual, dilatando la solución a un problema que estos días ha vuelto a la vida: la reventa ilegal de entradas.
En ... esta ocasión el reclamo era de los gordos. U2 vuelve a España este septiembre, y en dos sesiones. La primera, la del día 20, se agotó pronto. La segunda, la del 21, aún más: en aproximadamente un minuto, según denunciaban los fans, las plataformas oficiales de venta (como Ticketmaster) ya mostraban el cartel de «entradas agotadas».
Lo cual podría, en principio, parecer natural. Primero, porque en los días previos había habido ventas restringidas, dirigidas a clubes de fans o a los compradores del disco de los irlandeses. Y segundo, porque no se sabía oficialmente el número de entradas que se ponían a la venta, y se suponía que muchos miles de personas se agolparían ante sus pantallas buscando una entrada.
Agotadas, pues... o no tanto. Porque esas entradas seguían a la venta, sólo que en webs no oficiales. Páginas como Viagogo o Stubhub, que además ocupaban los primeros lugares (pagados) en las búsquedas de Google sobre entradas de U2. Webs que lo que ofrecen es entradas revendidas, a un precio superior al original.
De hecho, por esa «pre-venta» restringida, se dio el curioso fenómeno de que había entradas a la reventa... antes de que se abriera el fugaz periodo de venta oficial. Las entradas que estaban entre 35 y 195 se encontraban ya este pasado viernes a partir de 250, y en algunos casos por encima de los mil euros.
Sí, es verdad, la reventa está prohibida en España. Pero lo está en un texto legal que se creó para el Mundial de 1982, y que dice textualmente: «Queda terminantemente prohibida la venta y la reventa callejera o ambulante de localidades». Y claro, Internet no es ni callejero ni ambulante.
Así, en realidad lo que están haciendo estas webs (y otras que funcionan en teoría como punto de encuentro entre particulares) es totalmente legal. De ahí que haya que reformar la ley, pero es algo que no se está haciendo precisamente muy deprisa.
A mediados del 2017 ya las comunidades y el Gobierno se reunían para ponerse a ello. Y este viernes, de nuevo, el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, reconocía que la situación no es «normal», y que es la policía la que tiene que investigar qué está ocurriendo exactamente.
Así, el ministro declaraba a Europa Press que no es «normal» que a los pocos minutos de salir a la venta se acaben las entradas causando un «perjuicio» a la gente que quiere asistir y que ve que en otras web le venden las entradas a un precio superior. Un incremento de precio que, a su juicio, constituye «una estafa» para los propios grupos, en este caso U2, que no perciben ese incremento.
«Tenemos que acabar con ello, tiene que haber transparencia en todos esos procesos», insistía. El ministro recordaba que ya se ocuparon hace unos meses de este tema con los conciertos de Joaquín Sabina y Alejandro Sanz. Además, comentó que llevó esta cuestión a la Conferencia Sectorial de Cultura, porque es «competencia de las comunidades autónomas», donde se estableció una comisión que está estudiando modificaciones legales para resolver esta cuestión.
Pero mientas eso ocurre, la situación se repetirá... con el próximo U2.
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